Phileppe Jaccottet (Suiza). Versión de Rafael-José Díaz
Phileppe Jaccottet (Suiza, 1925-2021)
Versión de Rafael-José Díaz
Escucha, mira: ¿no hay algo que sube
de la tierra, de mucho más abajo,
como una luz, en oleadas, como un Lázaro
herido, absorto, en lento batir de alas
blancas -mientras que por un instante todo calla,
y es en verdad aquí donde estamos, asustados,
y no descienden así de más allá del cielo,
a su encuentro, otros vuelos, más blancos
-por no haber discurrido entre raíces de barro-,
y no corren ahora unos contra otros
cada vez más deprisa, a la manera
de los encuentros amorosos?
Ah, piénsalo, dilo, sea lo que sea,
di que algo así puede ser visto,
que sabréis aún correr así,
pero dentro del áspero manto de la noche.
Aparta esta luz que nunca tiene ojos...
como una cortina y entra,
acércate, tú que miras y hablas,
más penetrante que el viento de otoño,
más tierna que toda su lana y toda su leche.
El ignorante
Cuanto más envejezco, más crezco en ignorancia,
cuanto más he vivido, menos poseo y menos reino.
Todo lo que tengo es un espacio alternativamente
nevado o brillante, pero nunca habitado.
¿Dónde está el dador, el guía, el guardián?
Permanezco en mi cuarto y de momento me callo
(el silencio, como un sirviente, viene a poner un poco de orden),
y espero a que las mentiras se aparten una a una:
¿qué queda? ¿Qué le queda a quien muere
que le impide morir? ¿Qué fuerza
le hace hablar aún entre sus cuatro paredes?
La lechuza
La noche es una gran ciudad dormida
donde sopla el viento... Llegó de lejos hasta
el asilo de este lecho. Es junio, y medianoche.
Tú duermes, me han llevado a estos bordes infinitos,
el viento mueve el avellano. Esta llamada
se acerca y se retira, diríamos que es
un destello huyendo entre los bosques, o bien
las sombras que giran, se dice, en los infiernos.
(De esta llamada, cuántas cosas podría decir
en la noche de estío, y de tus ojos...) Pero no es
sino la lechuza, ese pájaro, llamándonos desde el fondo
de estos bosques de suburbio. Y ya nuestro olor
es el de la podredumbre al alba,
ya bajo nuestra cálida piel apunta el hueso,
mientras se apagan los astros en todas las esquinas.
La voz
¿Quién canta ahí cuando toda voz se calla? ¿Quién canta
con esta voz sorda y pura un canto tan bello?
¿Será fuera de la ciudad, en Robinson, en un
jardín cubierto de nieve? ¿O es ahí, muy cerca,
alguien que no sospechaba que se le escuchase?
No nos impacientemos por saberlo,
pues no de otro modo precede al día
el pájaro invisible. Tan sólo permanezcamos
en silencio. Una voz sube y, como un viento de marzo
restituye su fuerza a los bosques cansados, nos llega
sin lágrimas, más bien sonriendo ante la muerte.
¿Quién cantaba ahí cuando se apagó nuestra lámpara?
Nadie lo sabe. Pero sólo puede oír el corazón
que no busca posesión ni victoria.
Phileppe Jaccottet. Poeta, ensayista y traductor suizo nacido en Moudon en 1925. Estudió literatura en la universidad de Lausanne, manifestando una temprana inclinación por la poesía. En 1941 conoció a Gustave Roud, guía de toda una generación de escritores helvéticos, quien lo inició en el romanticismo alemán. Empezó a publicar sus poemas a los veinte años, marcados por la influencia rilkeana, viajando luego a Italia donde conoció a Ungaretti, y a París, donde permaneció entre 1946 y 1952, trabando amistad entre otros con Ponge y Bonnefoy, y permaneciendo alejado de los surrealistas y existencialistas. De su obra poética se destacan, "El ignorante" 1956, "Aires" 1964, "Cantos de abajo" 1974, "Pensamientos bajo las nubes" 1983 y "A través de un vergel" 2000. Ha traducido a Goethe, Hölderlin, Leopardi, Musil, Rilke, Thomas Mann y Ungaretti, entre otros. Su obra ha sido premiada en varias ocasiones y ha sido traducida a varios idiomas. Desde 1953 vive en Grignan, pequeña población francesa.