Poesía

Primer Encuentro de Poetas Iberoamericanos: Elsa Cross (México)

 

 

 

Para el Primer Encuentro de Poetas Iberoamericanos en Ciudad de México, se contará con la participación de 90 poetas, además de la implicación del Ayuntamiento de Salamanca y de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. Despuès de XXV ediciones celebradas en Salamanca, España, el prestigioso Encuentro de Poetas Iberoamericanos, que dirige Alfredo Pérez Alencart, cruza el Atlántico y tiene nueva sede en Ciudad de México, ahora coordinado por la poeta hispano-mexicana Carmen Nozal.

https://www.tribunasalamanca.com/noticias/324440/ciudad-de-mexico-prepara-para-septiembre-un-encuentro-poetico-iberoamericano-siguiendo-el-modelo-salmantino

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Elsa Cross (México, 1946)

 

 

De Bacantes

(1981)

 

I

 

En la fuente nos hemos sumergido.

A su corriente dejamos nuestros cuerpos

como bancos errantes,

tierra que se desprende

llevándose la orilla de espadañas.

Fluimos por sus transparencias

y en el fondo de ese lecho

nuestras piernas rozaban un musgo suave.

Plantas se enredaban a los pies.

Sentíamos el paso de esos peces

que a un descuido, decían,

se pegaban entre los muslos de las mujeres.

Y todo el tiempo una frase en los oídos

pulsando al límite sus cadencias más altas.

Río abajo veíamos las ramas contra el cielo.

El sol dibujaba en nuestros cuerpos

la sombra de las hojas.

La brisa traía tu olor.

Pasamos bajo un sauce

y sus ramas detenían de los cabellos

todo ese impulso río abajo.

 

 

VIII

 

Tu cara raspaba.

Bajo los toldos del mercado

un brillo verde sobre tu frente.

Tus ojos, salidos de qué lumbre,

de qué parajes hoscos,

veían sin ver los platos de comida.

Un brillo verde,

como ya reflejando los árboles,

ya viendo el campo afuera

donde esperabas hallarte cierta planta.

Buscamos entre piedra volcánica

para encontrar flores moradas creciendo de la roca,

cactos de formas finas.

Todo el campo de tezontle.

Mal caminábamos

y la tarde también se ennegrecía.

Pasamos la noche debajo de un manzano.

Buscamos en el monte, sin brechas.

Volvíamos rasguñados.

Buscamos sin hallar,

en ruinas de pirámides donde caías dormido,

devorador de hongos,

devorador de iguanas.

Me enredaban en tu sueño,

me hacías reptar.

Mi lengua se alargaba puntiaguda

a devorar hormigas que te andaban por el cuello.

Y tu sudor olía a aguamiel.

 

 

VII

 

Éramos heridas abiertas.

La sensación se trastornaba.

Tu voz inventaba registros en mi oído.

Tus almizcles me embriagaban más que el vino

Nos hería el placer.

Inagotables,

ebrios,

nuestros cuerpos, la ofrenda,

como frutas que dejan las mujeres

en las playas del sur y el mar se lleva.

Nos perdíamos del mundo.

Dibujábamos barcas en el aire

y nos íbamos en ellas.

Toda la noche caían para nosotros

dones del cielo,

la lluvia sobre los árboles,

y esas gotas brotando del pecho,

ah, nuestro soma—

¿dónde terminaban los cuerpos?

¿cuál cuerpo era de quién?

Yo sentía desde tu hombro mi caricia.

Tus pensamientos pasaban por mi mente,

y donde los deseos se juntaban

salían del aire aves de fuego.

Yo fluía dentro de ti.

¿Y tú quién eras?

Sólo un banco de abejas,

agua brillando como joyas.

Olas de sensaciones nos turbaban,

nos devolvían a la orilla.

Tanta vista del mar dejar atrás,

tantos bosques,

tanto de tu cuerpo.

Tender un velo en llamas sobre las formas—

que perdíamos al mirarnos un instante de más,

al debatirse tu muslo,

intempestivo.

Así morían los peces en las redes.

 

 

 

 

De Jaguar

(1991)

 

JAGUAR 

 

I

 

Niño jaguar.

                               Serpiente.

Fauces abiertas,

ojo que se agranda.

Tu pupila devora el cielo:

noche llena de ojos.

 

El río lleva caracoles

que en la roca se prenden

                              --turquesas bajo el agua--,

la arena sella sus secretos.

Entre la piedra, arañas;

abejas hacinadas sobre las floraciones

                                                                     en el limo.

 

Noche adonde bajan a beber los tigres

silenciosos como crecidas súbitas.

 

Niño jaguar,

en tus ojos se entrecierra la noche.

Te duermes

cuando el sol dispara sus flechas

entre las copas de los hules

y enciende el pelaje de los monos.

 

 

II

 

Penacho,

fuego abriendo su línea desde los pastizales.

El viejo tira sus dientes de jaguar

como semillas

                           en la tierra sin dueño.

 

Tejón,

             río de piedras claras.

Viejo con haces de ramas

                                               sobre el hombro,

con su bastón de fuego,

con su hato de años.

Allá se mira en la loma

oteando hacia el norte

                                  con su bastón de mando.

 

Masculla conjuros,

                                            silbidos de lagartija.

Señores con ofrendas a la lluvia

toman forma en las nubes.

 

 

Tormenta,

                   fragor sobre los árboles.

Ningún pájaro grita.

Los monos se tapan la cara con las manos.

 

 

III

 

Hombre jaguar,

                               muchacho,

boca esculpida.

Me acechas en el día,

                                            me alcanzas.

Tus dientes parejitos.

Tus manos--

                         desatan mi vestido.

Ojos de jaguar,

                              lumbre amarilla.

 

En todos lados apareces.

Sales bajo tierra.

Hurtas de los Señores de la Noche

las garras,

los colmillos.

Eres sol en lo oscuro.

Eres guerrero,

                           tú peleas.

Manchada de estrellas queda tu piel,

tus brazos,

                         color cinabrio.

 

Por la noche me llevas.

Vamos siguiendo huellas

                                    no sabemos ni a dónde.

Corres como sereque,

oyes como venado,

hueles el aire,

                            narices de jaguar.

Frente amarilla.

 

Soy la oscuridad donde apareces.

 

 

 

 

 

ELSA CROSS (México, 1946). Su Poesía completa (1964-2012) apareció en el Fondo de Cultura Económica; de sus 29 títulos, siete han recibido premios importantes en México, Canadá, Francia e Italia. A esa colección se suman ya cinco poemarios más. Han aparecido catorce libros suyos en distintos países. En 2016 recibió en México el Premio Nacional de Artes y Literatura. También ha publicado libros de ensayo y traducción de poesía. Tiene maestría y doctorado en Filosofía por la UNAM, donde es profesora titular del Colegio de Filosofía.

 

 

Fotografía: Pascual Borzelli Iglesias