Poesía joven en español: Andrea Muriel (Ciudad de México, 1990)
Fotografía: Mónica Garrido
Andrea Muriel (Ciudad de México, 1990)
Cómo saber si un cactus ha muerto
Primero habría que fijarse en la rigidez de sus espinas,
luego en la consistencia de su cuerpo
que debe ser firme y robusto,
más tarde habría que pensar en el clima
o en cada cuánto se le puso agua.
Un cactus muere tres meses antes de que nos demos cuenta
y es imposible saber si las pequeñas señales:
los bordes amarillos, el encogimiento,
son indicios de la muerte o tan sólo parásitos.
Los expertos dicen que sólo existe un signo
inequívoco de la putrefacción:
hay que pinchar su carne
para ver si brota algo y confirmar
que el hedor ha comenzado a formarse
desde dentro.
Dicen que el amor es de todos los días
pero yo no sabía que los cactus pueden llegar a ahogarse.
Pensé que cuidarlo era ponerle más agua.
Siempre me ha costado entender cuánto es suficiente.
El poema que le prometí a tu espalda
Recostada a tu lado
observo tu nuca
y la curva que poco a poco
se transforma en tu cuello.
Acariciar tu espalda
me hace pensar en Central Park.
Detrás de mis ojos cerrados
veo árboles altos en lo que parece ser
una postal de invierno.
Tú y yo nunca hemos estado
en Central Park pero creo reconocer
el paisaje de alguna película
y recorro con mi memoria la escena
de un libro de Richard Yates.
Tú y yo
nunca
estaremos en Central Park.
La última noche es un cliché
y sin embargo tengo los dedos helados.
Tu espalda no se parece en nada
a Central Park pero cierro los ojos
y siento que me adentro
cada vez más, noto la brisa helada,
los copos de nieve cayendo
poco a poco
sobre tu cuello.
Sala de abordaje
Trata de ser feliz
fue lo único que me dijiste al despedirnos.
Ambos sabíamos que no sería
la última vez.
Meteorito de suerte
Qué probabilidades había hace 65
millones de años de que hoy
tú y yo estuviéramos en un museo
frente a enormes esqueletos de hadrosaurio
cristales de aragonito
fosilización de peces en masa.
Qué probabilidades hay hoy
de que en otros tantos millones de años
sean nuevos seres los que visiten
formaciones calcáreas de mi esqueleto
restos del fémur izquierdo del señor de la taquilla
un bote de jabón roma y tu reloj casio vintage.
Ex
P piensa que lo corté para poder escribir poemas sobre nuestra ruptura
F piensa que me falta saber más de la vida para estar con él
D me dijo que en diez años volveríamos a encontrarnos
D cortó con su novia y quiso volver a buscarme
D decía que al saber lo que estoy leyendo podía prepararse para saber mi humor
que no le gustaba que fuera tan influenciable
aunque mi mayor influencia era él
todas las D son diferentes nombres
P era tan dramático que me decía lo mismo que a sus ex que eran mis amigas
los P también son distintos
A a veces me busca y yo no estoy segura de su intención
L me dijo que me va a esperar toda la vida
L no existe
no estoy segura de si D existe
tal vez P y F se harían buenos amigos si no hubieran tenido que ver conmigo
o si F no se hubiera muerto
me refiero a otro F
ojalá estuviera aquí ese F
o el otro
quizá si P dice esas cosas de mí es porque me conoce
o quiere pensar que me conoce
porque así configura lo que él es
me gustaría que A supiera hablar español
porque es muy raro tener sexo sin hablar
absolutamente nada
aunque a veces es mejor eso
que tener sexo sin querer
y fingir que sí quieres
y decir cosas que no quieres
no voy a decirles con quien hice eso alguna vez
o si lo hice con todos
en realidad quisiera usar más letras J R L
pero no quiero escribir sobre ellos
¿cómo puedes saber si realmente me refiero a ti?
o si cambié tus iniciales por las de él
mi ex del que menos quieres saber
tal vez hago lo mismo con todos
las mismas bromas en las mismas películas
los mismos gestos en la cama
¿por qué crees que eres tan importante?
¿y si no?
a veces confundo a P con G
todos saben que me gusta la pizza
aunque tal vez le gusta más a D
al segundo D
¿y si...?
a veces no recuerdo nuestra última noche juntos ¿y qué?
¿a poco tú sí?
Andrea Muriel (Ciudad de México, 1990) es poeta y traductora. Estudió la licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica en la BUAP y la Maestría en Letras Modernas – Inglesas en la UNAM. Ha traducido varios libros del inglés y del italiano entre los que destacan el poemario Dímelo de Kim Addonizio (Valparaíso, 2016) y la novela La imperfecta maravilla de Andrea de Carlo (Seix Barral, 2018). Fue parte del programa de escritura creativa de la Fundación para las Letras Mexicanas. A veces el amor es un cactus es su primer poemario (Osa menor, 2019).
Fotografía: Mónica Garrido