Juan Pablo Tovar (México): Punica Granatum

 

 

 

 

Punica Granatum

Juan Pablo Tovar

 

 

 

101101

 

En este jardín

los titanes descuartizaron al hijo de la tebana Sémele

tierra calada en sangre del extranjero:

                                               gelem gelem

nace el granado

el lustroso verdor de las hojas

los pétalos vestidos de flamenca preñada

en raíces de su nombre timón fenicio

entonces me corono

                oculto del sol bajo la fronda

alzo al hijo para que huela las flores:

         fuego por las bordas del corazón.

 

 

 

 

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Una flor de granada caía sobre mi ceño

abrasaba mi tercer ojo

el ángel desfigurado se hincó

al manantial donde abrevaron las peonías

giré mi cabeza

pude escuchar mis latidos envueltos

                                     en papel celofán.

 

 

 

 

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Convertir la luz en un bulto de sangre

lo reconozco

es algo que sobrepasa lo que soy

me inclino por los placeres simples:

tumbarse como un buey herido junto al fuego

guillotinar el segundo con los párpados

arrullar las piedras en una breve canción de orina.

 

 

 

 

111010

 

Abandonan el jardín las aves de Pompeya

figuras milenarias se desprenden de los frescos

se arrastran giran torpemente vuelan a pedradas

cada golpe contra el cuerpo deforma

la tierra hecha destierro

alas sobre el piso versan polvo

aves mancas en vislumbre de marea

el pecho hinchado como una proa

al azul atlántico se adentran:

buques de tintas vegetales

los ojos en la espuma reventada

los cuerpos en el cuerpo

no aves sino piedras

no trino

va cayendo

bamboleándose

al centro de alguna raíz

al cabo de los hombres impugnada.

 

 

 

 

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Una granada pende del árbol

no es un mundo en sí mismo

ofrece una grieta se consagra

es la boca que vicia su borde

deslizo mis dedos entre sus comisuras

el hocico del fruto se abre

como un tiburón blanco ante su presa

serenidad     me conmueve la carne atesta

con la punta del índice acaricio los granos

dientes flojos caen sobre la tierra

coloco una almohada debajo de ellos

es una vieja tradición

al amanecer

la boca desboca

efervescente.

 

 

 

 

101101

 

Me arrodillo

para oler la tierra húmeda

el aroma expuesto me incumbe

trota sin descanso en mi interior:

el misterio es la certeza de ser humano

¿qué has hecho de tus jardines?

¿acaso no te das cuenta que habitas el paraíso?

¿en nombre de quién cosechas la masacre?

 

 

 

 

100111

 

El cáliz de la granada es un relicario

aún puedo contemplar las ruinas de la flor

el sacro oficio en su levita impermeable

                         proverbios /

facetados

                                        / secos estambres

esconden la boca de un sol de retablo

básicamente es un ombligo

la fachada de una tumba

                         donde mina la sangre.

 

 

 

 

001110

 

HADES:

Debes volver con tu madre

y que te vea contenta.

 

Himno homérico a Démeter

 

Ha sido raptada

aún puedo escuchar su voz

entre el bullicio del mercado

salta para poder correr niña

a la vista de todos

sobre lonas de colores

haz el silbido de un canario

eleva una gota de tu sangre

en una bengala

pues mi angustia pudre

los frutos en los huacales

troncha las flores en ceniza

siega los rayos del sol

arranca la abundancia

de los rostros.

 

Mi furia de madre

se vuelve niña

así volviendo te diré

cómo es aquí el ardor de la grama

cuánto pesa un agujero en el plato

cuando los hombres se arrodillan

sobre un campo yermo

               bello temporal

lindo truco a martillazos

quebrando el corazón

en cada puerta

para ver qué hay adentro.

 

 

 

 

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El gesto de la mano arqueada con ligereza

la bendita piramidal con los dedos fijos a tu mirada

de aquí brotará mi sangre cuando los clavos atraviesen

tus huesos y mis ojos empalmados al horizonte:

goteo de aguamala ¿lágrimas de sangre?

pienso en un cíclope

incapaz de construir una máquina simple.

 

Debajo del pulgar

el abultado monte de Venus

sin duda refleja

un exceso de pasión

luego el profundo surco

el vector de vectores

así como treinta y tres años después

al inicio de la mitad de una vida

mi saludo eternal desde el Gólgota:

té bendita dame té

besa mi ojo

lámelo

hay una pestaña

que no me deja en paz.

 

Al centro de mi palma

la mudra expresión sin rostro

va del contenido a la apertura

irradia bondad hace un cuenco

abriga el cadáver de un escarabajo.

 

Sostengo el gaznate de la granada

un descalabro anuncia la resurrección

esa herida retráctil devela

la unión de los gajos:

el arilo es un holograma.

 

Esta mano de pianista

con sus dedos como ramas de pirul

latiguea

le da vida al instrumento

reduce la gravedad

a su mínima expresión.

 

Las muñecas rendidas de mi coro

su resignación de tulipanes

esos opiómanos

no saben del fuego ni del trabajo

de los hombres

sus lívidas prendas difieren de la carne

sólo conocen las yagas de la nota roja

que hicieron de la fe un nido de ratas.

 

Hay rotas falanges

patas de crustáceos vulnerables

saturados de agua

han venido a esta costa

a despedirse

se cuelgan de sus huesos

miran hacia arriba:

la cruz es una mariposa servil.

 

 

 

 

110011

 

En nuestro hogar

el granado apunta hacia el este

recibe los primeros rayos del sol

nos recuerda el origen

de sus migraciones

tuvimos que esperar miles de años

para que sus raíces apeñuscadas

a la piedra de este suelo volcánico

crecieran hasta dar sus frutos

debajo de él

hicimos una boca de piedra

donde partimos el sol

              con nuestras manos.

 

 

 

 

Juan Pablo Tovar Ruiz (ciudad de México, 1989). Estudió Literatura y creación literaria en Casa Lamm, donde colaboró como editor de poesía en Lammadame. Fue coordinador editorial en Mirlo ediciones. Ha publicado en revistas como Periódico de poesía, Salida de Emergencia, Palabrerías, Revista Hispanoamericana de Literatura, Monolito, entre otras.