Víctor Hugo (Francia): Dios (fragmento). Ascensión en las tinieblas. Versión de Tomás Segovia
Este material es publicado con autorización del poeta José Javier Villarreal, director de la Capilla Alfonsina, previamente también Minerva Margarita Villarreal había permitido la publicación de este fragmento de la obra del poeta Víctor Hugo. El poemario, Dios (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2013), del cual se extraen un fragmento de la primera parte es forma constitutiva del proyecto editorial “El Oro de los Tigres” y su edición conmemoró el 85 aniversario de la Universidad Autónoma de Nuevo León y es un homenaje de un grupo de escritores de lengua española a Alfonso Reyes en su faceta de traductor. La edición es una versión de Tomás Segovia, prologado por Rafael Argullol y con una presentación de la poeta Minerva Margarita Villarreal. Compartimos el prólogo previo a la lectura del poema.
A la caza de una sombra. Sobre el poema Dios, de Víctor Hugo: Rafael Argullol
Víctor Hugo (Besançon, Francia, 1802-París, 1885)
Dios
(fragmento)
Ascensión en las tinieblas
Versión de Tomás Segovia
I
El espíritu humano
Y veía, a lo lejos, arriba, un punto negro.
Como se ve una mosca en el techo moverse,
Iba y venía el punto; la sombra era sublime.
Y siendo el hombre alado cuando piensa, el abismo
me atraía en la noche más y más cada vez
como un alga que arrastra un flujo tenebroso
Y hacia ese punto negro, en la lívida hondura,
me sentía emprender desde mí mismo el vuelo
cuando fui detenido por alguien que me dijo:
—Alto.
Y, al mismo tiempo, vi extenderse una mano.
Estaba ya muy alto entre la nube oscura.
Y vi que aparecía una extraña figura;
Un ser lleno de bocas, de alas y de ojos,
Vivo, lúgubre casi y casi radiante.
Volaba, vasto; varias alas tenía calvas.
Al mover las pestañas de sus ojos terribles,
hacía más rumor que una banda de pájaros,
y sus plumas hacían un ruido de grandes aguas.
Pesadilla carnal o visión de un apóstol,
parecía una bestia, parecía un espíritu.
En el aire en el cual le sorprendió mi vuelo,
parecía dar luz y crear las tinieblas.
En calma me miraba en las fúnebres brumas.
Y yo sentía en él alguna cosa humana.
¿Qué eres, pues, tú que vienes a cerrar mi camino,
ser oscuro, temblando al soplo de estas brumas?
—le dije.
Respondió: Soy una de las plumas
de la noche, ave oscura de sombras y de rayos,
pavo real abierto de las constelaciones.
Soy lo que corre, vuela, vaga, se hincha, se calma;
soy a la vez aquello que se desploma, pesa,
traba al ala que vuela, retiene a lo que escapa,
y baja, pues el fondo de mi ser es la noche.
—¿Tu nombre?
Replicó:
Para ti que ves, lejos
de las causas flotando, sólo un haz de las cosas,
soy el Humano Espíritu.
Yo me llamo Legión.
Yo soy el gran enjambre de los ruidos, contagio
de las palabras vivas que van de un alma a otra.
Soy soplo. Soy ceniza, soy humo y llamarada.
Ora instinto brutal, ora impulso divino.
Soy ese gran pasante, vasto, invencible y vano
que llaman viento, y tengo el lucero y la chispa
en mi palabra, y soy aliento universal;
no la boca: el aliento; un céfiro me agranda
y me bate; cuando he respirado, he dicho todo.
Gigante, enano, falso, veraz, sordo y sonoro,
populacho en las sombras y pueblo en las auroras;
digo yo, digo nosotros; afirmo, negamos.
Soy flujo de las voces y de las opiniones;
el fantasma del año, del mes, de la semana,
hecho del grupo en fuga de la neblina humana.
Hombre, la rueda oscura de la contradicción
se mueve siempre en mí, yo soy como Ixïón.
Demos, soy yo. Yo soy lo que anda, espera, rueda,
llanto y risa, fe y duda; soy el demonio Masa.
Soy, igual que la tromba, huracán y pilar.
Al mismo tiempo vivo en el modesto hogar.
Sí, yo arranco al tizón la chispa repentina
que hiere a un vago germen que se oculta en el cráneo,
y que hace en el espíritu pensante una explosión
con las frentes dobladas que horadan la tiniebla.
Vivo a su lado, íntimo vigilante, y colombino
el lúpulo de Flandes y la viña sabina,
la franca dicha ática y el reír de los galos,
soy perfume, veneno, bien, mal, silencio, ruido,
arriba mediodía, abajo medianoche;
voy y vengo, yo soy la alternativa triste,
la hora que hace salir, galopeando, la sombra,
de día doce apóstoles, de noche doce césares.
Con lo bello doy forma a lo grande: hago el arte.
En los medios humanos, en las brumas carnales,
me muevo y veo; yo soy el tropel de pupilas.
Yo soy lo universal y yo soy lo parcial,
y nazco del vapor como el agua del cielo,
y broto de la roca igual que la saxífraga.
Salgo de verdes sendas, del mojón de los campos,
de un harapo de ahogado secándose en la arena,
del fuego que se apaga, de la flor que se mustia.
Me he llamado Pirrón, me he llamado Aristófanes,
Demócrito, Aristóteles, Esopo o bien Luciano
Diógenes, Timón, o Plauto, o Plinio el Viejo,
Cervantes, Bacon, Swift, Locke, Rousseau, Voltaire.
Yo soy el resultante enorme de la tierra:
La razón.
Soy quien dice: Ésta es tu esfera. Aguarda. Para
Todo ser, hombre o piedra, ángel o bestia, tiene
sus fronteras, y debe, preso en su forma de hoy,
someterse a las leyes que se anudan en él.
Tengo por nombre Límite, tengo por nombre Centro.
Soy guardián del umbral de cualquier mundo. Vuelve.
Todo lo tengo asido, circunscrito, domado.
Desconfío, por miedo de llegar al extremo,
de la locura un poco, de la sensatez mucho.
Yo tengo el entusiasmo y el apetito atados.
Para que lo real no lo aparte del bien,
unzo al género humano un perro y un león.
Como soy soplo y peso, nada puede evitarme,
pues todo flota, espíritu; todo gravita, cuerpo.
Y la explicación, ya te lo he dicho, oh viviente,
es que soy el espíritu material, soy el viento,
y a la vez la materia impalpable, la fuerza.
Hago que toda savia quede tras la corteza
y empaño con mi soplo todo espejo tramposo.
Contra la borrachera del siniestro infinito
guardo a los pensadores, pobres moscas endebles.
Cojo los pies de aquellos que al azul dan sus alas,
el antiguo descuido con sus amables leyes,
paz, libertad, contento, sensatez es lo mío;
es con lo que emborracho a Sterne y Erasmo, incluso
a Diderot salvaje; y hago verter un poco
desde el jarro de Horacio hasta el de Rabelais.
Prosiguió:
—A quienquiera que empiece yo le grito:
—Basta. No más. —Yo soy el inmenso mediocre.
Cada vez que se habla y que se dice: Moda,
intermedio, mediano, mediador, meridiano,
con todos esos términos se me invoca y conmina,
y a veces se me ensalza, a veces se me injuria.
Soy la idea de Centro; el ser neutro que va
sin ver abajo a Iblis ni arriba a Jehová;
en el número soy Multitud; en el ser,
límite: me opongo a saber demasiado,
buscar, hallar, errar; a llegar hasta el fin;
soy Todos, misterioso enemigo de Todo.
Soy la ley que detiene, que amuralla, que ciñe
y a la naturaleza da siempre un horizonte;
azul e irrespirable, el éter en las cimas,
y en el abismo sordo e implacable, el peso.
Víctor Hugo (Besançon, Francia, 1802-París, 1885) escritor, crítico, pintor y académico francés. Considerado como uno de los grandes exponentes del romanticismo y de la literatura francesa en general. Inició su carrera como escritor escribiendo poesía, novelas y obras de teatro. A los catorce años recibió un premio de la Academia Francesa y a los diecisiete obtuvo el premio de la Academia de los Juegos Florales de Tolosa. Fue caballero de la Legión de Honor, miembro de la Academia Francesa, de la Asamblea constituyente y del Senado, entre otros cargos. Permaneció en exilio durante dieciocho años (1852-1870) y regresó a París después de la caída del Segundo Imperio.
Tomás Segovia. Nació en Valencia, España, el 21 de mayo de 1927; murió en la Ciudad de México, el 7 de noviembre de 2011. Poeta, ensayista y narrador. Radicó en México desde 1940. Estudió Filosofía y Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam y Lengua Francesa en el Institut Français d'Amérique Latine (México). Certificat d'Aptitude à l'Enseignement de la Langue Française (La Sorbona). Fue editor de la Dirección General de Publicaciones de la unam; secretario de la colección de clásicos universales; organizador y director de La Casa del Lago; profesor de El Colegio de México, donde creó el Centro de Enseñanza e Investigación de la Traducción; director de la Revista Mexicana de Literatura; jefe de redacción de Plural. Traductor de Giuseppe Ungaretti, André Breton, Alain Borer, Cesare Pavese, Victor Hugo, L. Febre, Roman Jacobson, Paul Vignaux, Mircea Eliade, Rainer María Rilke, Jacques Lacan, Frances Yates, William Shakespeare, Gérard de Nerval y muchos otros. Colaborador de Plural, Revista Mexicana de Literatura, Revista Universidad de México yVuelta. Becario de El Colegio de México, 1953; del cme, 1954 y 1955; y de la Fundación Guggenheim, 1968 y 1976. Miembro del snca desde 1994. Premio Xavier Villaurrutia, 1973, por Terceto. Premio Magda Donato, 1974, por Trizadero. Premio Alfonso x de Traducción Literaria, 1982, por Atalía, de Jean Racine. Premio Alfonso x de Traducción Literaria, 1984, por Poesías completas, de Gérard de Nerval. Premio Juan Rulfo, 2005, por su trayectoria. Premio de Poesía Federico García Lorca, 2008, por su aportación a la literatura.