Vicente Cervera Salinas (España): El sueño de Leteo
«El sueño de Leteo es un canto a lo perdido, escrito con la serena lucidez que da la distancia, pero también una constancia de cómo de las cenizas de la memoria puede volver a brotar el fuego». Piedad Bonnett «Vicente Cervera agita en sus versos sensualidad, misterio y erudición. Entre el himno y la elegía, El sueño de Leteo es su mejor libro hasta la fecha. Pasen y lean a un auténtico poeta». Luis Bagué Quílez «El sueño de Leteo es fundamentalmente un libro de poemas de amor puro y romántico. Un soplo hölderliniano de exaltación y desgarro recorre los poemas de la primera parte del libro. Hay evocación del tiempo de la dicha, y dolor y resignación de un presente conflictivo y vacío. Pero la vida empuja, y paulatinamente, en los poemas de la segunda y tercera partes del volumen, de nuevo irá haciéndose la luz. El lector, al fin, emerge renovado y cierra el libro con melancolía y aceptación, conforme de que todo sucediera, y de que ocurriera como en estas hermosas páginas se dice». Eloy Sánchez Rosillo
El libro puede adquirirse en el siguiente enlace https://www.editorialrenacimiento.com/calle-del-aire/2982-el-sueno-de-leteo.html
Vicente Cervera Salinas (España)
El sueño de Leteo
LETEO
Olvida a quien no eres. No eres quien crees.
Desenmascara al otro que está en ti.
Purga los pecados del vago olvido.
Denuncia el obraje de oscuro fuego.
Silencia el sopor de la sangre, escupe
al cristal que te observa y reescribe
la letra borrada en el manuscrito
que salvaste en la infancia inmaculada.
Desconfía por siempre del intruso
que habla por tu boca y bebe en tu sed.
Florece en tu lujuria. No des pábulo
a su pesadilla y ábrete al sueño
de tu madrugada. Sal del cauce
de ese río cuyo nombre ningún
recuerdo albergará. Cruza las manos
si no hallas otro modo para orar.
Renuncia al presagio que te aprisiona.
Lanza el tintero al vacío y aléjate
del recuerdo obsesivo en el letargo.
Al impostor de la conciencia rásgale
los velos, desnuda sus argumentos,
refracta la apariencia de su luz.
Descubre quién eres y quién porfía,
sigiloso, en la turbia corriente
cuyo curso furtivo aún te arrastra
sin que logres su nombre conjurar.
LA INOCENCIA
Fue un tiempo detenido junto a tu cuerpo
y tu razón abismada, como un sueño
a punto de esfumarse en el olvido.
La caída siempre atenta y la torpeza
renacida, incapaz de controlar los bandazos,
el invisible jirón. Y mis brazos, la exhausta
voz, no pueden sostenerte en el vacío
sin fuerzas ya, sin más consuelo que saberte
hundido en la misma incontinencia del delirio.
Desprovisto del apacible don de transformarte,
amorosamente elevarte hacia un recodo
de quietud. Sé que no reposaré mientras
la ansiedad se reproduce e innúmeros
planean los recuerdos troquelados
cual monedas falsas. Florecerán
otros horizontes, una estrella nítida
donde viajar contando por minutos
sus años luz y rozando sus destellos
con un pulso inmaculado a fuerza de edad
y soledades. Allí estaré, esperando
tu paso firme y tu fulgor sin cuitas
ni aquelarres para entonar contigo
el dulce canto de alegría, que una vez
nos conjuró con la inocencia terrible
del visionario de incauto corazón.
DE TRIPAS, CORAZÓN
Y ahora dura menos la tristeza
y es menos honda y afilada,
pues conozco en parte su raíz
y aflora protegida por una invisible
iridiscencia, traída de tiempos muertos
consagrados a purificar heridas
tiernas. Ya no es tan aguda
y férrea, tan airada y contumaz.
Ahora emerge de entrañas
que se hicieron corazón. Rodeada
de aromas vanos y crecida en pastizales
simulando firmeza, se acentuaba
su sinrazón, se angustiaba su prolífica
locura alada. Ahora no lacera ya el recuerdo
como un necio y vil fantasma, cubriendo
de blanquecino vuelo los colores
insumisos donde se muestra deliciosa
la verdad. No es la escisión ni la arrogancia
de pertrecharse en el error mezquino
y en el sufrir perseverante y ciego.
Salgo de mi casa, escucho el tumultuoso
mundo. Se entretiene el prisionero en la sombra
y, cuando regreso, descubro asombrado
y risueño que ya marchó, como las últimas
cenizas que sobre el suelo cayeron
y algún poderoso viento borrara.
DOS ALMAS
Dos almas conversan en un lecho
sobre ese tiempo en que hablaban con Dios,
sobre el difuso dogma de la carne resurrecta,
mientras sus cuerpos despiertan.
La luz artificial de las farolas
se enciende sin que ellos se den cuenta.
Bajo la tela blanca anudan piel
y vocablos, y están calmos y nada
los puede agitar en su cielo.
Un arrebato de campanas concierta
sus latidos con la tarde que sangra.
Reposa Zaratustra en la mesilla
nocturnal, más allá de sus insignes
martillazos. Clamoroso, un gato
se arrulla. El silencio sobrecoge.
Y una sombra los une y los abraza.
VICENTE CERVERA SALINAS. Ensayista y poeta, Vicente Cervera Salinas profesa como catedrático de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Murcia, en cuya Facultad de Letras es docente desde finales del pasado siglo. Publicó su tesis doctoral, La poesía de Jorge Luis Borges: historia de una eternidad, en 1992, donde realizó su primera incursión en la obra del argentino, a la que ahora regresa con estas nuevas indagaciones. A ella le suceden trabajos como La poesía del Logos (1992); La poesía y la idea. Fragmentos de una vieja querella (2007) o El síndrome de Beatriz en la literatura hispanoamericana (2006). También ha editado la obra historiográfica de Henríquez Ureña y los cuentos de Virgilio Piñera. Su obra poética comprende: De aurigas inmortales (1993); La partitura (2001); El alma oblicua (2003) y Escalada y otros poemas (2010), habiendo sido traducido al francés, italiano, portugués, búlgaro y húngaro.