Poesía

Poesía joven en español: Fabián Espejel (México, 1995)

 

 

Selección de Fabián Espejel (Ciudad de México, 1995)

 

 

 

AMIGOS

 

Es el lamento por los miles de desconocidos

que dejaron en los picos de las aves

sus ojos apagados…

Titos Patrikios

 

las tardes se extendían tranquilas

como una postal en donde nada cambia

 

entonces nuestras manos

recogían nuestros propios embriones

 

alguna vez el corazón raspado cualquier

canción en los bolsillos

 

aquella caminata entre

la adolescencia y las banquetas

 

mas quién hubiera imaginado

que incluso los amigos mueren

 

que un día terminamos exiliando de nuestra sangre

y negando nuestro abrazo a algún hermano voluntario

 

ahora la postal es un lugar al que

no habremos de volver

 

sólo quedan las viejas líneas al reverso

y apenas algo más que un paisaje

 

 

 

PARÁBOLA DEL GRITO

 

 

                                   I

en el principio

era el polvo

y el polvo era una voz y era mi voz

 

cada fractura de mi piel fue dicha

en mi voz estaba la sangre

y la sangre era luz segando el viento

y el viento deshojose entre unas manos

pero las manos no lo comprendían

 

entonces vino un hombre

para prestarle una garganta al polvo

llena de rabia y de quebrantos y cenizas

y aquella voz fue carne

y habitó los silencios

como una lágrima sin nombre

 

así vagó durante días

solo

con un desierto en la laringe

con cardos en cada pisada

 

la sombra era una idea y no un recuerdo

donde pudiera recostar la asfixia

 

 

                                   II

la sangre pesa más entre las venas

lo supe cuando el aire

esparció el eco de la noche en mi garganta

mi boca era una úlcera en mi rostro

mi rostro era un reflejo ciego

 

 

                                   III

al cabo del fastidio

cuando se rompe el día en mil fragmentos

y los pedazos se dispersan

una nube me dijo

agarra la palabra piedra

y rompe los silencios de tu boca

 

vendrá el grito del agua

y beberá tu lengua

y beberá su hiel

y beberá la sal

y beberá la herida

y beberá tu vida hasta saciar

todas las grietas en el polvo

 

vivir es ir sediento en la sequía

y recordar que hay agua al fondo de la tráquea

 

 

 

7:20

 

Al despertar
me sorprendió la imagen que perdí ayer.
Blanca Varela

 

I

 

como un susurro pródigo del alba

trama el día a la orilla de sus ruinas

y la espina dorsal de los volcanes

el concreto los vidrios la verdura

de las eras que siega un parpadeo

son frondas traicioneras de su nombre

 

II

al cantar de la luz las calles abren

sus frágiles oídos en la atmósfera

los pájaros y el claxon se amalgaman

voces cielos semáforos remisos

se dilatan como la arteria diurna

de otro son penetrando los desvelos

 

III

amortiguada en la loción dolosa

la prisa por la luz la pausa el óbolo

de las habitaciones se rezuma

un tufo a soledad en las almohadas

en cada esquina huele a postergado

a la resignación de las banquetas

 

IV

y la saliva acerba en la mandíbula

que sabe noche a nicho seña a sueño

a fatiga y a fallas y a desahucio

se arrellana con esa insipidez

que ningunea los vatios taciturnos

cuando despiertan en la bocacalle

 

V

palpando los espacios del encierro

la piel blindada advierte su naufragio

gritan los poros sudan rotos lloran

rendidos en el atrio de la pérdida

¿alguna vez el sol besó mi frente?

la caricia del fuego no termina

 

VI

acógeme sea uno con tu límite

mi cuerpo sea fin y fiat lux

inermes ante todas las mañanas

el golpe del espír’tu séame dado

la llama trémula de las pasiones

carne gozando su desgracia amén

 

 

 

DESPUÉS DEL INFRAMUNDO

 

y de repente fue la gravedad el peso

del cuerpo inmóvil

afuera de los párpados

 

despertar dejó de ser una disculpa

perdida en una esquina de la madrugada

(henos aquí al pie del corredor del día)

 

entramos en la vida de repente

tomados de la mano

como dos heridas que se cruzan

 

 

 

COLOFÓN

 

No tenían ninguna señal para saber que era el invierno…
Esquilo

 

pero al final del fuego sólo queda

la tibia decepción de las cenizas

 

el sol quebrándose en el aire

como un centavo de cristal

como una palabra

de amor que se destroza

como un recuerdo sucio

 

algo pica y devora

el hígado de cada resplandor

hasta apagarlo

 

aunque eso fuera ya una pérdida

de tiempo

Fabián Espejel (Ciudad de México, 1995) es poeta y traductor. Estudió Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue becario de verano de la Fundación para las Letras Mexicanas en 2017. Es colaborador permanente de la revista electrónica Página Salmón. Sus textos han sido publicados en revistas mexicanas (Literal MagazinePeriódico de PoesíaCuadrivioPunto de PartidaBlanco Móvil) y latinoamericanas (LiterariedadPhilos).

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