Manuel Maples Arce: Andamios interiores. Poemas radiográficos (1922)
Retrato: Fernando Leal
Manuel Maples Arce (1900-1981)
Andamios interiores. Poemas radiográficos (1922)
Selección de Fernando Salazar Torres
Prisma
Yo soy un punto muerto en medio de la hora,
equidistante al grito náufrago de una estrella.
Un parque de manubrio se engarrota en la sombra,
y la luna sin cuerda
me oprime en las vidrieras.
Margaritas de oro
deshojadas al viento.
La ciudad insurrecta de anuncios luminosos
flota en los almanaques,
y allá de tarde en tarde,
por la calle planchada se desangra un eléctrico.
El insomnio, lo mismo que una enredadera,
se abraza a los andamios sinoples del telégrafo,
y mientrass que los ruidos descerrajan las puertas,
la noche ha enflaquecido lamiendo su recuerdo.
El silencio amarillo suena sobre mis ojos.
¡Prismal, diáfana mía, para sentirlo todo!
Yo departí sus manos,
pero en aquella hora
gris de las estaciones,
las palabras mojadas se me echaron al cuello,
y una locomotora
sedienta de kilómentros la arrancó de mis brazos.
Hoy suenan sus palabras más heladas que nunca.
¡Y la locura de Edison a manos de la lluvia!
El cielo es un obstáculo para el hotel inverso
refractado en las lunas sombrías de los espejos;
los violines se suben como la champaña,
y mientras las ojeras sondean la madrugada,
el invierno huesoso tirita en los percheros.
Mis nervios se derraman.
La estrella del recuerdo
naufragada en el agua
del silencio.
Tú y yo
coincidimos
en la noche terrible,
meditación temática
deshojada en jardines.
Locomotoras, gritos,
arsenales, teléfrafos.
El amor y la vida
son hoy sindicalistas,
y todo se dilata en círculos concéntricos.
Flores aritméticas
Esas rosas eléctricas...
Esas rosas eléctricas de los cafés con música
que estilizan sus noches con "poses" operísticas,
languidecen de muerte, como las semifusas,
en tanto que en la orquesta se encienden anilinas
y bosteza la sífilis entre "tubos de estufa".
Equivocando un salto de trampolín, las joyas
se confunden estrellas de catálogos Osram.
Y olvidado en el hombro de alguna Margarita,
deshojada por todos los poetas franceses,
me galvaniza una de estas pálidas "ísticas"
que desvelan de balde sus ojeras dramáticas,
y un recuerdo de otoño de hospital se me entibia.
Y entre sorbos de exóticos nombres fermentados,
el amor, que es un fácil juego de cubilete,
prende en una absurda figura literaria
el dibujo melódico de un vals incandescente.
El violín se accidenta en sollozos teatrales,
y se atragante un pájaro los últimos compases.
Este techo se llueve.
La noche en el jardín
se da toques con pilas eléctricas de éter,
y la luna está al último grito de París.
Y en la sala ruidosa,
el mesero académico descorchaba las horas.
Manuel Maples Arce (1900-1981). Pasó su infancia en el puerto de Tuxpan. Estudió el bachillerato en Veracruz y Xalapa y la carrera de abogado en la capital del país. Vivió y se comprometió con la Revolución. En el año de 1921 establece y delinea las características del Estridentismo, movimiento vanguardista que pugnaba por una renovación total de la literatura y del arte en general. Como eje y cabeza del movimiento, escribió sus primeros manifiestos rebeldes, subversivos y antiacademicistas. Durante la gubernatura del general Jara fungió como secretario de Gobierno y puso en marcha un ambicioso proyecto editorial con los demás estridentes. A la caída de Jara regresa a la capital y poco después ingresa al cuerpo diplomático, destacándose como embajador de México en diversos países de Europa, Asia y América. Su amplia obra abarca diversos géneros; el ensayo, la crítica literaria y de arte en general, la historia y las memorias. Publicó una Antología de la poesía mexicana moderna (1940); El paisaje en la literatura mexicana (1944); El arte mexicano moderno (1945); Peregrinación por el arte de México (1952); Incitaciones y valoraciones (1957); Ensayos japoneses (1959), y tres volúmenes de memorias.