Roque Dalton (El Salvador, 1935-1975): La segura mano de Dios

 

 

 

 

 

La presente selección salió publicada en la revista El Corno emplumado, número 30, pp. 26-31.

 

 

 

 

Roque Dalton (El Salvador, 1935-1975)

 

 

 

 

La segura mano de Dios

 

 

 

 

"El ex-presidente de la República General don Maximiliano
Hernández Martínez, fue cruelmente asesinado el día de
ayer, por su propio chofer y mozo de servicio. El hecho
ocurrió en la finca de Honduras donde el anciano militar
transcuría su pacífico exilio. Se disponía a almorzar, según
las informaciones, cuando el asesino lo cosió virtualmente
a puñaladas, por motivos que aún se ignoran. Los servicios
de seguridad de ambos países buscan al criminal...."
(DE LA PRENSA SALVADOREÑA)

 

 

 

en el fondo pobrecito mi General

hoy creo que debí pensarlo dos veces

uno sigue siendo cristiano

pero de vez en cuando va de bruto y le pide consejo al alcohol

se vino a dar cuenta cuando ya le había zampado

cinco o seis puñaladas

y a la docena se tiró un pedito de viejo

y se medio ladeó en la silla

él siempre decía que era incomprendido

y que se moriría como don Napoleón Buenaparte un su maestro

yo le saqué la cara de la sopa

y le metí cinco trabones más

valiente el hombre la mera verdad

las lágrimas que le salieron de los ojos

fue de apretarlos demasiado para parar las ganas de gritar

quién lo mandó a escupirme hoy en la mañana

yo lo estimaba porque se veía lo macho en lo zamarro

siempre puteaba contra los escándalos de las mujeres

creo que todavía le metí otro trabón

cuando fue Gobierno tampoco fui gritador

mientras más quedito hablaba más temblaban los Generales

y el Señor Obispo que también secretea

se escapaba a orinar

no por nada le mandó una vez una foto a mi General Somoza

Presidente de Nicaragua

donde aparecía mi General Martínez

sentado en un canasto de huevos

quería decirle que era valiente y cuidadoso a la vez

digo yo

porque lo que más quiso huevos

fue no quebrar entonces ni un huevo

lo que nunca le entendí fue todo eso de la telepatía

risa me daba cuando decía a hablar en musaraña

aquí está tu telepatía pensé

Dios me perdone

pues vi que aún me pelaba los ojos cuando lo estaba bolseando

quince lempiras mierdas era todo lo que cargaba

y las llaves de la casa y dos pañuelos medio sucios

y unas cartas que le habían llegado de sus nietos de San Salvador

donde le decían adorado agüelito

debe haber tardado su buen rato en morirse

porque las puñaladas fueron medio gallo-gallina

hoy pienso bien me pongo un poco molesto

pero le di tan suave

porque creí que así se debe matar a un viejito

aunque haya sido un hombre tan grande y tan cuerudo

como antes fue mi General

otros le habrían dado de puñaladas como

si lo quisieran matar pero

quebrándole antes los huesos con el zopapo del cuchillo

yo no

si no me hubiera escupido

no me agarra la tarabilla de matarlo

ahí anduviera él todavía para arriba y para abajo con la regadera

en el jardín

todo viejito y regañando

como que era la pura cáscara amarga

pero

otros

ay nanita de mi alma

lo que hubieran hecho para cobrarle

aunque sea un pedacito de lo que debía

otros

de barato

repito

le habrían dado más duro

sólo de muerte él tenía un costal de más de treinta mil

imagínese tamaño volcán

pero claro que en ese clavo le ayudaron bastantes

no fue él solito

quien se los fue echando al pico uno por uno

bastantes ayudantes tuvo a quienes Dios

no va olvidar

lo más que va a pasar es que Dios va a tardar

o se va hacer de al tiro el olvidado

para que los joda solito el Diablo

y así Nuestro Señor no tener responsabilidad

en tanta grosería de ojo por ojo que

no deja de manchar un poquito los manuelas

como decía aquél

es cierto

también

que hasta muy peores que mi General

requetepeores

han de haber en El Salvador todavía vivos

y con la cola parada

porque los crímenes fueron como para que nos tocara un par a cada uno

los ahuevados los apaleados los hambrientos

los presos por puro gusto que también fueron un montón

y de los que anduvieron en huida de por vida ¿ qué me dicen?

y la aflicció de todo el mundo ¿no va entrar en la cuenta?

cómo no va a entrar

si a la hora de confesarse

uno debe contar hasta las malas miradas

mi general decía que el dinero nunca le había manchado las manos

que la sangre sí pero el dinero no

yo no sé de esas cosas

para hablar de cincuenta colones para arriba

en mi pueblo hay que ser doctor

cuando lo registré ya dije que sólo tenía quince lempiras

a saber qué se hicieron los bujuyazos

que le prestaban en los Estados Unidos

de poco le sirvieron sus Médicos Invisibles

y su Tropa de Espíritus

chucús-chucús me sonaba el cuchillo en lamano

como cuando uno puya un saco de sal

con una espina de cutupito

claro que esto de tanto hablar es demás

ahora para qué dijo la lora

si ya me llevó el gavilán

para mí que todo el mundo merece irse al carajo

porque a mí tampoco me fue muy bien que se diga

a la hora de la necesidad

nadie vino a ayudarme

me echaron atrás a toda la Guardia Nacional

y a la Policía de Hacienda

y a unos orejas que dicen que son del Estado Mayor

y a todas las patrullas de Oriente

ni que las puñaladas

se las hubiera metido al Salvador del Mundo

Dios me perdone

yo hice por pura cólera de ratero

lo que muchos deberían

haber hecho por necesidad de lavar su honor

o por bien del país hace más de treinta años

yo no digo que me aplaudan

pero tampoco creo haber hecho lo peor

que se ha hecho en este país

el tuerce de ser pobre también jode

no es lo mismo si se lo hubiera tronado

el Comandante de un Cuartel

hasta me han llegado a decir que yo

no tenía vela en este entierro

pero que ya me metí en la camisa de once varas

debo saber que el difunto

fue una vez el Señor Presidente de El Salvador

y ese es un baño de oro

que se le queda pegado a uno para siempre

tocarlo

pues

era tocarle los huevos al tigre

no importa la matazón

que él hizo en sus buenos tiempos

al fin y al cabo

eso le puede pasar a cualquier Presidente

contando a mi Coronel que hoy está en la estaca

ya que la cosa a cada rato

se pone color de hormiga

porque parece que los comunistas

no acaban de morirse nunca

pero quizás hasta aquí vamos a dejar la plática

no vaya a terminar yo hablando de política

a la vejez

viruelas

como decía aquél

porque yo no me doy cuenta de eso

en realidad lo mejor es callarse

para que mi General acabe

de descansar en paz

si es que lo dejan

allá donde Dios lo habrá rempujado

al fin y al cabo Dios

es el único que reparte los golpes y los premios

a El me encomiendo

y a la Santísima Virgen de Guadalupe

aquí

bien jodido

interinamente

en la Penitenciería de Ahuachapán.

El Salvador

Centroamérica

 

 

 

julio de 1996

 

 

 

 

 

Roque Dalton García  (San Salvador, El Salvador, 1935-1975). Era hijo del inmigrante estadounidense Winnall Dalton y de la enfermera salvadoreña María Josefa García. Estudió en el Colegio Externado de San José, de los jesuitas y en 1953 se trasladó a  Santiago de Chile para estudiar Derecho, aunque volvió a San Salvador a continuar sus estudios. En 1957, con otros estudiantes salvadoreños, visitó la URSS para participar en un festival internacional de jóvenes en el que conoció a Carlos Fonseca, fundador del FSLN, al poeta argentino Juan Gelman y al poeta turco Nazim Hikmet. Dalton tuvo una clara conciencia izquierdista y revolucionaria desde sus tiempos universitarios que los llevaron a ingresar en el Partido Comunista Salvadoreño a los veintidós años. Su actividad literaria corrió paralela a la militancia revolucionaria y el reconocimiento de su valía como escritor coincidió a su vez con las primeras encarcelaciones. Formó parte de la llamada Generación comprometida, que reflejó en la novela  Pobrecito poeta que era yo, publicada un año después de su muerte. Perteneció al Círculo Literario Universitario (1956), junto a Manlio Argueta, Roberto Armijo, José Roberto Cea, Álvaro Menéndez Leal y Tirso Canales.

Fue encarcelado en 1960 y liberado en octubre de ese año, al ser derrocado el presidente José María Lemus, por lo que se exilió a México, Checoslovaquia y Cuba. Finalmente decidió volver clandestinamente a El Salvador para continuar la lucha pero fue asesinado por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la guerrilla a la cual pertenecía en ese momento, junto con el obrero Armando Arteaga, "Pancho", bajo la acusación de ser agente de la Central de Inteligencia de EE. UU., en una casa del barrio de Santa Anita, en San Salvador y también fue acusado de trabajar para la inteligencia cubana, todas las acusaciones fueron desmentidas después. Entre 2005 y 2008 aparecieron los tres volúmenes de su Poesía completa, bajo el sello editorial de la estatal Dirección de Publicaciones de CONCULTURA, labor que fue dirigida por el ensayista salvadoreño Rafael Lara Martínez.

 

 

 

 

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