José Filadelfo García Gutiérrez (México): El halcón noqueado
José Filadelfo García Gutiérrez (México)
El halcón noqueado
Can you hear de silence in my scream?
Audio Weapon
Así que ebrio
o sedado
por un montón
de peros,
surcó el halcón
dolido y cabizbajo
llanos y montañas
que tenían,
en vez de vívido verde
—clásico sólo
para el sueño—
la corrosiva exhalación
del cloro, que a sus ojos
terminó por enturbiar
su ya minúscula mirada
de ostión monacal;
de pero en pero
la causa se hace
abstracta,
y tan fundido está
el sin embargo
en el umbral
de lo impreciso,
que lo inventado
es siamés
de lo certero,
y poco queda
ya del halcón
sino un sucio plumaje,
negro lodo
y un pesimismo a medias;
pero inmenso
de eco interminable
que da más pena
que un yo soy a secas,
casa de don nadie,
peros como
un hipo eterno,
que al pensar
le añaden
sombría sabiduría,
más violentos
que distraerse,
más mediocres
que las horas muertas,
y en ese menos cero
que es correrse al vuelo
en un viento que lo dobla,
halcón muy tibio
con su halcona joroba
decide detenerse,
y en el sitio
en que el vuelo
es levitación,
duerme,
hora tras hora,
noche y día;
se agitan,
de ordinario,
las cosas,
y son cosas
las que viven y pasan
y conceden al tiempo
su estructura inventada,
mas el débil animal
entra en sí
para verse
en la morada
de las nulas intenciones,
de intenciones
como renuncias
que recuerdan la roca,
de sales somníferas
y casi inexistente;
aquel mundo
en que flota es,
para el ave que levita,
la mínima escucha
de un latido que ahí está,
entre arrítmico
y complacido,
como el payaso
que nos canta
en un círculo vacío,
mas es halcón dormido,
de pico recogido,
casi un renacuajo,
de gris oscuridad,
espeso y torpe,
sereno respirar,
tan solo al aire –que solo es
pneuma por instantes—
encadenado,
pero (siempre hay un pero)
de tan dormir en paz
en esa falsa ataraxia,
inevitable,
que es mostrarse apto
al dolor conciliador
de la derrota,
lo deslumbra,
más que el sol,
el mosco canino
de la desnudez ordinaria,
que aun con ser,
del más allá,
insecto indentado,
es, no obstante,
la escucha vital,
latido pobre
que renueva,
penetrante biografía
que llama, es novia
o madre
o cita que apresura,
y con el golpe superfluo
el levitante halcón
recupera, del vuelo,
su carne desatada,
y toda intención,
que antes roca,
vuelve intacta,
tal del sauna
la virgen redimida,
y del pero,
escéptico bla bla,
goloso en su asma,
hace estiércol,
como suele hacerse
del pasado,
y la ruinosa mirada
de dubitante ostión
vuelve a sí misma,
entre asombrada
y serena,
frente a los muros
del mundo,
a su ira ingenua,
aunque evidente,
y por su insípida forma
de mundo malogrado,
el halcón de los aires,
sin perder los favores
metafísicos del pero,
es noqueado,
tan absurdo
que lo poco
nutre lo inmenso;
rompe, al mecerla,
la gravedad que aflige,
arde, con un dolor
que despierta,
gañe adentro,
que es ópera
entre huesos,
gira envuelto
por un dios
que se levanta,
fiera, raspa necio,
pisa la sombra,
arremete,
ahuyenta,
sangra.
José Filadelfo García Gutiérrez (Ciudad de México, 1982). Escritor, editor e investigador literario, maestro en Literatura Hispanoamericana. Lisonjas (poesía, Luz María Gutiérrez Editores, 2000) y la antología de cuento y poesía Cantos y Enfermedades (Oso Hormiguero Ediciones, 2002). Su poesía fue publicada en libros, periódicos y revistas, como Oráculo y El Financiero. Obtuvo la Presea al mérito en la cultura José Recek Saade en 2017.