Rodrigo Renato Díaz Trujillo (Ciudad de México)
Rodrigo Renato Díaz Trujillo (Ciudad de México)
TORNAMESA
Bocanadas de aliento aderezan tus besos
sin embargo, el día es frio, al igual que el amor.
Meditabunda me susurras tus versos
mis oídos, embelesados, son presa de otro clamor.
Sé bien de aquellas parejas
que ponen su voluntad en medio de la pasión.
Lucha grande de egos
y colección enorme de sin sabores recuerdos.
Un switch quiero encender:
una tornamesa, círculos negros, discos vinyl.
Recostémonos sobre el sillón
respiremos tiempo, escuchemos jazz o alguna otra canción.
No quiero prolongar el día
mucho menos hacer longeva alguna ficción.
Las revoluciones no son eternas
como tampoco, ni los universos, ni las flores lo son.
CORTOCIRCUITO
En desesperada intromisión
el aire lanzó un grito,
y en una tarde de asalto
la ciudad se quedó en silencio.
Las huellas de los hombres
desaparecen del asfalto,
mientras los ahogados coches
cesan de arrojar su humo.
Y allá de tarde en tarde,
me envuelvo taciturno
frente a las flores intensas
de un monitor 2d.
Las calles son una enorme
placa de transistores.
Mapa circu-inscrito de humores,
eco habitado por fantasmas.
El corazón se aprieta en silencio,
me invita a caminar sin rumbo
las vías intangibles.
Porque, al final…
—¡qué tan lejos puede estar la vida!
PAISAJE CIU-REALISTA
Mis ojos ya no dibujan las calles, un cuarto no es lo suficientemente extenso para trazar los vértices de una ciudad en movimiento. Se siente como si el “yo” se hubiera borrado, y hubiese desaparecido junto con las líneas de las palmas de una mano que marcan el supuesto destino. Pero acaso, ¿la vida no trata un poco de eso? De eso que se queda manchado en la mente y en las pulsiones electrizadas de un andar el día a día.
De pronto, el camino amarillo de Oz se ha agrietado, ahora lleno de aceite, reconstruido con edificios que no me dejan mirar en su inmensidad al cielo. La cosa de hojalata escupe humo y aceite. El rostro de paja se muestra dentro de un paquete que fácilmente se puede fumar.
—Y… ¿esa enorme musculatura? —me preguntaras.
—Es un grifo, de agua turbia —te diré.
Al final del camino, el castillo de cristal es una ventana rota para escapar. Es que, ¡no puede ser de otra manera! Cuando el mismo ruido de los aviones no te deja soñar, el camino es sólo estar donde estás. Las calandrias motorizadas aún se escuchan a lo lejos —corren sin ruta —, las voces y murmullos ajenos no callan. De pronto entonces… descubro: ¡la ciudad vive dentro de mí!, su ruido y color grisáceo es un pedigrí de nacimiento; aún si quisiera olvidarla en el campo, mi corazón y oídos guardan su música, sus pantallas, sus cafés y sus grandes titanes de hierro.
Rodrigo Renato Díaz Trujillo. Nació en la Ciudad de México, en el año de 1978. Ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde cursó la carrera de Filosofía. Ha realizado trabajos de apoyo en la revisión y elaboración de panfletos, guías y manuales de estudio, para alumnos que preparan su examen de ingreso a nivel medio y superior, además de trabajos de escritura y corrección de textos; principalmente para medios independientes. En el ámbito de la poesía ha publicado en Tierra Baldía, Revista de literatura de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.