Poesía

Poesía hispanoamericana: Aragón Mafra: (México)

 

 

 

Aragón Mafra (Ciudad de México, 1989)

 

 

CÁLAMOS DE LUZ

 

Detrás de la primera nota proferida

paren ráfagas de trinos o se refractan

y esculpen rarísimos templos

entre los céfiros de origen silencioso,

inventándose primaveras en el aire.

Cruzan el iris sobre alondras de aluminio,

mientras sopesan las sombras. Tras las esquinas,

los rayos vestidos de polvo

les retratan el alba sobre los zapatos

y una palabra les separa de la muerte.

A veces incrustan elaborados nombres

en las crudas paredes que erigen la lógica

para delatar los resquicios

por donde escurre el alma lejos de la duda,

donde las fallas instalan el movimiento.

Soplan sus pétalos de dicha bajo techo,

palpitan con el ritmo de incontables teclas

en un océano de pianos

bajo los amables vidrios de los crepúsculos

o con piedras marcan compás al devenir.

De lo real están tan cerca como lejos:

¡por qué firman con sangre el son de la ignominia!,

¡por qué se guardan los silencios

y emplumecen sus jirones de espuma blanca

mirando en cada gota un grano de arcoíris!

Son la punta y el agujero que inauguran;

la mismísima piel del tiempo que les ancla

nutre sus vacíos de voz.

Como extraño aroma, si flotan por las calles,

un duende tañe su duende hasta la armonía.

¡Despojados de sí no pueden ya negarse!

¿Hacia dónde apuntan los oros de su aliento?

Y las palabras que entretejen,

¿para quién las fabrican al fijarles precio,

cálamos, ay, de luz? ¡Para qué la cantera!

¡Bebed las amarras en caso necesario:

los párpados intermitentes de la bruma;

los ahuehuetes, la vergüenza

que hierve entre las sirenas y los aullidos;

hojas quebradas bajo las llantas, bebed!

¡Bebed desde el asfalto todas las alfombras,

extranjeras flores, antes de primavera,

cuando recorran la ciudad!

¡Son las letras entre los ristres de la piel,

ciudades-pájaro que surcan por el tiempo!

Con sus alaridos de lira lo retratan:

parvadas de muertos crepitan en la sangre.

Legándonos toda su errancia,

corren por túneles prohibidos en el ojo

y nos invaden la mirada sin saberlo.

Baten con júbilo las palmas de la furia,

infectan las penas con su grito dorado,

cálamos de luz, con su trazo,

y deslizan sus filos sobre la penumbra,

vacíos como son, para surcar el aire.

Si es que el mundo se desintegra en derredor,

gustosos toman las grietas contra su pecho

y al momento de la fractura

abren las puertas para su dolor alado

y el interior del templo esculpen sin entrar.

Son las horas que no han cabido en los relojes,

abismos que rozan la punta de una estrella,

ruidos que lustran la neblina

cuando los montes del amor desaparecen

tras el violento lenguaje de los mercados.

¡Escríbanlo con sus lenguas ondulatorias

sobre las heridas de nuestro porvenir,

cálamos de luz! ¡Ay, mis cálamos:

son las grises aves que anidan en los postes

y llevan todos los colores en el canto!

Portando la verdad oculta en los errores,

como una sierra accidentada se desnudan

y acaso el sol les acaricia,

cuando muestran la perfección inacabada

de una esfera que sólo mira      a través de su hueco.

 

Aragón Mafra, 2021

 

 

 

 

Aragón Mafra (Ciudad de México, 1989). Estudió Psicología en la FES Iztacala, UNAM. Ha publicado poemas en revistas electrónicas como Errancia UNAM, Liberoamérica y Small Blue Library. Publicó la plaquette El camino del cenzontle (Urgamundo, Chiapas, México, 2021). Miembro fundador y organizador del Seminario Abierto de Psicoanálisis y Literatura en Un paseo por los libros. Participó como tallerista de poesía dos años consecutivos en el proyecto Sembrando Voces con Taller Maladrón, en conjunto con la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. En la actualidad es un errante y busca un nido editorial para su primer libro: Cálamos de luz.