Poesía joven latinoamericana: Elisa Díaz Castelo (México)
La poeta Marta Cwielong construye una curaduría de poetas jovenes latinoamericanos
JOVENES POETAS LATINOAMERICANOS
Elisa Díaz Castelo. México 1986
Poeta y traductora
Escoliosis
En la búsqueda de la forma,
se me distrajo el cuerpo. Es eso,
nada más, asimetría.
La leve errata vertebral,
el calibraje óseo,
la rotación espinada. Es el hueso
mal conjugado.
Es una forma de decir
que a los doce años
ya se ha cansado el cuerpo,
que le pesa el aire
y su gravedad es otra.
Es la puntería errada de mis huesos,
la desviada flecha.
No es lo que debiera, mi esqueleto
quiso escapar un poco
de sí mismo. Se le dice escoliosis
a esa migración de vértebras,
a estos goznes mal nacidos,
hueso ambiguo.
A esa espina
dorsal
bien enterrada.
A los doce años se me desdijo el cuerpo.
Porque árbol que crece torcido, nunca.
Porque mis huesos desconocen
el alivio
de la línea,
su perfección geométrica.
Me creció adentro una curva,
una onda,
un giro
de retorcido nombre: escoliosis.
Como si a la mitad del crecimiento
dijera de pronto el cuerpo mejor no,
olvídalo, quiero crecer para abajo,
hacia la tierra. Como si en mi esqueleto
me dudara la vida, asimétrica,
desfasada de anclas o caderas,
mascarón desviado, recalante.
Mi columna esboza una pregunta blanca
que no sé responder. Y en esta parábola de hueso.
De esta pendiente equivocada. De lo que creció
chueco, de lado, para adentro.
Se me desfasan
el alma
y los rincones. Mi cuerpo:
perfectamente alineado desde entonces
con el deseo de morir y de seguir viviendo.
Si las vértebras, si la osamenta quiere, se desvive,
rota por no dejar el suelo, si se quiere volver
o se retorna, retoño dulce de la tierra rancia,
deseo aberrante de dejar de nacer
pronto, de pronto, con la malnacida duda
esbozada en bajo la piel, reptante. Tengo adentro
una serpiente blanca, un río, un manso
desnivel, un arrecife,
un reflejo de luna que tiembla, una banqueta
vencida por un árbol. Paralelamente. No es eso
no es
eso
no
eso no,
no es ahí, donde ahí acaba,
donde empieza el dolor empieza el cuerpo.
Si se duele, si tiembla, al acostarse
un dolor con sordina, un daltónico dolor vago,
si el agua tibia y la natación, si la faja
como hueso externo, cuerpo volteado,
si los factores de riesgo y el desuso,
si el deslave de huesos. Es minúsculo
el grado de equivocación, cuyo ángulo.
A los doce años se me desdijo el cuerpo,
lo que era tronco quiso ser raíz.
Es eso, el cuarto menguante,
la palabra espina, la otra que se curva
al fondo: escoliosis. Es el cuerpo
que me ha dicho que no.
GAVIOTAS SOBRE EL HUDSON
Pienso en sus huesos,
huecos
como iglesias blancas,
esas casas de viento
donde se columpia
el eco de las voces.
Adentro
también el cielo, oblicuo,
abismado en su encierro.
Se desgrana el aire,
tiembla el espacio atenazado.
Adentro,
también,
hay solamente esto:
una espera rotunda a que los límites quiebren,
se desintegre el hueso
y quede, solo,
el aire contra el aire.
Elisa Díaz Castelo. Poeta y traductora mexicana. Estudió Letras Inglesas en la Universidad Nacional Autónoma de México unam y cursó la Maestría en Literatura Creativa en la Universidad de Nueva York nyu con el apoyo de las becas Fullbright y Goldwater. Ha publicado en revistas nacionales como Los Bárbaros, Periódico de poesía, Tierra Adentro y Sobremesa, entre otras. Sus poemas en inglés han aparecido en Tupelo Quartely y Poetry International. Fue becaria del programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para las Culturas y las Artes fonca 2015. Además, recibió la beca en poesía de la Fundación para las Letras Mexicanas flm 2016. Obtuvo el Poetry International Prize 2015 de la revista Poetry International; el Premio Nacional de Poesía Alonso Vidal 2017; y el Premio Bellas Artes de Traducción Literaria Margarita Michelena 2019. Obtuvo el Premio de Poesía Aguascalientes 2020.
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