Poesía española: Lujo Berner. Luis Bernardeau (Murcia, 1975)
La presente selección forma parte del poemario Windsurf (Boria, 2020). La selección fue realizada por su editor Luis Sánchez. El poemario puede adquirirse en el siguiente enlace: https://boriaed.com/producto/windsurf/
Lujo Berner
Luis Bernardeau (Murcia, España, 1975)
OLANDIA
tengo una ecuación en mente
en ella viejo y libre son variables inversamente proporcionales
mientras que sueño es el coeficiente de fricción natural de la realidad con el deseo
¿será la crisis de los treinta y tantos?
aún así me considero millonario
capaz de avanzar por el alambre con una sonrisa temeraria
y de perder el tiempo buscando burbujas en el prado salado
eso sí
aunque me cueste agonías de silla y proletario
y el embalsamamiento de la mirada inocente
y digo esto
porque la inercia del asunto
es probablemente más importante que el propio asunto
y todas aquellas naciones del espíritu que esperamos explorar
sean ficticias y virtuales o crudas y perceptibles
tienen su valor más en el acto de poseerlas
que en la foto con la pieza lograda
o en los kilos pesados
por eso
las Olandias que nos rodean
son efímeras o mutables
y nos permiten hacernos con sus inagotables fuentes de riqueza
desde el mismo momento en que pensamos en tirárnoslas
aunque seguramente nunca lleguemos a consumar
y digo esto
porque la inercia del asunto
implica una reducción brutal de conquistas
bien por un agotamiento del tiempo restante
(variable finita y contable)
bien por el factor de embalsamamiento mencionado
(función lineal de la tolerancia del conjunto de dos y de nuestra facilidad de olvido)
así que
[y aquí es donde aún me siento millonario
por el hecho de saber donde están las minas de oro:
en brisas salitres horizontes espumas verdes nubes periodos nudos]
—aunque las gritase a los cuatro vientos
nadie las agotaría ni en un millón de crisis—
las Olandias que nos rodean
nunca vuelven
pero el impulso que nos llevó a cocinarlas
es tan cojonudo
que nos mueve hacia delante
con la luz en la cara
y la espalda erguida
que no es poco.
LAS NOCHES QUE FUIMOS
con quince años —o más—todo era precipitadamente rápido
beberte una litrona o un calibache
y cruzar la tarde en modo hiperespacio
con una ansiedad desmedida por cazar esquinas
con veintipocos —o menos—la cosa era tremendamente divertida
una puta locura sin pies ni cabeza
había pirómanos y asesinos en serie
una ruleta punk de movimiento espasmódico
y una eternidad ganada en cada risa
a partir de los veinticinco
«el sueño de ella» ya había plenamente trascendido
a la categoría «existencia de ella»
todo parecía programado por un vendedor
de ampollas puesto de cristales
y teníamos todo un garaje que convertir en leyenda
también teníamos la bomba, áticos microflorados,
budapest, roma y cadaqués
e incluso algunos se hicieron líderes de sectas siamésicas
todo estaba bajo control
y entonces entramos en la treintena
la cosa aparentaba pararse
aunque seguíamos teniendo al espumón y sus primogénitos
soportábamos las críticas de nuestros jóvenes
y la aquiescencia de nuestros mayores
en el fondo nos temíamos lo peor
una silla de ruedas en lo alto de una escalera
y vivir a través de nuestras hijas
y en ese momento ocurrió
uno dijo: —somos poderosos
y otro: —bailas como hace 1 0 años
de repente volvíamos a andar por las paredes
volvíamos a metabolizar el tequila en testosterona
y volvíamos a cantar himnos entre fuego y tromba
la luna
quedó
en
pausa
aunque
la máquina de tabaco
se salvo
por
un
pelo
también recibimos de lo lindo
sufrimos crisis morales en centésimas de aliento
y vimos que la tundra ya nunca volverá a ser lo que era
pero tan solo el paseo a trompicones
de vuelta a casa
en el resplandor incipiente del nuevo día
ya mereció la pena
un largo
y eterno
y hermoso
y borroso
y tranquilo
camino
de
vuelta
FLOATING
y aquí estamos
en un autobús que avanza a 1 0 km/h
por un camino de tierra
que baja hasta las playas de calblanque
mi propio y auténtico coney island de la mente
mientras converso con una familia sueca sobre el boom
de la construcción en estocolmo
y les hablo de mi gran familia de allí
de fondo se oye el new york de lou reed
que el autobusero compró hace 2 semanas en sevilla por 5 €
(según me dice)
es en ese momento en el que empieza there is no time
y ya tengo canción para este poema que es una cosa
que sucede recurrentemente últimamente
(mente)
y es que justo en este momento resulta que estoy releyendo
los vagabundos del dharma
1 00 o 200 años después (soy incapaz de una mayor precisión)
y recuerdo lo que era
lo divertido
toda la espontaneidad y la sinceridad y la sencillez
lanzarse a la hoguera siendo un beat poseído sin más objetivo
que escalar mil montañas de uvas pasas
y eso quiero
aullar bajo la luna plegarias de dicha que truenen sobre los
calcetines que nunca me pondré mientras conservo una gran erección
toda la noche que ilumine mis cantos negros y me reconforte
en los días de cien grados bajo el solsticio del amor vegano
jajaja
y es que recuerdo palabras comodín y amigos y noches y solo escribir
y leer y pensar en escribir y bailar y volvernos tan locos como
melocotones que cuidan de su piel y de su alma de hueso
que crece hacia las estrellas
recuerdo que tuve un gran amigo poeta mapache beat que salía en
una peli de jim jarmusch y otro que bailaba tan bien que a un observador
despistado le parecía que estaba inmóvil y también estaba
aquél que metía gente en los contenedores de basura por prescripción
médica mientras una pantera lo observaba desde el quicio de
su miedo
volcanes playas aquelarres trombones y ligar poquísimo escupir gilipolleces
y verlas salir corriendo camino de una farmacia
recuerdo
a mi padre contarnos historias de lovecraft a mi hermano y a mí
más allá de la punta de la azohía mientras surcábamos un mar de
gelatina y cruzar una y otra vez el mar menor con la ten cate sprinter
cuando era tan transparente que hasta se distinguían las bombas
no explotadas de la guerra civil y aparcar coches checoslovacos en
las laderas de los montes almerienses y darle al juego de la silla con
un tío-lámpara de ikea llamado bárbara en la cala del ros una nochevieja
en cadaqués y a camareras en bikini en el gélido budapest
bebiendo vino blanco del lago balatón y atravesar la medina de asilah
o essaouira en hora punta con todo el equipo de wind y ver explotar
olas de orígenes contrarios en la isola delle correnti sicilia y
luego ser salvado por mi amada cuando mi patilla ya ardía después
de beber un sambuca en sambuca y escapar con mis cuñados de un
hotel de punta cana y deambular por su periferia dantesca entre
putas y simpáticos tipos con pistola y gorro vaquero y ver el amanecer
desde el pico en kuta beach bali con la playa cubierta de flores
y japoneses haciendo tai-chi y tomar tequilas del tamaño de
cantimploras y hablar de hardbop siendo el menos marrón del grupo
en un bar de harlem cerca de sugar hill y otras tantas cosas que
se apiñan oxidadas en mi propio backyard de la memoria bajo capas
y capas de laca sináptica y el betún de los tesoros
y es que la vida a veces es la hostia que queréis que os diga
al menos en el corto plazo que nos queda antes de que nos
conviertan también en
refugiados
—como poco, refugiados de nuestra propia naturaleza—
o que nos cace como a un pokemon
algún tarado creyente en la nada
qué tiempos kevinarnold
cuando no sabía ni dónde estaba penencia
y era un pobre cojo que no tenía hijas donde abanderarse
así que supongo que mi vida es tan burguesa como la tuya
pero en fin
es lo que tiene la franca poesía automática sin pretensiones
y este proceso proustiano que termina con un frenazo y la marcha
de kerouac al pico
de desolación
así que toca bajar
sacar el hatillo de la panza del bus
cruzar por esa pasarela de madera
que es la fase rem del esplendor
montar esa fringe 5.0 que se hincha con la dulzura
de una embarazada
mientras olitas de demoníaca belleza rompen
ante mis nervios de oso panda
y estoy SOLO
bueno no
hay una madre desnuda encerrada en su castillo de poliéster
de colores
y dos niños que se bañan y se suben a una roca
y luego excavan y al fin y al cabo se mueven en una cinética
fantástica y loca
así que los cuatro pasamos juntos la tarde
los veo desde el agua
mientras os pienso lo de siempre
os re-cuento de nuevo
el agua que es verde azulada o anaranjada
cuando la ola se aproxima a romper
siempre esmaltada por el viento del nordeste
que es ión de vida
esperar elegir esperar aguantar
venga, si os lo sabéis de memoria
esperar y lanzarte
flexar
dirigir
vamos
¡ aéreo!
Luis Bernardeau (Murcia, 1975) es ingeniero civil, padre de familia y windsurfista. Su vida se despliega en una serie de heterónimos. Como Lujo Berner, en el terreno de la poesía, ha publicado el fotolibro New York City Haikus (Vulcania, 2009), y los poemarios Home (Boria, 2017; finalista del “IV Premio Internacional Fractal de Poesía”) y Windsurf (Boria, 2020). Además, sus poemas han aparecido en publicaciones como El Coloquio de los Perros (Cartagena), o Carne para el Perro (Alicante), y ha participado en distintos ciclos literarios, entre ellos el Festival de poesía Raíces, de la Algameca Chica (Cartagena), Deslinde (Cartagena), Los Lunes Literarios (Murcia), o Poetas en Cercanías (Alicante).
HARAR, como ente colectivo junto al experimentador sonoro murciano Sergio Sánchez (aka Jazznoize), es un proyecto de poesía sonora que combina diversas vías expresivas y herramientas (el spoken word, los field recordings, o la microfonía de contacto hibridando voz y electrónica con resultados impredecibles). Con esta propuesta, ha participado en la Expo Amnesia de Javier García Herrero (Galería Progreso 80, Murcia), el Ciclo Eclipse-Flúor (Centro Párraga, Murcia), Tranvesarles (Cabezo de La Ermita, Lorquí) y el Festival de Otoño de la Morada Sónica (Classijazz, Almería).
Como Omar Daf ha desarrollado, por otra parte, una incipiente carrera pictórica bajo la tutela de la pintora Miwako Yamaguchi desde septiembre de 2018. Su estilo hunde sus raíces en la musicalidad, el gesto y el uso de referencias culturales en distintos estratos que multiplican sus significados. En noviembre de 2019 realiza su primera exposición en el Café Mariantonietta de su ciudad natal.
Luis Sánchez Martín (Cartagena, España, 1978) ha publicado el libro de relatos 'Sin anestesia' (Ediciones Hades, 2014), la novela 'Bebop Café' (Boria Ediciones, 2016) y el poemario ‘Carrera con el Diablo’ (Lastura Ediciones, 2019). Ha sido finalista de varios certámenes de relato y poesía, a destacar el III Concurso de Relatos Contra la Violencia Machista organizado por el Ayuntamiento de Terrasa (2015), el V Certamen de Relatos Pablo de Olavide (2016) y las dos primeras ediciones del Certamen de Poesía La Montaña Mágica (2017-2018). Sus relatos y poemas han aparecido en publicaciones en papel y digitales como Manifiesto Azul, Carne Para el Perro, Culturamas, El Coloquio de los Perros, Hankover o el diario La Verdad de Murcia. Dirige el sello editorial Boria Ediciones y es colaborador habitual del blog de reseñas literarias Literatura+1 y de la sección cultural ‘Leer el presente’, de eldiario.es (Región de Murcia).