Poemas de Edda Armas (Caracas, Venezuela, 1955)
Fotografía: Aída de Armas
Edda Armas (Caracas, 1955)
SELECCION PARA REVISTA LITERARIA TALLER IGITUR
PAÑUELO
Dar un paso, intervenir uno.
Dar dos pasos, intervenir dos.
Gertrud Goldschmidt
Se extravía el alma melódica cuando la onda del
instrumento cae cruzando la marea.
Trance que desdobla sin retorno aunque medie
la piedra alzada hecha palabra al buscar su origen.
Punto medio de lo que fuimos, o lo que aún somos.
La boca pequeña muerde. Levanta lo leve, aquello
que nos obsesiona preservar. Lo que da raíces en
días desalmados, en este incomprensible ahora.
Aislarse no era lo buscado. Fortalecerse, sí. Hincar
vibraciones para apartarse del corrosivo timador.
Mantra de inaudita sonoridad, que rítmicamente
alisa frecuencias, sin distracción de ciertas claves.
Que el acorde libre urda con urgencia otro canto.
Queda lo que sin prisa bordemos para el otro.
Flotante pañuelo blanco vislumbrado en lejanías.
a Néstor Mendoza
DESARRAIGO
No es igual irse a permanecer.
La raíz confina nuestros pasos.
Lo extrañamente ajeno viene abriendo cauce.
Admite su fragilidad
el agotador vaivén cuando intentas preservarlo
en ese volver con las manos vacías
con la vista puesta más allá.
Ahora sabes nombrarle: desarraigo
resonando sobre la baldosa floja de tu calle
a la misma hora de la partida.
Sólo tú los reconoces
en su asomar desafiante en este septiembre
cuando cuentas los rostros de quien se fue
de quien no llega,
de otros que se alistan para partir,
porque todo ya les es extrañamente ajeno.
a Alida Ribbi
O-j-o-DOS
Si digo penuria, tal vez, la otra mitad quede afuera.
Párpados de poeta. Hinchados por el sobresalto.
Quitarse la máscara. Lo cóncavo cae, nos deja sin piel.
Sitia al insomne. Él padece su propia ruina sin ser
nombrado, aislado en la crónica de la pesadilla circular.
Quiere saberse fuera de la mano, que mata y apaga…
Se abrevia, aferrado a la repatriación de lo fértil.
Un trébol estira la mitad esperanzada del cuerpo.
Visión recurrente del que retorna a territorios de humo
donde la mano útil siembra otro árbol de los fuegos.
Inédito
Talismán Minerva Margarita Villarreal
A la orilla profusa del abismo
sostiene mi mano la tuya,
desde el cielo caen las palabras
de arena que auxilian los días.
Regresan a casa con voz de viento
cada tarde.
Escritas en un papel carbón
viajan conmigo y
al trasluz las leo
a la hora de las tribulaciones.
Al alba los capullos despiertan
las palabras de mi madre:
Bajan de las cimas doradas del perdón
Así fue que sus palabras
bajaban de sus alas
No pude detenerme en ellas
No eran el Credo ni el Ave María
ni el Padre nuestro con que iniciábamos
la oración al Santísimo
No venían a anidar en la memoria
ni en la repetición
No tenían letras
Eran flujos corrientes
que en el desierto alzan remolinos
y mis pies levantan
y me llevan
MMV
Inédito
REPICAR DE CAMPANAS
Hurgando el hueso
hasta la médula.
Andreé Chedid.
Si es la sombra la que anuncia
la tempestad
la rosa se la lleva
en el tintineo de la campana
a cuatro manos gesticula
la llama doble
polarizada entre el bien y el mal
la certidumbre y el temor
la tiranía y la gloria
árbol ramificado de este circo
experimento salvaje que nos embiste.
Abres y cierras el paraguas
ante la lluvia espesa
frente al paredón, a la duda histórica
al perdón impostergable
(al quizás pudo evitarse)
porque su luna sangra los espantos
latido quizá, hincado en los tímpanos
de una infancia que nunca abandona el cuerpo
Arrima el latido a la vena inflamada
de los días cenizos
son campanadas de un mismo altar.
a Adriano González León
COMO PUEDE
no es igual
el dolor
para todos
cada uno
anuda
sus ofrendas
dice adiós
como puede
dice amor
también
como puede
TORCEDURA DE LA LUZ
Las palabras siempre
esperan a alguien real.
Rafael Cadenas
Darle vueltas al sentimiento
torcerlo más aún para que diga,
afloje, con dolor florezca
y resistir su falta de luz
tomar la fe de todo ese pesar
y padecer hasta su última astilla
De oscuridades y peso cubierto
no flota pero asoma
el filo de lo que queremos decir
y en sus escamas ves el zurcir
de las palabras, estiradas otra vez,
esquivada o traspasada la mentira
Si viene le preguntas
y omite los silencios que la alejan
dile, díselo, a él.
Edda Armas (Caracas, 1955). Poeta, psicóloga social, editora. Ha publicado diéciseis poemarios entre 1975 y 2019, los recientes: Fruta hendida (Madrid, 2019), Manos (Bogotá, 2019), Roto todo silencio ilustrado por Daniel Medvedov (Caracas, 2016), A la hora del grillo (Quito, 2016) y Alas de Navío (Monterrey, 2016). Premio Municipal de Poesía 1995, Alcaldia de Caracas, por Sable; Premio Internacional Poesía XIV Bienal “J.A. Ramos Sucre” con En Bicicleta (2002). Ha representado a su país en Encuentros Literarios y antologada en España, Francia, E.E.U.U, México, Honduras, El Salvador, República Dominicana, Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador. En 2019 Editorial Pre-Textos en España editó su Antología Nubes. Poesía hispanoamericana, en la que reúne las voces de 291 poetas de 16 países haciendo homenaje a la lengua que somos. Guía de talleres de creación poética para niños y adultos desde 1980. Presidió P.E.N Venezuela. Dirige Dcir Ediciones, una colección de poesía venezolana. Reside en Caracas.
@EddaArmas
Fotografía: Aída de Armas