Joan Margarit (Lérida,1938-San Justo Desvern, 2021). Selección y semblanza por Juan Manuel Esquivel
Fotografía: https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2021/02/16/602aabc821efa042548b4617.html
Joan Margarit (Lérida,1938-San Justo Desvern, 2021)
Selección y semblanza por Juan Manuel Esquivel
Traducción del catalán del propio autor. Todos los poemas pertenecen a Amar es dónde (Visor, 2015).
VENGO DE ALLÍ
Vivo en ciudades de edificios altos,
al sesgo y que se inclinan
para exhibir, suntuosos,
la fuerza del peligro y de la insensatez.
De titanio y cristal reflejando las nubes.
Pero la vida son también andamios,
humildes esqueletos hacia arriba.
Como un traidor de Shakespeare,
la opulencia planea siempre un crimen.
Y yo soy una carta mal escrita
por la gente que abrió
paso al agua hasta el fondo de los huertos.
Vengo de allí. Lo que haya en mí de noble
sólo puede venir de la pobreza.
Ella con humildad retira el andamiaje
y deja muros rectos, verticales y clásicos.
Ella apartó la tierra con la azada.
La he conocido. Sé qué es.
No voy a confundirla con lo otro,
lo que hay de miserable en la opulencia.
BARCELONA
Su nombre es un refugio todavía.
La civil santidad de la codicia
y el exabrupto generoso
de Montjuïc, los muertos frente al mar.
¿Dónde está aquella culta burguesía?
¿Dónde, aquellos obreros que, además de su oficio,
se sabían poemas de memoria?
¿Qué puede unirme aún a una ciudad
que veo con su cara maquillada,
como de madre muerta?
Callo mientras escucho los tranvías de hierro
que cuando yo era joven pasaban por la Rambla:
una sonata de pobreza y rosas.
Pero, en Montjuïc tengo dos hijas,
y ahora me ofende un gentío extraño
que se ciega en la fiesta innecesaria
de gélidos hoteles, de superfluos
escaparates. Suele, en los refugios,
hacer más frío que en ninguna parte,
desolada ciudad que haces de puta.
TARDE DE LLUVIA EN EL PATIO
Ahora que soy como una vieja pala,
oxidada y aún sacando tierra,
¿alcanzarías a reconocer en mí a aquel padre joven?
La oscuridad Joana.
Hago las paces con la oscuridad:
desde que estás en ella, es también casa.
Sentado y a cubierto bajo el porche,
hablo contigo al escuchar la lluvia.
Entre relámpagos, oyendo la cordial
y cavernosa voz de la tormenta,
por distintos lugares hemos salido al patio.
Sin religión alguna, el Universo
que nos traga y escupe está también ahí,
donde azuladas, tersas aspidistras
cercan un busto clásico de mármol
saqueado de un jardín cuando la guerra.
En el sonido humilde con el que cae la lluvia
se originan, remotas, las palabras.
Si me vieras, ya viejo,
escuchar otra vez aquellos pájaros
cantando junto al ataúd en flor.
Si me vieras, Joana, asomado a la ausencia,
como hacía de niño al encontrar un pozo,
gritándole a la hondura de las aguas.
Hablemos en el verde sereno de las hiedras
que tiemblan en la lluvia con tu nombre,
Joana, convertida en mi canto.
MUJER SENSATA
Tú planchas y yo guardo la ropa en el armario.
La enronquecida voz de Edith Piaf canta
Je ne regrette rien.
Comienzas la camisa y te detienes:
el cuello está gastado.
“Es demasiado vieja”, dices. “Para trapos”.
Empuñas las tijeras, empiezas a cortarla
y yo apago la música porque me he dado cuenta
de que aquella voz ronca y los violines
no son más que esqueletos vestidos con jirones
en un baile grotesco.
Mis temores están a treinta años de aquí.
También se nos termina
—y eso tú lo sabías— el pasado.
BABEL
Soñaba que debía calcular
un edificio de un millar de pisos
y no había cimiento capaz de soportarlo.
Sentía el vértigo de tener puestas
todas las esperanzas en la altura.
Pero me ha conmovido un vértigo aún mayor
mientras, despierto, he esperado el alba,
pues sé que cada uno ha de olvidar al otro
toda la eternidad. Entonces
he vuelto a la altura, ese sueño
donde poner a salvo cuanto amábamos.
Nunca lo conseguimos. El cálculo no miente.
Ningún cimiento puede soportar
tanta hospitalidad. De hierro, ni de amor.
DEL NIÑO AL VIEJO
Jugando en la penumbra
—la luz no se encendía
hasta que ya no se veía nada—
escuché hablar a alguien sobre la buena muerte.
Con estridencia, el gallo en las tinieblas
cantó mucho antes del amanecer.
Aquella voz y el canto ahora vuelven.
¿De qué me avisan?
No siento que se esté acercando nada.
Joan Margarit i Consarnau comenzó escribiendo en lengua española, obteniendo reconocimiento inmediato; sin embargo, pronto decidió escribir en su lengua materna, el catalán, siendo este el idioma con el que ha construido una obra poética altamente elogiada y reconocida con múltiples premios, aunque siempre se consideró un poeta bilingüe. Nacido durante la Guerra Civil Española, la pobreza, la pérdida, el horror son elementos centrales en su poesía. También la distingue la biografía personal, el pensamiento crítico, el diálogo con su tradición y otras artes, como la pintura o la arquitectura. Esta última la ejerció toda su vida, fue catedrático de la Universidad Politécnica de Cataluña y participó en la construcción de la Sagrada Familia. En 2020, poco antes de morir, recibió el premio Cervantes.
© Camilla de Maffei
Juan Manuel Esquivel (Ciudad de México, 1980) es licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Tecnológico de Monterrey. Ha participado en talleres y cursos literarios en la Casa del Lago y otros centros culturales. También escribe ensayo y es parte del comité editorial de la revista literaria Murmullo de Paloma. Actualmente prepara su primer libro de poesía.