Poesía

Judith Wright (Australia). Traducción de José Luis Fernández Castillo

 

 

 

 

Judith Wright (Australia)

 

Traducción de José Luis Fernández Castillo

 

 

Australia

 

Mueres, oh tierra salvaje, como el águila,

peligrosa hasta el último suspiro,

que atacando, clava sus garras. Mueres

maldiciendo a tu captor con mirada enfurecida.

 

Mueres como la víbora

que silba un odio tan puro de su dolor

que llena los sueños del asesino

de miedo como la mancha invasora del suicida.

 

Sufres, tierra salvaje, como la acacia excelsa

que agrieta la cortante pala excavadora.

Veo tu suelo lleno de vida decaer con los árboles

hasta una desnudez de pobreza.

 

Mueres como la hormiga soldado

indiferente mas fiel a tu millón de años.

Aunque te corrompamos con ideas torturantes,

sé obstinada: tú sigue siendo ciega.

 

Somos vencedores, y envenenadores,

más que el escorpión y la serpiente,

mas del veneno que fabricamos, morimos,

mientras tú, tierra, mueres a nuestras manos.

 

Alabo pues a la sequía que tantas muescas deja, a tu polvareda,

al arroyo moribundo, al animal furioso,

porque todavía nos desafían.

Nos arruina la cosa misma que matamos.

 

 

 

 

Colinas baldías

 

El padre de mi padre arruinó estas colina

y, mendigas al viento del invierno,

se contrajeron como espaldas desnudas y azotadas,

lunáticas, humildes, desvalidas.

 

De sus parvos arroyos bebí un día

y de sus viejos árboles comí frutos amargos

que encontré en sus cañadas por azar.

Ni los frutos ni el agua mi mente apaciguaron.

 

Yo sueño con colinas envueltas en la nieve,

sus párpados cerrados para ahuyentar el miedo.

Cuando se pierdan la hoja y el pájaro postreros

como un árbol perdure mi pensamiento aquí.

 

 

 

 

La asesina

 

Claro era el día como el fuego,

frágil cristal el canto de las aves,

cuando al arroyo llegué sedienta

y me tumbé en la hierba de la orilla.

 

Mi pecho sobre el musgo lustroso

y la maleza recamada en lluvia,

mis labios en el agua viva,

la vi moverse entre los juncos.

 

De lo oscuro brotó un horror negro

en un parto violento,

y a través de su manto de hierba

sentí la garra de la tierra.

 

Golpéala contra el suelo.

Túndela hasta que perezca,

si no esos ojos incoloros

se tragarán tu propia vida.

 

Golpeé y golpeé.

Grácil de rojo y negro yace

y su mirada helada

aflora, muerta y clara.

 

 

 

 

Medianoche

 

Oscuridad que me otorga la vista,

noche ardiente y sin sombras,

aquí donde se encuentran vida y muerte

está el fuego que instaura.

 

Ojo avizor y mano laboriosa

tejidos están de agua, aire y arena.

Aún esa oscuridad persistirá

cuando desaparezcan.

 

Como muere en invierno una planta

hacia su germen y reposa

sobre la tierra, muda y deshojada,

soñando con su fiero renacer,

 

y con los giratorios rayos de sol,

en los telares de la lluvia viva,

hila esa imagen en su corazón

y como un dios renace,

 

que así mi sangre rehaga mi sueño

ahogado en ese arroyo sin corrientes:

esa noche ardiente y sin sombras

de oscuridad que me otorga la vista.

 

 

 

 

 

Judith Arundell Wright (Australia, 1915-2000) fue una poeta, ambientalista y defensora de los derechos de los aborígenes australianos.  Recibió el Premio Christopher Brennan y  el Premio del Tesoro Nacional Australiano en 1998. Nació en Armidale, Nueva Gales del Sur. La hija mayor de Phillip Wright y su primera esposa, Ethel, pasó la mayor parte de sus años de formación en Brisbane y Sydney.  Wright era de ascendencia de Cornualles. Después de la muerte prematura de su madre, vivió con su tía y luego estuvo en  la escuela de niñas de Nueva Inglaterra después del nuevo matrimonio de su padre en 1929. Tras  graduarse, Wright estudió Filosofía, Inglés, Psicología e Historia en la Universidad de Sydney.  Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, regresó con su padre para ayudar durante la escasez de mano de obra causada por la guerra.

El primer libro de poesía de Wright, The Moving Image, se publicó en 1946 mientras trabajaba en la Universidad de Queensland como investigadora. Luego, también trabajó con Clem Christesen en la revista literaria Meanjin, cuya primera edición se publicó a fines de 1947.  En 1950 se mudó a Mount Tamborine, Queensland, con el novelista y filósofo  Jack McKinney. Su hija Meredith nació en el mismo año. Se casaron en 1962, pero él murió 1966.

En 1966, publicó The Nature of Love, su primera colección de cuentos, a través de Sun Press, Melbourne. Ambientados principalmente en Queensland, incluyen 'The Ant-lion', 'The Vineyard Woman', 'Eighty Acres', 'The Dugong', 'The Weeping Fig' y 'The Nature of Love', todos publicados por primera vez en The Bulletin. Wright fue nominada para el Premio Nobel de Literatura de 1967.