Poesía

Thomas Stearns Eliot (Estados Unidos): Miércoles de ceniza. Traducción de José Vicente Anaya

 

 

 

 

Thomas Stearns Eliot

 

Miércoles de ceniza (1930)

Traducción de José Vicente Anaya

 

 

I

 

Porque no espero retornar otra vez

porque no espero

porque no espero retornar

Con el deseo de la gracia y el alcance humanos

ya no me empeño en empeñarme tras esas cosas

(¿Por qué tendría que desplegar sus alas el águila ancestral?)

¿Por qué tendría que lamentar

el desvaneciente poder del reino ordinario?                 

 

Porque no espero saber otra vez

La gloria inestable de la hora precisa

Porque pienso que no

Porque sé que no debo saber

El único verdadero poder transitorio

Porque no puedo beber

Ahí, donde los árboles florecen y fluyen los manantiales,

porque no hay            nada que vuelva

Porque sé que el tiempo es siempre tiempo

Y un lugar es de cualquier modo un lugar

Y lo que es un hecho lo es por sólo una vez

Y sucede en un solo lugar

Me regocijo de que las cosas sean como son

Y rechazo a los rostros santificados

Y rechazo la voz

Porque no espero retornar

En consecuencia, me regocijo porque

Tengo que inventar algo sobre lo cual regocijarme

Y le rezo a Dios para que tenga misericordia de nosotros

Y rezo para que yo olvide

Las cosas que dentro de mí discuto demasiado

Y que explico con demasía

Porque no espero retornar

 

Permitid que estas palabras respondan

Por lo que está hecho y que no volverán a hacer

Y ojalá que no sea muy severo el juicio sobre nosotros

 

Porque estas alas no son del tamaño para poder volar

Sino meras aspas para mover el aire

El aire que hoy está completamente seco y es la poquedad

Más poquedad y sequedad de las que tiene el deseo

Para enseñarnos a estimar y desestimar

Para enseñarnos a estar en la quietud

 

Ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte

Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.

 

II

Señora, tres leopardos blancos echados bajo un enebro

Es un día frío, han comido hasta la saciedad

Hígado y corazón míos sobre mis piernas y el contenido

De las cavernas de mi cráneo. Y Dios ha dicho

¿Habrán de vivir esos huesos? ¿Habrán de vivir

Esos huesos? Y aquello que estaba contenido

en los huesos (que ya estaban secos) dijo chirriando:

Por la bondad de esta Señora y por su amor

Y porque en su meditación ha glorificado a la Virgen,

nosotros lucimos con brillantez. Y yo que estoy aquí

Encubierto, ofrendando mis actos al olvido y mi amor

A la posteridad del postre y al brote del melón.

Esto es lo que recubre mis instintos, las

Estrías de mis ojos y las porciones indigeribles

Que vomitan los leopardos. La Señora meditabunda

Con túnica blanca, contemplativa, con túnica blanca.

Permitid que la blancura ósea esté a tono con el olvido.

En ellos no hay vida. Así como estoy olvidado

Seré olvidado; por consiguiente, yo olvidaré

Al devoto incienso tan concentrado. Y Dios profetizó

En el viento, en el viento así porque sí

El viento escuchará. Y los huesos cantaron chirriando

Con el ánimo del saltamontes, y dijeron

 

Señora del silencio

Calma y afligida

Lloras, completa, entera

Rosa del olvido

Exhausta dadora de vida

Reposo abrumado

La rosa única

Que es todo el Edén

Donde acaban los amores

Terminan las tormentas

Del amor insatisfecho

La gran tormenta

Del amor satisfecho

Final del infinito

Viaje hasta el final

Conclusión de todo

Lo que no concluye

Discurso sin palabras

Y palabras sin discurso

Indulgencia por la Madre

En el Edén

Donde todo amor acaba.

 

Bajo el enebro los huesos cantan, dispersos y brillantes

Estamos contentos de estar esparcidos, nos hemos hecho el bien,

Un poquito, bajo un árbol en el frío de un día

Con la bendición de la arena

Todo se olvida entre sí, unidos en el silencio del

Desierto. Este es el territorio en que vosotros

Os dividiréis por la fortuna. Y no importa ninguna división

Ni ninguna unidad. Este es el territorio. Tenemos

Nuestra herencia.

 


III

 

En la primera pisada sobre el segundo escalón

Me di la media vuelta y miré hacia abajo

Y una figura igual volteó en el barandal.

Entre el vapor de un aire fétido,

Luchando con el diablo de las estrellas quien lucía

Un rostro falso de esperanza y desesperación.

 

En la segunda pisada sobre el segundo escalón

Los dejé balanceándose y torciéndose allá abajo

Desapareciendo los rostros y el escalón se oscureció

Mojado, dentado, como la boca babosa de un anciano

Que ya no tiene remedio o como el gaznate

Lleno de dientes de un viejo tiburón

 

En la primera pisada del tercer escalón estaba

Una estrecha ventana panzuda como higo

Más allá de un espino floreciente en su dehesa

La figura ancha quedada atrás se vistió

De azul y verde encantado

Al tiempo posible con su flauta antigua

El cabello al viento es dulce, cabello castaño

Sobre una boca que sopla

Cabello color lila y castaño

Distracción, música de flauta, descansos y

Escalones de la mente sobre el tercer escalón

Desvanecimiento, desvanecimiento. Fuerza

Más allá de la esperanza y de la desesperanza

Subiendo al tercer escalón.

 

Señor, yo no soy digno

Señor, yo no soy digno

Pero di una sola palabra y.

 

 

IV

 

¿Quién pasó entre una violeta y otra

Quién pasó entre

Los muchos tonos del color verde

Vistiendo azul y blanco como la virgen

Mientras hablaba de trivialidades con la

Ignorancia y el conocimiento del dolor eterno

Quién se movía entre los transeúntes

Quién fortaleció las fuentes y refrescó los manantiales

 

Quién congeló la rosa seca y le dio firmeza a la arena

Vistiendo el azul Delfino y el azul de la Virgen

Sovegna vos.

 

He aquí a los años que pasan portando con

Donaire violines y flautas para ponderar

A quien muere en el tiempo entre el sueño y

La caminata luciendo un hato de

 

Luz blanca, y que se envuelve en ella, haciendo u hato.

Los años nuevos pasan y ponderan a los años

Que cruzan una brillante nube de lágrimas y alaban

Con un verso nuevo y antiguo ritmo. Redimid

Al tiempo. Redimid

La ilegible visión del sueño mas alto mientras que

Unicornios enjoyados son conducidos en féretros dorados

 

La hermana silenciosa con velo azul y blanco

Entre las tejas, atrás del dios del jardín

Cuya flauta es su respiración, inclinada la cabeza

Y deja su huela sin decir una palabra

 

La fuente brota y el ave trina

Redimid al tiempo, redimid al sueño

A la palabra inaudible, arrebatada, no dicha

 

Hasta que el viendo sacuda al millar de

Murmullos que salen del tejado

Después de lo cual nos exiliamos.

 

 

V

Si perdemos la palabra perdida, si gastamos al mundo

Gastado; si el mundo inaudible y nunca hablado es inaudible y no hablado,

La continuidad está en el mundo no hablado e inaudible

La palabra sin palabra, la palabra en

Y para el mundo

Luz que resplandece en la oscuridad

Frente a la Palabra el mundo inestable

Gira para permanecer pendiendo

Sobre el centro de la Palabra silenciosa.

¡Oh, pueblo mío, qué te hice a ti!

 

¿Dónde encontrar la palabra, dónde resonará?

Aquí no, puesto que hay silencio suficiente.

Tampoco en el mar ni en las islas, ni en el

Continente, tampoco en los desiertos ni en las selvas lluviosas,

Para todos aquellos que caminan en la oscuridad

No habrá perdón para aquellos que tienen el vacío

En el rostro y no habrá tiempo para regocijarse

Por aquellos que caminan entre el ruido

Y la negación de la voz.

 

¿Rezará la hermana con velo

Por aquellos que caminan en la oscuridad y

Están de tu parte y se te oponen, aquellos

Que son llorados en la punta del cuerno entre una estación

Y otra, entre un tiempo y otro, entre una

Hora y otra, entre un mundo y otro, entre un

Poder y otro; por aquellos que esperan

En la oscuridad? ¿Rezará la hermana con velo

Por los niños sobre el puente quienes

No pueden partir ni rezar?

Rezad por aquellos que están de tu parte y se

Te oponen

¡Oh, pueblo mío, qué te hice a ti!

 

¿Rezará la hermana con velo entre las frondas

Delgadas de los árboles por quienes ofendieron

Y están aterrorizados pero no pueden rendirse

Y se afirman ante el mundo y se niegan entre rocas

En el último desierto entre las últimas piedras azules

Desierto en un jardín y jardín en un desierto

De sequedad, escupitajo de la boca de la semilla

Seca de la manzana?

¡Oh, pueblo mío!

Aunque no espero retornar otra vez

Aunque no espero

Aunque no espero retornar

Indeciso entre pérdidas y ganancias, en este

Breve tránsito cruzado por los sueños el

Crepuscular cruce de sueños entre nacer y morir

(Bendíceme, padre) porque no deseo desear estas cosas

Que no entran por la gran ventana desde la playa de granito

Las blancas velas ondean hacia el mar, hacia el mar

Vuelan con alas irrompibles

 

El corazón perdido se endurece y regocija

En la lila perdida y en las voces perdidas del mar

El débil espíritu se rebela con prontitud

Para que la torcida caña de oro y el

Perdido olor del mar se recobren

Con prontitud

El llanto del desánimo y el revoloteo de la codorniz

Y el ojo ciego que engendra

Las formas vacías entre las puertas de marfil

Y oler la sal renovada con el sabor

De la tierra arenosa

 

Este es el tiempo de tensión entre muerte y nacimiento

Lugar de la soledad donde tres sueños cruzan

Las rocas azules

Cuando las voces que suenan en las frondas sean sacudidas

Permitid que suenen las de otra fronda y que respondan.

Hermana bienaventurada, Madre bendita, espíritu de la

Fuente, espíritu del Edén,

Padecemos para no engañarnos con la falsedad

Enséñanos a ser cuidadosos y descuidados

Enséñanos a permanecer sentados en silencio

Incluso entre estas rocas

Nuestra paz descansa en Su deseo

Y aun entre estas rocas

La hermana, la madre, el

Espíritu del río y el espíritu del mar

Me toleran para que yo no me separe

Y permiten que mi llanto llegue a Ti.

 

 

 

 

Thomas Stearns Eliot (Saint Louis, 1888-Londres, 1965) Poeta, dramaturgo y crítico inglés. A comienzos de siglo, Boston era una ciudad cosmopolita que destacaba por sus artistas y escritores, sus museos, salas de concierto, bibliotecas y centros de educación. El M.I.T., el Conservatorio de Música de Nueva Inglaterra, y las universidades de Boston y Harvard eran sus más notables instituciones. En esta última, Eliot comenzó a estudiar griego, literatura inglesa, alemán, historia medieval e historia del arte, además de iniciarse en el camino de la poesía a través de la revista de la institución.

En 1910 Eliot se instala en París para estudiar literatura francesa y filosofía en la Sorbona con Alain Fournier y Henri Bergson. París vivía uno de sus momentos más gloriosos, La Belle Epoque, el París de los sueños de grandeza de una burguesía que olvidaba los tiempos difíciles en la creencia de que el siglo que se iniciaba sería de la felicidad y prosperidad que ofrecían los nuevos inventos y descubrimientos. En el otoño de 1911, Eliot regresó a Harvard a estudiar sánscrito y filosofía hindú. De ese año datan sus estudios acerca de F. H. Bradley, el pensador que más influiría en su obra. En Harvard es nombrado profesor ayudante de filosofía y traba amistad con Bertrand Russell, profesor invitado a esa universidad. Tiempo después, viaja nuevamente a Alemania gracias a una beca que le permitiría profundizar sus conocimientos en la Universidad de Marburgo. Sin embargo, Eliot decide huir del país por temor al conflicto bélico que estaba por estallar y se traslada a Londres. A finales de 1914, en sólo unos cuantos meses los ejércitos europeos habían sido diezmados en las trincheras.

La Primera Guerra Mundial no sólo transformó a los hombres, sino que también produjo un nuevo estado, el estado guardián, movilizador de hombres y propiedades, supremo rector de la vida económica, censor de la libertad de expresión y manipulador de las conciencias. Lejos del frente, Eliot conocerá de cerca el mundo literario inglés gracias a sus vínculos con Ezra Pound, Virginia Woolf y James Joyce. Al principio, pudo ganarse la vida en el Highgate Junior School donde enseñaba desde latín y matemáticas a pintura, natación y baseball. Luego entraría en el Lloyd’s Bank y en la editorial Faber and Faber. En noviembre de 1918 comenzaba una nueva era, los felices veinte, en la que jóvenes hastiados sólo querían vivir un presente que les hacía olvidar la posibilidad de otra guerra.

Inventos de la liebre de marzo, Prufrock y otras observaciones, Poemas, La tierra baldía, Los hombres huecos, Miércoles de ceniza, El libro de los gatos habilidosos y Cuatro cuartetos son algunos de los títulos que forman parte de la extensa obra literaria de T. S. Eliot, el autor que, en 1927, decidió adoptar la nacionalidad británica y convertirse al anglicanismo. En sus escritos, Eliot recorrió un camino que en el siglo XX condujo al hombre de Occidente a una necesidad de creer, sin certidumbre ni esperanza. El anhelo de los hombres huecos. Vivimos y habitamos un mundo sin Dios, sin libertad, sin amor. Somos el hombre de la edad de la miseria, sin ayer ni mañana. T. S. Eliot fue reconocido, en 1948, con el Premio Nobel de Literatura.

 

 

 

 

José Vicente Anaya (Villa Coronado, Chihuahua, México, 1947-2020). Poeta, ensayista, traductor y periodista cultural. Fundador del movimiento infrarrealista. Ha publicado más de 30 libros, entre ellos: Avándaro (1971), Los valles solitarios nemorosos (1976), Morgue (1981), Punto negro (1981), Largueza del cuento corto chino (7 ediciones), Híkuri (4 ediciones), Poetas en la noche del mundo (1977), Breve destello intenso. El haiku clásico del Japón (1992), Los poetas que cayeron del cielo. La generación beat comentada y en su propia voz (3 ediciones), Peregrino (2002 y 2007), Diótima. Diosa viva del amor (2020), Mater Amatisima/Pater Noster (2020) y Material de Lectura (poesía Moderna, UNAM, 2020), entre otros. Ha traducido libros (publicados) de Henry Miller, Allen Ginsberg, Marge Piercy, Gregory Corso, Carl Sandburg y Jim Morrison. Ha traducido a más de 30 poetas de los Estados Unidos. Ha recibido varios premios por su obra poética. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores CONACULTA-FONCA. Formó parte de la Sociedad de Escritores de México y Japón (SEMEJA). En 1977, funda alforja. REVISTA DE POESÍA. Desde 1995 ha impartido seminarios-talleres de poesía en diferentes ciudades de México. Ha asistido a encuentros internacionales de poesía y dado conferencias en varios países como Italia, Estados Unidos, Colombia y Costa Rica. Colaboró en la revista Proceso.