Poesía joven en español: Animal muerto de Raúl Reyes (México)
LOS SIGUIENTES SON POEMAS DEL POEMARIO ANIMAL MUERTO:
Raúl Reyes (México)
Animal muerto
Risa
La noche vino, trajo el sueño, pero no se lo llevó.
El día trajo el sudor, la noche no se lo llevó.
La noche, engañosa, de lo traído no se llevaba nada
ni el temblor, ni el recuerdo
ni la aguda hambre de ratón.
Día, noche, noche, día, noche
Fundidas las horas, en tropel repetían
la pesadilla diurna.
A lo lejos la hiena, el brazo del hijo,
la pierna del hijo,
el medio costado del hijo,
el muñón del hijo,
el hocico de sangre en la cara del hijo;
el des-unido hijo.
El calor con el hielo parecía enfurecerse,
daba al contorno del sueño repetido,
un aspecto cada vez más excitado, terriblemente hastiado,
pegajoso.
Devenían el sol y la luna el mismo calvario conocido como risa.
La noche-risa
el día-risa
el sueño hecho delirio de la risa.
La mirada-risa,
los brazos de su hijo dolor;
y el dolor, risa.
Abrasiva, irascible, delirante
la mueca sonrisa le perseguía.
Ojos noche, propicio gemido
a la noche le sigue el día.
A lo lejos el brazo de la hiena
la pierna de la hiena
el medio costado de la hiena
el muñón de la hiena
la cara en el hocico de la hiena
Y a la hiena con su risa
Que ríe, ríe; y ríe.
Perdida
Cruzaba rápidamente el paso para resguardarse
donde fuera posible.
Las rocas parecían costras negras
y la noche brillaba en todo su esplendor.
Los lobos habían aullado al atardecer
y ella lejos había corrido
las rocas en las montañas idénticas
cada camino de piedra, crecía
en la tierra yerma, salvaje y sola, la flor del extravío.
Andaba con el vientre lleno
con los senos llenos
y en los labios
una tonada que surgía ¿de dónde?
Sus pasos se hundían en la virgen nieve
ni un color salpicaba el destierro
ni
rompía la monotonía del miedo.
Sus cabellos, estrellados
la piel, curtida, llevaba encima
olor a carne y a fuego.
Sus huesos quisieron romperse
pero no estallaban, milagrosos resistían los filamentos de cristal.
En la cima del paso
donde debió estar la entrada a la gruta
nada hubo;
ninguna penumbra caliente retuvo el latido
que se diluía.
Las lágrimas trazaron copiosas
una y otra vez
la forma de su cara
descubriendo que la agonía
armonizaba con el desamparo.
Hasta el último pensamiento fue
esa tonada que seguía retornando.
Luego
todo quedó blanco, vago, indiferente.
Dulzura
Hubo un tiempo en que
no supimos otra cosa que
caminar bajo la luz húmeda que
bañaba sin pausa y que
regalaba perpetua dirección.
Frente a riscos empinados por dolor
acabaría por marchitarse.
Hubo un tiempo en que
las suelas de los pies eran casi
palmas, estampidas sueltas que
tras bisontes y hierbas
decoraron altos follajes.
Se figuraba; la arbolada
era aún seno materno.
Hubo un tiempo en que
nada hablaba, ni siquiera
la lejanía contrariaba, y la orilla del tiempo
el acaso detrás dejaba.
Hubo un tiempo en que
sin camino se andaba, sin término se penetraba
y en el primicio canto la huella se encontraba.
Sin huida. Sin casa que azotara la mañana.
Era un tiempo en que
Si
Si entre nosotros no hubiese estado el llanto
ni la pequeña carne inconsolable
Si con las tinieblas la dureza del recuerdo no asaltase
Si el desaliento no imaginase y sólo desgastase
Si no comiéramos piedras.
Si la culpa silenciosa secreta no se propagase
y no se cayese de rodillas ante visiones de sangre
Si los diminutos miembros no hubiesen llenado mi boca.
Si en las asambleas los dioses hubiesen logrado huir
y al regresar la amante, conmocionada, no hubiese estado esperando
Si no se hubiese fundido la cornamenta a la cabeza
y la luna no hubiese hechizado a la brama
Si en vez de hijos hubiera dado piedras.
Si
cuando la vergüenza yacía entre nosotros se hubiese quedado quieta
y las disculpas no hubiesen aflorado.
Si los duros huesos no hubiera tenido que escupir
y al ingresar a la gruta temblando, no hubiera devuelto todo lo que ahí deposité.
Si la piel no fuese tan suave
y no hubiese amado y dado.
Si el hambre fuera menos atroz.
Si la niña se hubiera defendido
y no sólo chillado
y no sólo silencio,
y no hubiera sido mía,
y no hubiese llorado después
dentro mío.
Raúl Reyes. Crecí rodeado de noches lluviosas y mañanas cargadas del olor a pasto mojado; las letras desde pequeño me han hecho viajar. Escribo porque ya hace varios años, en una tarde caótica y exagerada, descubrí entre versos la secreta complicidad que el mundo alargaba hasta mi cuerpo, y el placer de dejarme arrastrar por él. He estudiado y/o trabajado como guionista, director, intérprete, poeta, artista gráfico y ensayista.
He publicado poemas en revistas como De Sur a Sur y Palabrerías, escribí un libro de poemas titulado Animal Muerto y actualmente estoy en proceso de crear una obra gráfico-poética titulada Holografías.
Raúl…no se mucho de poesía …pero tus palabras me transpirtaron al lugar que describias!!!
Me parece que eso es mucho no???👏👏👏❤❤❤
Raúl…no se mucho de poesía …pero tus palabras me transportaron al lugar que describias!!!
Me parece que eso es mucho no???👏👏👏❤❤❤
Raúl…no se de poesía …pero tus palabras me transportaron al lugar que describias!!!
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Raúl …no se demasiado de poesía, pero tus palabras me transportaron al lugar exacto que describias!!!
Es mucho eso no???
👏👏👏❤❤❤
Muchísimo <3!! Me da gusto que eso sucediera, pues en particular estos poemas quisieran ser más un puente entre ese mundo antiguo y el actual que un ejercicio estético, es maravilloso que hayas podido sentir eso