Excilia Saldaña Molina (La Habana, 1946-1999)
Este poema fue publicado en El Corno emplumado, número 28, octubre 1968.
Excilia Saldaña Molina (La Habana, 1946-1999)
Está lejos quien me busca,
caminando,
quien me espera está más lejos,
caminando…
Nicolas Guillén
A Engracia, Felipe, Eugenio Hernández
I
Somos dos en el mundo
la poesía comienza a componerse
II
La casa era inmensa
como la soledad de la madre abandonada
el patio sembrado de arecas y jazmines
las altas ventanas de hierro labrado
el techo a dos aguas donde la lluvia
golpeaba en las tejas como el pico de un ave
triste que ya conoce ni el norte ni el sur
el olor a azúcar quemada en la cocina
y la abuela una reina enseñoreándose
entre cristales bordados y canarios
Yo era la niña
Corría el tiempo de comerciar con el himen
el tiempo de los blancos que les hacían a las mulatas
unas barrigas enormes que estallaban en peces de colores
Me ocultaron qué era el río
por eso ni yo misma creo que a mis senos
asustados se haya mudado el primer rayo de sol
III
“Él no come trigo, caramba
Ni tampoco arroz;
Sólo se alimenta, caramba,
De mi fino amor.”
No tendremos disculpas si aún en esta hora
de la germinación más absoluta escribimos cobardía
Te lo digo yo que he hecho de la ternura un oficio
Ahora que masticas en tu saliva
mi propia piel
que hundes la lengua donde
mi olor se define
que me querrías inmortal como el río
dulce como el río
inmensa y poderosa como el río
(te lo digo yo que he hecho de la ternura un oficio)
desgranaría todos los canisteles
quemaría el fuego en el jagüey
me burlaría de las orejas abortadas
por las tormentas de centella
del viejo hedor a ronquido en el pecho de Olofi
y de la muerte bailando su borrachera sobre una tumba
con tal de oír tu risa de muchachito alegre a pesar de todo
quiero decir
a pesar de mí
Cuando salgas de esta habitación
cuando tu madre o tu mujer descubran las ojeras
o un poco de la arena de mi fondo en tu sexo
y haciéndose las que no han visto nada
te pasen la mano por la frente
Cuando un pájaro sin color picotee en tus pómulos
y vayas y vuelvas al espejo a corroborarte vivo
y tu madre o tu mujer preparen el balo
tibio y desnudo como un recién nacido
Cuando la lluvia te sorprenda en una ciudad
balando la media noche sobre el taconeo de tu propia sombra
y al hombre le sea permitido besar los mingitorios
eyacular metálico de júbilo sobre los altares
y tu madre o tu mujer digan:
“La arrugada se hace visible este Lunes”
En ese momento
(te lo digo yo que he hecho de la ternura un oficio)
no habrá sitio para las palabras
Y el silencio se hará en ti como una venganza
Y el silencio se hará en ti como una ira
Y el silencio se hará en ti como una culpa
se hará en ti
se hará en ti
se hará en ti
Te lo digo yo que he hecho de la ternura un oficio
IV
El ojo de la lechuza y un tambor cimarrón
Un caballo de sonrisa ojival hinchó sus testículos
El Pavo Blanquiazul abrió su cola
Y mil ojos dorados se me hincaron en el vientre
V
Las iyalochas almidonadas y blancas giran
alrededor del trono de calabaza de Oshún
“En nombre de las Siete Potencias Africanas,
de tu guía protector y el Ángel de tu Guardia
y de todos los seres con luz que pueblan el espacio;
que el miedo desaparezca de tu cabeza,
que el miedo desaparezca de tu espalda,
que el miedo desaparezca de tus piernas.”
Yo no tengo miedo. El dolor no es miedo
Este que sólo es permitido a una mujer
Diferente a la persecución o el ridículo de homosexuales
y persecución y ridículo es
Antípoda de la violencia del presidiario
masturbándose ene le fondo de las galeras
y violencia es
Ni siquiera ese impasse de melancolía que lubrica
ciertos barrios olvidados del mar
y melancolía es
Quizá esa ruinosa estampa de niño tonto
sonriendo toda su vejez a las transeúntes
o aquella matrona de coloretes en las mejillas
deleitando al sol sus cebadas várices
“Oshún chré qué té mi obbo
Oh migdara oddara o qué
Oshún cheré qué té mi obbo
Oh migdara oddara o qué”
Ahorquen el cielo al a primera ceiba
para que e lo coman los insectos
Pongan en una copa dos crestas de gallo
una vicaria blanca
tres escupidas de menstruo
Voluntad de dominio sólo acato la del amor
Entonces… la Montaña Río Cosa Buena
irá a su encuentro
Entonces… el orden que esta ciudad inaugura
irá a su encuentro
Entonces… los niños pisarán el césped
sin
la prohibitiva mirada de los gendarmes
y a los ancianos les será absolutamente prohibido
dar opiniones o consejos sobre la alegría
Entonces…
sólo entonces
Yo te lo juro.
VI
¿Qué pueblo
qué hombre
qué ideología
se hará responsable de esta muerte?
Finalmente sólo podremos nombrar la soledad
Nadie tiene unas manos que puedan hacer
música poesía o crimen
pero
nadie me espera
porque nadie es ese a quien esperamos
Nadie se sentará en el borde de la cama
enternecido como un viejo para decirme
—“Yeyé Cari, tu desnudez es una ofensa, cintura de panetela
ebria, suena tus manillas y abre las piernas.”
A nadie veré mañana frente a la jofaina
rasurándose de prisa
limpiándose los dientes
haciendo gárgaras
—Qué sé yo—
cagándose en nuestro destino si es preciso
porque nadie es ese a quien esperamos
Nadie caminará conmigo los malecones infectados de parejas
ni verá a los estibadores echarse los sacos al hombro
como quien de pronto asume la posteridad
porque nadie es ese a quien esperamos
… y yo repito el nombre de nadie
—como un chorro de miel humeante—
bajo todos los cuerpos
Siempre existe un sucedáneo para el traidor
alguien que salvará la situación con su propio incineramiento
Mientras una luz a través de las lágrimas se parezca al mar
cada mujer llevará dentro de sí una ramera
Soy la gran estafa y voy de estafa
mala mercancía lanzada tras una propaganda fastuosa
Vendida revendida devuelta
(¿Quién da más? ¿Quién da más?)
Me voy a precio de ganga.
El amor ha devenido en ser francamente inmortal
aún entre nosotros los que asistimos navaja en mano
a los últimos reductos de la limosna
los que burlamos la mirada inquisitiva del hotelero
para soñar en una cama manchada de agua y sangre
¿Quién gime entre mis brazos con un sonido de placenta?
¿Quién enciende un cigarro y otro y quema los pezones de la noche?
¿Quién baila? ¿Quién ríe?
¿Quién es el puro el desterrado?
Quién agoniza Quién mata
Osara, el viento
Olvidador de oficio, el viento
extranjero pez, el viento
Las puertas
cayendo
Barajas
Cuatro Reyes
Pocker de hombres
el viento
Los perros aúllan frenéticos amarrados a la Siguaraya
del patio y una figura que sorpresivamente
me mira con mis ojos… los desata
Excilia Saldaña Molina (La Habana, 7 de agosto de 1946 - La Habana, 20 de julio de 1999) fue una poetisa, maestra, académica, traductora y cuentista de literatura para niños. Su obra alcanzó gran difusión en Cuba y en el extranjero. Graduada en la especialidad de Español y Literatura en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, fue profesora de Historia y Literatura en la enseñanza media. Luego trabajó en la Casa de las Américas y fue redactora de la revista Santiago y jefa de Planes Extramuros de la Universidad de Oriente. Jefa de la Sección de Cine del Departamento de Extensión Universitaria y editora en la Editorial Gente Nueva.
Fue profesora adjunta de Literatura Infantil en las universidades de Las Villas y Pinar del Río, y traductora de la literatura infantil del inglés, del ruso, del alemán, del húngaro, del checo. A su vez, su obra ha sido traducida al inglés, al ruso, al francés, al italiano, al portugués, al alemán, al servocroata, al árabe, entre otros. Algunos de sus textos se han estrenado como versiones teatrales o un guion para dibujo animado. Ha preparado la antología Poesía de amor y de combate, y colaboró en varios periódicos y revistas nacionales, de España y Francia. Participó como jurado en el Premio de la Crítica, en varios concursos, así como en Encuentros Nacionales y Provinciales de Talleres Literarios.