Jacques Lacarrière (Francia): El pan de las nubes. Traducción David Noria
Jacques Lacarrière (Limoges, 1925–París, 2005)
El pan de las nubes
Traducción David Noria
À Claude Roy
I
Mendrugo crujiente de las nubes, cocido en la artera de las canículas cuando se desahoga y brama en el azur un turbulento deseo de tormenta.
Niño, saboreé el pan blanco de las nubes, y me alimenté de su miga viajera, abrevé en su fuente errante.
¡Vergüenza a aquellos que jamás probaron el pan de las nubes cuando se infla en el cielo del verano su pasta opulenta y voluble!
¡Vergüenza a aquellos que jamás conocieron el pan de las nubes cuando fermenta en los hornos lacados la potente levadura de las tormentas!
II
Ser nube. Aligerarse de lo que es muy pesado en uno mismo, liberarse del exceso de atracción, acceder a las delicias, a los delirios de una pura evanescencia.
Divagar a lo largo de la vida entre improbable e imposible, convertirse en borra errante, flotante incertidumbre, dudar entre las procesiones inmaculadas y el negro relicario de las tormentas.
En una palabra, aliar la inocencia y la fragilidad de la neblina a la astucia y la ferocidad del relámpago.
Ser nube. Esforzarse para el absoluto desapego, mostrarse distante con la pesadez, no apreciar nada, ni siquiera la apariencia propia, ignorar sus trayectos, sus proyectos. Permanecer firme con lo inestable, ser fiel a lo efímero, buscar lo incierto, cultivar lo fugaz.
Entonces todo será posible, incluso fundirse en el oratorio de los vientos, deslizarse en silencio en los claustros del ocaso.
Y todavía permanecer modesto, saber que todo ello no es sino inflamación y ventosidad. Y no dudar en valuar las quimeras, inventariar la gestión de los fantasmas, dueño de las ilusiones y señor de las falsificaciones, porque esto también quiere decir ser nube.
III
Emociones. Impulsos. Punzadas. Elevaciones. Grandiosas por lo general pero profanas. Glorias. Celebraciones siempre interrumpidas. Tronos vacilantes. Dominaciones que se desmoronan. Apocalipsis en cámara lenta.
No hay nada más emotivo ni más imitativo que una nube. Enigma sin cesar improvisado, deformado, desflorado y sin cesar recomenzado. Enigma paralelo. Doble del aliento. Ser nube.
À Claude Roy
I
Croûte craquante des nuages, cuite au pétrin des canicules quand s'épanche et gronde en l'azur un turbulent désir d'orage.
Enfant, j'ai savouré le pain blanc des nuages, et je me suis nourri de leur mie voyageuse, je me suis abreuvé à leur fontaine errante.
Honte à ceux qui jamais n'ont goûté le pain des nuages quand gonfle au ciel d'été leur pâte opulente et volage!
Honte à ceux qui jamais n'ont connu le pain des nuages quand fermente aux bistres fournaises le puissant levain des orages!
II
Être nuage. S'alléger de ce qui est trop lourd en soi, s’affranchir de l'excès d'attraction, accéder aux délices, délires d'une pure évanescence.
Divaguer sa vie durant entre improbable et impossible, devenir ouate errante, flottante incertitude, hésiter entre les processions immaculées et le noir reliquaire des orages.
En un mot, allier l'innocence et la fragilité des brumes à la ruse et à la férocité des éclairs.
Être nuage. S'efforcer à l'absolu détachement, se montrer distant avec la pesanteur, ne tenir à rien, pas même à sa propre apparence, ignorer ses trajets, ses projets. Demeurer ferme avec
l'instable, être fidèle à l'éphémère, rechercher l'incertain, cultiver le fugace.
Alors tout deviendra possible, y compris de se fondre en l'oratoire des vents, de se glisser en silence aux cloîtres du couchant.
Et encore, demeurer modeste, savoir que tout n'est qu'enflure et ventosité. Et ne pas hésiter à expertiser les chimères, inventorier la régie des fantômes, maître des illusions et seigneur des trucages, voilà ce que veut dire aussi être nuage.
III
Émois. Élans. Élancements. Élévations. Grandioses souvent mais profanes. Gloires, Célébrations toujours interrompues. Trônes qui déjà chancellent. Et Dominations qui s'effritent. Apocalypses au ralenti.
Rien de plus émotif, et rien de plus imitatif qu’un nuage. Énigme sans cesse improvisée, déformée, déflorée et sans cesse recommencée. Énigme parallèle. Sosie de souffles. Être nuage.
Jacques Lacarrière (Limoges, 1925 – París, 2005), polígrafo, helenista, poeta y traductor. Después de estudiar Letras Clásicas en París, vivió largas temporadas en Grecia. Entre sus obras destacan Verano griego (1975) y Diccionario del amante de Grecia (2001). En 1991 ganó el Gran Premio de la Academia Francesa por el conjunto de su obra. Ver: https://literalmagazine.com/sofocles-el-hombre/
David Noria (Ciudad de México, 1993), escritor y filólogo. Es autor de Nuestra lengua. Ensayo sobre la historia del español, de próxima aparición. Licenciado en Letras Clásicas por la UNAM. Profesor en la Universidad de Aix-Marsella, Francia, donde cursa un máster en Historia de la filosofía metafísica. Ha publicado en Letras Libres, Cuadernos Americanos, Zona Paz, Otros Diálogos, La Jornada Semanal, El Nacional y El Espectador, entre otros.