Grafitos amatorios pompeyanos. Epigramas anónimos: Traducción de Enrique Montero Cartelle.
La bahía de Nápoles encierra, entre otras ciudades, la antigua Pompeya. En la Pompeya renacida actualmente destacan su arqueología y estratigrafía, donde pueden encontrarse testimonios de su lengua antigua, identificados y plasmados con los graffiti. En los grafitos donde pueden leerse declaraciones de amor, son los epigramas anónimos, cuyos autores son los propios ciudadanos sepultados en la mañana del 24 de agosto del año 79 d. C. La Pompeya preromana, como también puede ser llamada, aunque fue una colonia de Roma, conservaba su propia lengua y cultura. Después de esa catástrofe, dejó de existir como ciudad, primero el polvo y la ceniza, después la hierba y los viñedos. La presente selección forma de los Grafitos amatorios pompeyanos, que son una prueba evidente de la cultura, educación y formación de los ciudadanos de Pompeya. Estas piezas son inscripciones, marcas, grafitis, señas, glosas, versos de la gente de a pie; registro histórico valiosísimo. Después de la erupción volcánica todo se perdió, libros o algo que nos dé testimonio, pues las altas temperaturas, la lava ardiente destruyeron todo. El interés de estos grafitos, hallados o registrados en las paredes o muros al carbón, es paleográfico, lingüístico y para conocer la vida diaria de los pompeyanos, tantos costumbres como inquietudes. Solo hemos elegido los de tema amoroso, pero los hay satíricos, políticos, sociales, además es verdaderamente impresionante el número de estos escritos localizados por todas partes. Hasta ahora se contabilizan más de 10, 000.
Fernando Salazar Torres
Epigramas anónimos. Grafitos amatorios pompeyanos
Traducción de Enrique Montero Cartelle
86
G. En el peristillo de una casa. Verso senario. La mayoría de los grafitos de “amor que siguen están en verso, de ordinario dístico elegíaco.
Si tú sintieses, cochero, el fuego del amor te darías | más prisa para ver a tu Venus. | Yo amo a un joven primoroso. De prisa, por favor, aguija. | Ya has bebido. Vámonos, toma las riendas y arrea las mulas. Llévame a Pompeya donde vive mi dulce amor. | Tú eres sólo mío.
87
G. Junto a la entrada de la casa de Balbo. Verso senario.
Está enamorado el que esto escribe; es un bujarrón el que lo lee. | El que escucha se pone cachondo, es un puto el que pasa de largo. | Que los osos me devoren a mí, y yo, que estoy leyendo, una verga.
88
G. Debajo de dos falos. En Cerdeña.
Veo dos vergas. Yo, lector, soy la tercera.
89
G. Septenario trocaico.
Ningún muchachito es atractivo si no ha amado a una mujer.
90
G. En el peristilo de una casa.
Quienquiera que ponga trabas al amor, quienquiera que tenga vigilados a los enamorados […] (Alguien o, quizá la misma mano puso debajo) Es no decir nada.
91
G. De época de Sila. En la pared de un teatro. Dísticos.
Primero con el embrujo de tus ojos me has hecho arder de pasión, | y ahora das rienda suelta a las lágrimas por tus mejillas, | pero las lágrimas no pueden apagar mis llamas: ellas me queman el rostro y me consume el corazón. | (Debajo:) Ésta es una composición poética de Tiburtino (o bien: de un tiburtino).
92
G. Como burla y caricatura del epigrama precedente figura a continuación, entre otros versos ilegibles, este dístico incompleto y de dudosa interpretación.
[Los vecinos se ven obligados a intervenir en el incendio] [porque las llamas podrían propagarse rápidamente].
93
G. Época de Sila. Dirigido a un muchacho. Inacabado.
Si conoces la fuerza del amor, si te sabes hombre, | apiádate de mí, hazme el favor de concederme tus favores. | Flor de Venus, a mí.
94
G. En el palacio de Calígula en el Palatino.
Si puede haber fe entre los hombres, sábete que siempre te amé a ti sola | desde el momento en que nos conocimos.
95
G. En la casa de Tiberiana en el Palatino.
Ansío darle todo a una mujer hermosa | pero no me agrada ninguna mujer del vulgo.
96
G. La mujer a la que he escrito y leyó mi carta, es, con toda razón, mi amada; | la que me puso un precio, no es mía, sino pública.
97
G. En el palacio de Calígula en el Palatino.
Mi alma está sin fuerzas, no cierra mis ojos el sueño, | día y noche el amor me abruma.
98
G. En una columna.
Que intente encadenar a los vientos e impida brotar a los manantiales el que pretenda separar a los enamorados.
99
G. En la casa de Suceso, en la pared de la galería.
Que viva el que ama; que se muera quien no sabe amar, | dos veces perezca todo el que pone obstáculos al amor.
100
G. A modo de carta de amor en un rollo de papiro pintado.
Que viva el que ama; que se muera quien no sabe amar, | dos veces perezca todo el que pone obstáculos al amor. | Te vayas o te quedes conmigo, Marcia, sólo con verte, | mi gran tormento, me haces dichoso.
Enrique Montero Cartelle, Catedrático de Filología Latina, se formó en la Universidad de Salamanca, fue Becario investigador de la Fundación Alexander von Humboldt en Múnich durante los años 1978- 1979, donde trabajó como redactor del Mittelateinisches Wörterbuch. Ha sido profesor en Salamanca, Santiago de Compostela y Valladolid. En la actualidad está jubilado, pero sigue colaborando en varios proyectos de investigación y pertenece al GIR Speculum medicinae de la Universidad de Valladolid, que él mismo fundó en el año 2005. Es un experto en crítica textual, en lexicografía, en literatura erótica latina y en textos médicos medievales y renacentistas. En estos campos ha publicado varios tratados teóricos, ediciones críticas y traducciones, además de numerosos artículos de su especialidad. Es un experto en la figura de Constantino el Africano, algunas de cuyas obras ha editado y traducido. También ha sido traductor de clásicos latinos como Ovidio y Marcial. Su experiencia en este terreno ha sido reconocida en 2017 con el Premio Internacional Gerardo de Cremona para la Promoción de la Traducción en el Mediterráneo, impulsado por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) a través de la Escuela de Traductores de Toledo. Ha dirigido casi una veintena de Tesis Doctorales y es director del Diccionario de andrología, ginecología y embriología (DILAGE, Brepols, 2018), que constituye un hito en la investigación sobre lexicografía médica latina. Dirige asimismo las colecciones de clásicos latinos, medievales y renacentistas de la editorial Akal. Pertenece al Comité Ciéntífico de varias revistas de su especialidad.
En la actualidad colabora en la edición y traducción española de las tres primeras Centuriae de casos clínicos del médico judío portugués Amato Lusitano (1511-1569), participando en el equipo de trabajo de dos Proyectos consecutivos (2013-2017 y 2018-2020) financiados por el MINECO.