Poesía

Francisco Brines (España). Premio Cervantes 2020. Selección de Carlos Sánchez Ramírez, Emir

 

Fotografía: SAN BERNARDO. ARCHDC

17/02/2009: ALCALA DE HENARES. MADRID. ESPAÑA. EL PREMIO NACIONAL DE POESIA  a FRANCISCO BRINES. EN EL PARANINFO DE LA UNIVERSIDAD DE ALCALA HACE UNA LECTURA DE SUS POESIAS DE UNO DE SUU LIBROS. "POESIA COMPLETA 1960-1997". LAS BRASAS, PREMIO ADONAIS 1959. PALABRAS A LA OSCURIDAD, PREMIO DE LA CRITICA 1996.

 

 

 

 

 

 

Los poemas se tomaron de Ensayo para una despedida. Poesía completa, de Francsico Brines (Fabula, Tusquets Editores, 2011)

 

 

 

 

Poemas de Francisco Brines (España). Premio Cervantes 2020

Selección de Carlos Sánchez Ramírez, Emir

 

 

 

 

Muerte de un perro

 

Llegando a la ciudad

pude ver que asaltaban los muchachos al perro

y le obligaban, confundidos los gritos y el aullido, a deshacer el nudo con el cuerpo del otro,

y la carrera loca contra el muro,

y la piedra terrible contra el cráneo

y muchas piedras más.

Y vuelvo a ver aquel girar

de súbito, todo el espanto de su cuerpo,

su vértigo al correr,

su vida rebosando de aquel cuerpo flexible,

su vida que escapaba por los abiertos ojos,

cada vez más abiertos,

porque la muerte le obligaba, con su prisa iracunda

a desertar de dentro tanta sustancia por vivir,

y por el ojo sólo tenía la salida,

porque no había luz,

porque sólo llegaba tenebrosa la sombra.

 

Allí entre los desechos

de aquel muro de inhóspito arrabal

quedó tendido el perro;

y ahora recuerdo su cabeza yerta

con angustia imprevista:

reflejaban sus ojos, igual que los humanos

el terror al vacío.

 

 

 

 

Palabras para una despedida

                                                          A Juan Gil-Albert

 

Está la luz despierta,

y se adentra en los ojos el contorno del monte,

y el grito de los pájaros desvanece el oído

al venir de los húmedos huertos.

Los blancos pueblos de la costa,

felices de lujuria y juventud,

alientan junto al mar, lejanos.

No estoy allí, mas lo que fui deseo:

la dicha viva, los sentidos borrados,

ahora que en el jardín el tiempo se arrincona

en las sombras,

y el olor de las rosas sube al aire.

Hay humos blancos y calladas palomas

en la altura, y voces que se alejan,

hay demasiada vida para una despedida.

 

Y un día habrá de ser,

sin que la grata luz, las voces de la casa,

los cultivos del huerto, los días recordados

de la remota y breve juventud,

ni tampoco el amor que me tenéis,

retrasen la obligada despedida.

 

Tendré que aposentarme en la aridez

y perdida la imagen de este mundo

y perdido yo mismo,

siento que aquel reposo será estéril,

que la vida no fue, que el fervor

de cualquier despedida es un engaño.

 

 

 

 

Mis dos realidades

 

Era un pequeño dios: nací inmortal.

Un emisario de oro

dejó eternas y vivas las aguas de la mar,

y quise recluir el cuerpo en su frescura;

pobló de un son de abejas los huertos de naranjos,

y en tomo a tantos frutos se volcaba el azahar.

Descendía, vasto y suave, el azul

a las ramas más altas de los pinos,

y el aire, no visible, las movía.

El silencio era luz.

Desde el centro más duro de mis ojos

rasgaba yo los velos de los vientos,

el vuelo sosegado de las noches,

y tras el rosa ardiente de una lágrima

acechaba el nacer de las estrellas.

El mundo era desnudo, y sólo yo miraba.

y todo lo creaba la inocencia.

 

El mundo aún permanece. Y existimos.

Miradme ahora mortal; sólo culpable.

 

 

 

 

Alocución pagana

 

¿Es que, acaso, estimáis que por creer

en la inmortalidad,

os tendrá que ser dada?

Es obra de la fe, del egoísmo

o la desolación.

Y si existe, no importa no haber creído en ella:

respuestas ignorantes son todas las humanas

si a la muerte interroga.

 

Seguid con vuestros ritos fastuosos, ofrendas a los dioses,

o grandes monumentos funerarios,

las cálidas plegarias, vuestra esperanza ciega.

O aceptad el vacío que vendrá,

en donde ni siquiera soplará un viento estéril.

Lo que habrá de venir será de todos,

pues no hay merecimiento en el nacer

y nada justifica nuestra muerte.

 

 

 

 

Los sinónimos

 

Más allá de la luz está la sombra

y detrás de la sombra no habrá luz

ni sombra. Ni sonidos, ni silencio.

Llámale eternidad, o Dios, o infierno.

O no le llames nada.

Como si nada hubiera sucedido.

 

 

 

 

 

Francisco Brines Baño nació en Oliva, Valencia, en 1932. Estudió derecho en la Universidad de Deusto, Valencia y Salamanca, y cursó estudios de Filosofía y Letras en Madrid. Pertenece a la llamada Generación del 50 (junto con Claudio Rodríguez, JoséÁngel Valente o Jaime Gil de Biedma) aunque Brines nunca cultivó la poesía social. Fue profesor de español en la Universidad de Oxford, y en 1988 revisó y adaptó el texto de "El alcalde de Zalamea", versión que fue estrenada en noviembre del mismo año por la Compañía de Teatro Clásico, y dirigida por José Luís Alonso. En el año 2001 fue nombrado miembro de la Real Academia Española, para ocupar el sillón X, vacante tras el fallecimiento del dramaturgo Antonio Buero Vallejo. Ha recibido los más importantes galardones en el ámbito Hispanoamericano, como el Premio Nacional de Literatura o el Premio Reina Sofía de Poesía. Su obra poética, en la que se percibe una evidente influencia de Luis Cernuda, se caracteriza por un tono intimista y por la constante reflexión sobre el paso del tiempo. Su escritura, que tiende a un equilibrio clásico y a un tono melancólico, que intenta dominar la angustia ante la muerte mediante una asunción serena de lo inevitable. Premio Miguel de Cervantes 2020.

 

 

 

Carlos Sánchez Ramírez (Ciudad de México, 1998). Estudia Lengua y Literaturas Hispánicas por la FFyL UNAM. Ha sido dos veces becario del Curso de Creación Literaria para jóvenes de la Fundación para las Letras Mexicanas. Forma parte de la revista Taller Ígitur, de Crítica y Pensamiento en México y de Diótima.

 

 

 

 

 

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