Poemas de Giorgio Luzzi (Sondrio, Italia, 1940). Traducción: Pablo Lombó Mulliert
Este material es publicado con autorización del poeta José Javier Villarreal, director de la Capilla Alfonsina. El poemario, Demasiado tarde para Santiago (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2018), del cual se extraen 4 poemas, forma parte del proyecto editorial “El Oro de los Tigres” y su edición conmemoró el 85 aniversario de la Universidad Autónoma de Nuevo León y es un homenaje de un grupo de escritores de lengua española a Alfonso Reyes en su faceta de traductor.
Giorgio Luzzi (Sondrio, Italia, 1940)
Demasiado tarde para Santiago
(Troppo tardi per Santiago)
Traducción: Pablo Lombó Mulliert
(vieja ventana)
Míralo tú qué fosa luminosa
ese rostro sin carne olvidado en la noche
curvo sobre un frasco de habas
crudas y frías. O no será
tal vez el lastre que ha caído
de estos paupérrimos telares
la guillotina involuntaria
que ha transformado una comida
un débil ocaso de bocados
en una vida arrojada al viento.
Interior con golosinas
Habrías debido saberlo, dice ella, que
un pan de verdad tan pesado
que parece cortado de la luneta
sobre el portal de los apóstoles, un pan
acostumbrado a muy otros trances, que
un dulce pan de tal violencia, dice ella,
que ha superado indemne nieve y noche
pues bien, decía, no se vende
a desconocidos a traidores a chismosos,
pues bien, insiste ella, sabes cuántas de estas
partes sospechadas espías, en orden
de peste o de tisis, dentro de sus
claros vestidos azules, tras los rayos dorados
de dientes ajenos, a blasfemias
y yo aquí que le pongo las horas, dice ella,
la crema la vista la artritis el pecado
de hacer una masa de blasfemia e improperio
pensando en el amor de ayer.
Palabras a Liù
Bébete todo el luto Y que los días te aconsejen
en esta sorpresa de llamas que corta la nieve
los mansos deseos el beso del dominio
respiran voraces un fuego de caverna
La hora golpea en desquiciados postigos
Bajo las naves de las costillas tu corazón que late
Pero queremos que tú cierres la frente
sideral a preguntas demasiado humanas Graciosas
fluyen por el fúnebre carnaval
ruinas: agujas, anillos, maniquíes…
(chatarra con playa)
Aquí les diré lo que vi. Cosas
como un vientre o un jadeo
de pelos enlodados y ásperos, sacudidos
entre cañas y láminas, con un láser
apuntado a los ojos, una pistola
contra el muslo: el Selbst
vomitante, borracho, que se alegraba
contra aquel litoral a la vista
y alrededor un sol en organillo
atrapado en nubes de agosto
espesas sobre el carnizal adormilado.
(vecchia finestra)
Guardalo tu che fossa luminosa
quel volto scarno dimenticato nella nostte
chino su un barattolo di fave
crude e fredde. O non sarà
forse la lastra che è caduta
da questi poverissimi telai
la ghigliottina involontaria
che ha transformato un pasto
un debole crepuscolo di boli
in una vita sparpagliata all’aria.
Interno con dolciumi
Avresti dovuto saperlo, fa lei, che
un pane davvero così pesante
da parere tagliano giù dalla lunetta
sopra il portale degli apostoli, un pane
abituato a ben altri frangenti, che
un dolce pane di tale violenza, lei fa,
che ha superato indenne neve e notte
ebbene, dicevo, non si vende
a sconosciuti a spaiati a chiacchierati,
eh beh, lei incalza, sai quanti da queste
parti in sospetto di spie, in assetto
di peste o di tasi, dentro i loro
vestiti blu chiari, dietro i lampi d’oro
dei denti foresti, a bestemmie
e io qui che ci metto le ore, fa lei,
la panna la vista l’artrite il peccato
di fare una pasta a bestemmie e improperi
pensando all’amore di ieri.
Parole a Liù
Bevilo il lutto E i giorni ti consiglino
In questa sorpresa di fiamme che taglia la neve
i miti desideri il bacio del dominio
respirano voraci un fuoco di caverna
L’ora bussa a persiane scardinate
Sotto le navate delle costole è il tuo cuore che batte
Ma vogliamo che tu chiuda la fronte
Siderale a domande troppo umane Graziosi
Scorrono lungo il funereo carnevale
Relitti: aghi, anelli, manichini…
(rottami con spiaggia)
Qui vi dirò quanto io vidi. Cose
come un ventre o un ansito
di peli infangati e scabri, scossi
tra canneti e lamiere, con un laser
puntato agli occhi, una pistola
contro la coscia: il Selbst
vomitante, ubriaco, che gioiva
contro quel litorale a vista d’occhio
e attorno un sole a ghironda
impigliato in nuvole d’agosto
spense su quel carneto appisolato.
Giorgio Luzzi nació en 1940 en la provincia de Sondrio, al norte de Italia. Estudió Leyes en la Universidad de Pavia u Letras en la Universidad de Turín, ciudad en la que radica desde 1972. Ha publicado varios libros de poesía, entre los que destacan La camilliade. Poema orobicomico polimetro (1972), 23 ipotesi per il vino (1980), Luce e altri tatti (1981) y Scianne di pietra (2009), además de la novela La traversata (2005); y ha colaborado con distintos artistas visuales.
Es traductor, ensayista y crítico literario. Ha escrito sobre poesía lombarda y la poe´sia italiana del novecento; además ha sido antologador de poetas como Andrea Zanzotto y Paolo Valesio; ha traducido a poetas franceses como Apollinaire, Prévert, Jammes, Char y Baudelaire; a otros de lengua alemana, entre los que se encuentran Goethe, Trakl, Rilke; y a los contemporáneos Volker Braun y Anna Chiarloni.