Poemas de Juan Manuel Esquivel (Ciudad de México, 1980)

 

 

 

Poemas de Juan Esquivel (México, 1980)

 

 

CASI UNA POÉTICA

 

Lentamente

entras

en la claridad de la avenida.

Llueve.

La niebla camina

entre

la gente

los árboles

y los gigantes.

En las baldosas

se refleja

la belleza de este instante

y tú hablas de salvarlo todo

incluso

el splash de las llantas.

 

Sólo queda el surco de los días.

 

Y el consuelo (dirían metafísico)

de volver a mirar

en este espejo los reflejos

de aquellas baldosas.

 

SOMOS amantes.

Contra la sublime voluptuosidad

sólo el ariete

                    de la vergüenza.

Ya se cimbra la secreta mansión.

 

Sin piedad me arrastran

hacia el alba.

Despierto náufrago en su azul.

 

Y de aquella pasión tan honda,

de aquel lugar más allá

                     de la idea del tiempo

estos vestigios

darán constancia

de lo vivido.

 

 

 

DONDE MORA LO VIVIDO (segunda versión)

 

Es un susurro. Lo sigues.

En la penumbra ella y tú.

Con las manos forman palabras;

antiguo lenguaje sólo entonces recordado.

Alguna vez

un aroma es un susurro,

la mano de Hermes guiándote

donde mora lo vivido.

 

 

 

GÉNESIS 3.19 (primera versión)

 

ESA MADRUGADA, tras cotejar vouchers y estados de cuenta, no los archivé como siempre hago. Decidí quemarlos. En una maceta ardieron. Al devorar la oscuridad la última flama algo estremecía mi pecho. La ceniza voló. Pasados los años comprendo aquel estremecimiento: miraba mi final. No ardían papeles sino mis días. Polvo eres y al polvo volverás.

 

 

 

GÉNESIS 3.19 (segunda versión)

 

AQUELLA MADRUGADA

no archivaste los vouchers.

Decidiste quemarlos.

Al ver la última flama

devorada por la oscuridad

sentiste estremecer el pecho.

Polvo eres y al polvo volverás.

 

 

 

ENÉSIMO BORRADOR A UN AMIGO

 

Para Patrick Harpur

 

¿Era viernes

cuando nos topamos en la plaza?

Esperabas a una chica,

por eso te dejé pronto

y seguí hacia la tienda de discos.

¿Recuerdas? Todo era música.

 

Antes de marchar esperé un poco,

los viernes las muchachas son más bellas.

Te reencontré a lo lejos; no me viste.

Seguías esperando.

Te habían plantado pero esperabas.

Los brazos abiertos.

Nunca te olvido.

¿Puede un niño ser padre?

Ahora creo más en el destino,

en algo hace tiempo olvidado:

somos nosotros, nuestras almas,

quienes antes de nacer

ya hemos elegido qué vida viviremos.

 

Esperaste tanto,

acaso oyeras una voz muy hondo

mientras te miraba aguardar tu destino.

 

 

 

BAJO LA ARDIENTE sombra del sol,

entre los puestos de un antiguo barrio

encontré una piedra partida en dos.

Como Yashoda, al abrirle la boca a Krishna,

en su interior miré estrellas:

centelleos de cristal.

«Llegó del espacio».

No creo, pero

en noches anubarradas

me gusta imaginar

que sus entrañas son una galaxia,

quizás la bitácora ilustrada

de un arcaico viaje espacial.

 

 

AQUELLOS LIBROS nos miraban

en tus labios una rosa se encendía

y en la llanura el relincho del corazón.

dav

Juan Manuel Esquivel (Ciudad de México, 1980) es licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Tecnológico de Monterrey. Ha participado en talleres y cursos literarios en la Casa del Lago y otros centros culturales. También escribe ensayo y es parte del comité editorial de la revista literaria Murmullo de Paloma. Actualmente prepara su primer libro de poesía.

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