Poemas de Emilio Coco (Foggia, Italia, 1940)
Emilio Coco (Foggia, Italia, 1940)
LAS SÍLABAS SONORAS
A veces me pregunto si mi muerte
llamará la atención en este mundo
o acaso correré la misma suerte
de tantos otros que ya están durmiendo
en cajas que el olvido ha sepultado.
O si alguien en mi casa va a acordarse
del sitio que en la mesa yo ocupaba
y en el estudio sentirán los libros
que sus lomos mi mano no acaricia.
Condenados al fuego, pensaré
que no moví ni un dedo en su defensa.
Pero saldré de las moradas gélidas
templando el aterido corazón
con la llama de sílabas sonoras.
NUEVO DANTE
Sin que lleves ni bragas ni sostenes,
envuelta en el pareo transparente,
trajinas con espíritu tranquilo
entre ollas y fogones. Mi cabeza
se pierde estérilmente tras un verso
que tarda en concretarse. Me dedico
a tanto esfuerzo vano que no logro
oír cómo me llamas, mejor dicho,
al oído gritarme, pues fastidia
que a un poeta como yo se le importune
sin cesar con estúpidos quehaceres,
como a ver si me escurres la botella
o mira si el ragú ya se ha enfriado.
Que sepas que tus gritos me perturban
las ideas. Y que con tu impaciencia
al mundo privarás de un nuevo Dante.
LAS ÚNICAS PALABRAS
Quisiera escribir versos muy audaces
que me diesen un aire de moderno.
Pero parecerían algo falsos
e impropios de la edad que ya tenemos.
Los poemas eróticos exigen
que haya dos cuerpos jóvenes y bellos.
No es éste nuestro caso. La piel cede,
y existen además otros problemas.
¿Tú qué crees? ¿Me aventuro a usar palabras
como túrgido, erecto, penetrar?
¿No se van a reír mis enemigos?
Lo dejaré correr. Esto es lo único
que te puedo decir: ¡Cómo me gustan
tus ojos verdes y tu linda cara!
MONÓLOGO
Con los puntos Don Limpio me regalan
catorce vasos de la marca Monti.
Hoy en el híper empiezan las rebajas.
La oferta recomienda la bayeta
mágica para el polvo. Tú le das
una pasada, basta hacer la prueba,
sin aceite ni spray para madera
y todo resplandece como nuevo.
Al barrer en el baño estar atento
por si un pelo. Y si algo sucediera
se deja todo como estaba antes.
Cuento en el pecho sílabas y acentos
tamborileo los dedos y allá voy
a la búsqueda exacta de la rima.
NUESTRA CASA
Tú y yo vivimos en un piso inmenso,
ya sin hijos y libres del tormento
de que llegue el dinero a fin de mes,
sin sustos ni sorpresas enojosas.
Tú en tus quehaceres sola en la salita,
yo con mis españoles en mi estudio.
Ya no tienen espinas nuestras rosas,
sólo los dos y cada vez más solos.
Hace años que sólo nos reunimos
a la hora del almuerzo y de la cena,
y esperamos ansiosos el momento
de acostarnos, cada uno en su rincón.
Para casos urgentes de importancia
siempre podemos recurrir al móvil.
EL MAL OSCURO
A Francesca, trece años después.
Dejo sólo por ti la puerta abierta.
Los demás por el mundo van buscando
–en Espinardo o en Ascoli Piceno–
tenaces un jirón de cielo azul.
Pero la cierras siempre, entristecida
y golpeada por el mal oscuro
que te apaga implacable. Así alejada
pasas los días reforzando el muro
del recelo y la desesperación
que en ti penetran hasta lo más hondo.
Quita la piedra que te oprime muda.
Llora si crees que va a aliviarte el llanto,
porque a pesar de todos tus desaires
a más desprecios más te ama la vida.
HIELO
Con el paso del tiempo regañamos
más a menudo aún, y por bobadas.
Con la mirada baja ambos sentimos
al otro como extraño, amurallados
en rencor y mutismo. Si más tarde
llegamos a rozarnos por error,
en las venas la sangre se nos hiela,
petrificados ya por el terror
de una mala pasada de la noche
que en sueños puede hacernos abrazar.
Al borde de la cama, en equilibrio,
esperamos el alba, suspirando
aliviados, rezando porque el hielo
de estos cuerpos jamás llegue a fundirse.
MI ÚNICA VIRTUD
Después de trabajar el día entero
taladrando y poniendo las cortinas,
librándote de mí me has ordenado
que me vaya a la cama. Ya es manía
ofensiva salirte con la tuya
a toda costa. Tienes tanto yo
que ni a modo de finta se te ocurre
hacerme concesiones ilusorias.
Ya con un pie en la cama me has gritado:
Antes lávate, ensuciarás las sábanas
con todo ese sudor que lleva el cuerpo.
Obedecer es mi única virtud.
Incluso en las cuestiones del amor
el día y la hora los decides tú.
LA SONRISA DE FRANCESCA
Me hacía la ilusión que a esta edad mía,
con la antigua inquietud calmada ya,
de un modo más sereno iba a poder
enfrentarme a los sustos de la vida.
Incauto, me sentía vacunado
contra desilusiones y tormentas,
creyendo que tras tantos zarandeos
alegre iba a latir mi corazón.
También creía que la hermana muerte
iba a poner final a mis congojas
y la invoqué a menudo a grandes gritos.
¡Qué error! Pues me ha bastado tu sonrisa
para que sienta en mí un tremendo amor
por el mundo que tanto había odiado.
SIN TI
Si yo sé prepararme un huevo al plato
y hacer los espaguetis con tomate.
No hace falta que estemos siempre juntos.
Te encuentras decaída. La ocasión
la pintan calva, tómate unas buenas
vacaciones, concédete un respiro.
Me pesará tu falta, ciertamente,
mas sobreviviré. Piensa en alguna
excursión que organice la parroquia,
un día en Santa Rita o Pieltrecina.
A mí no me va el cura. Es un soberbio.
Es que lejos de ti yo no me veo.
¿Quién lava? ¿Quién te plancha? ¿Quién cocina?
Sin mí estarás comido por las liendres.
UNA PRESENCIA IMPRESCINDIBLE
Ya sabes que con ella no se vive,
que me controla hasta los pestañeos.
Si abro la puerta ya está allí frotando
con sidol y algodón el picaporte.
En la mesa me cuenta los bocados.
Me chilla si resbala la cuchara
y me mancho de caldo el pantalón.
Señor, soy un desastre para ella.
Cuando llega la hora de acostarnos
me tengo que lavar cabeza y pies,
y sobre la almohada pone un paño.
Y no hace el menor caso de mis quejas.
Si no remedias esta situación
sé que va a suceder algo terrible.
No puedo prescindir de su presencia.
Haz que viva el mayor tiempo posible.
JUSTA VENGANZA
Si llegamos los dos a noventa años,
yo medio dislocado y alelado,
y tú sana del cuerpo y de la mente,
derecha como un huso, ello se debe,
me dirás con orgullo, a tantas horas
de gimnasio y a largas caminatas,
mientras yo alimentaba el alma mía
con poesía y demás gilipolleces,
te pregunto, si juntos alcanzamos,
yo hecho migas y tú como una rosa,
los noventa malditos en cuestión,
si por no haber seguido tus consejos
de mí te tomarás justa venganza,
encantada de todos mis achaques.
MI EDREDÓN
Cuanto más viejo es más generoso.
Blando y acogedor, se hace adherente
a las piernas en busca de descanso
como descomunal pasta de hojaldre.
Me reposa y me da la sensación
en las noches más frías del invierno
que un cálido edredón me está envolviendo
con más calor que el fuego del infierno,
aunque me hace sentir como en el Cielo.
Ya no podría separarme de él
ni siquiera un instante. Satisfecho
en la cama se funde con mi vientre,
se agita en sueños, se me encaja mientras
con él me sintonizo y me deleito.
En sus olas quisiera izar la vela.
Y hundirme en sus arenas movedizas.
NUESTRO AMOR
Di, ¿qué recuerdo nuestro quedará
cuando estemos ya muertos y enterrados?
Que no crean jamás que fuimos héroes,
y no hagamos leyendas de nosotros.
Que quede claro. No obstante, ojalá
una cuestión sea indudable al menos:
nos amamos. Lo digo en voz muy alta
ante Dios y ante el mundo, aunque hace un rato
te quería mandar al gran carajo.
Pero eso es lo normal cuando se quiere.
El amor es dulzura y es insultos.
Es victorias e infames rendiciones.
Puede hacernos palomas o bien hienas.
Nos hunde con las alas ya extendidas.
MALOS PENSAMIENTOS
Los malos pensamientos me clavaban
al sofá cada noche hasta las dos.
Los cuerpos más potentes y más ágiles
se amaban de expertos equilibristas.
Tan extraño el gozar agonizante
con el dorso encolado al pavimento
forzado a un lento ritmo exasperante.
Ya en la cama me arrepentía siempre
de las horas robadas a los rezos
que abrazados recitábamos juntos
tan torpes ya los labios por el sueño.
Tantos pubis y tetas altaneras
animaban mi enfebrecido semen
a derramarse en tu benigno vaso.
JUDAS
Los sábados después de la película
nos vamos a la ducha. Te demoras
extendiendo la crema en las durezas
y yo me apresto en afilar los dardos
con que atravesaré tu vientre seco.
Ya en la cama te imploro acabar pronto,
depílate más tarde, porque todo
este insólito ardor sé que se acaba
si tú no me lo animas con tu amparo,
se puede derretir cual nieve al sol
con mi vergüenza y con tu gran desdén.
Pasa una hora y apareces desnuda.
Pero ha aguantado mucho. Y ya no quiere
someterse a tus órdenes el judas.
LA SORPRESA
Finalmente me has dado una sorpresa.
Te habías acostado, yo leía
un tebeo de Crépax. En la casa
reinaba la quietud. Era un placer
lo irreal del silencio; en el jardín
contemplaba el temblor de las estrellas
con los ojos atónitos de un niño.
No recordaba noches tan hermosas.
Voy de puntillas a la oscura alcoba
llena de olor a tu cuerpo desnudo.
Con el dedo te rozo el blando pecho.
Has abierto los ojos. Tu constancia
vuelve a encender mi fuego. Pero sudo
para hacer nuevo nuestro antiguo rito.
EMILIO COCO, nacido en San Marco in Lamis (Foggia, Italia, 1940), es hispanista, traductor y editor. Entre sus trabajos más recientes destacan: Antologia della poesia basca (1994), tres volúmenes de Teatro spagnolo contemporaneo (1998-2004), El fuego y las brasas. Poesía italiana contemporánea (2001), Los poetas vengan a los niños (2002), Poeti spagnoli contemporanei (2008), Jardines secretos (2008), La parola antica. Nove poeti indigeni messicani (2010), Dalla parola antica alla parola nuova. Ventidue poeti messicani d’oggi (2012), Trentaquattro poeti catalani per il XXI secolo (2014), Con il fuoco del sangue. Trentadue poeti colombiani (2015), Vuela alta palabra (tres tomos, 2015), Il fiore della poesia latinoamericana (tres tomos, 2016), Una goccia di luce inafferrabile. Antologia della poesia cubana (en colaboración con Waldo Leyva, 2017), La poesía italiana del siglo XX (2017), Le grandi voci della poesia ecuatoriana (2018), Antologia della poesia honduregna (2019), Il paese degli specchi. Antologia della poesia boliviana d’oggi (2019), Donne di parola. Venti poete messicane (2020) y Antologia della poesia costaricana (2020) además de algunas muestras de poesía argentina, nicaragüense y de la república dominicana. Ha traducido, entre otras, la obra de Jaime Siles, Luis García Montero, María Victoria Atencia, Juana Castro, Luis Alberto de Cuenca, Juan Manuel Roca, Marco Antonio Campos, Hugo Gutiérrez Vega, Ramón López Velarde, Víctor Rodríguez Núñez, Leopoldo Castilla, Jaime Sabines, Alí Chumacero y Santa Teresa de Ávila. Como poeta ha publicado: Profanazioni (1990), Le parole di sempre (1994), La memoria del vuelo (2002), Fingere la vita (2004), Contra desilusiones y tormentas (2007), Il tardo amore (2008, traducido al español, al gallego y al portugués, Premio Caput Gauri, 2008), Il dono della notte (2009, Premio Alessandro Ricci-Città di Garessio, Premio Città di Adelfia, Premio Metauro, Premio della Giuria «Alda Merini»), El don de la noche y otros poemas (2011), Ascoltami Signore (2012, traducido al español con el título Escúchame Señor), Las sílabas sonoras (2013), Mi chiamo Emilio Coco (2014), Es amor (2014), Las palabras que me escriben (2015), Vuelva pronto el verano (2017), Del dolor y la alegría (2020), Ya sé que no será como era antes (2020) y algunas plaquettes. Está traducido a una docena de lenguas. En 2003 el rey de España Juan Carlos I le otorgó la encomienda con placa de la orden civil de Alfonso X el Sabio. En 2014 fue «Poeta Homenajeado» en el Festival «Letras en la Mar» de Puerto Vallarta. En 2015 recibió el premio “Catullo” por su labor de difusión de la poesía italiana al extranjero. En 2016 le fue otorgado el premio “Ramón López Velarde”.