Elegía al Che Guevara: Allen Ginsberg (Estados Unidos, 1926-1997). Traducción de José Vicente Anaya
Allen Ginsberg (Estados Unidos, 1926-1997)
Traducción de José Vicente Anaya
Elegía al Che Guevara
En un periódico europeo: la foto de tu rostro joven
cuando te mataron; tus ojos abiertos de niño
radiante femenino, con muy poca barba.
tumbado, sonríes sereno como si
los labios de una mujer besaran partes invisibles de
tu cuerpo. Cadáver reposad de un muchacho
angélico. Comprensivo médico de Argentina
y petulante militar en Cuba. Pipa en
boca y lleno de esperanzas escribiste
tu diario entre las nubes de mosquitos del Amazonas,
dormiste en las montañas y renunciaste al Trono de
La Habana. Tu cuello es más sexy que los viejos
Cuellos tristes de Jhonson de Gaulle de
Kosygin o que el cuello balanceado de John
- Kennedy.
Tus ojos, que brillan sobre la muerte de los diarios,
son más inteligentes que todos los ojos abrumados
de las Cámaras y los Congresos de los Estados;
y mucho más que todos los ojos vidriosos
que pasan como sombras por la T.V.;
y mucho más que los ojos de vidas
viejas de McNamara y Dulles…
Esas mujeres con sombreros de hongo, con lodo en sus
faldas, sentadas a una altura de
3600 m en el Cielo, con dolor
de cabrza en La Paz;
que venden papas negras arrancadas de la tierra
cercana a sus chozas en los labios-
montañas de Puno,
habrían adorado tus anhelos habrían besado tu
semblante de nuevo Jesucristo.
Ellas se levantarán, con tus ojos
enrojecidos, con sus máscaras de guerra que muestran
los dientes para ahuyentar a los fantasmas de
los soldados que dispararon sobre
tu espalda
¡Es increíble! Un muchacho abandona el quirófano, o
el trabajo de curar los ojos amarillos de las
Pampas, para enfrentarse a los mercaderes
de la compañía ALCOA, a las miradas de
Asesinos, a los ejércitos de la
United Fruit Company, a los
humeantes Truts Manufactureros de Chicago, a los
abogados fantasmas que hacen fila hacia la muerte,
a John Foster Dulles’ Dillon & Reed Lawfirm,
al bigote de Acheson, al sombrero de
Truman; para enloquecer y esconderse
en la selva viajando en mula, para apuntarle con su
rifle a los ejércitos, a la cortesía egoísta de
Rusk y a los despliegues metálicos del
Pentágono. Encorajinado contra
los fríos hombres calciladores y contra los idiotas
intelectuales de la revista Time y de la CIA.
Un muchacho en contra de la Bolsa de Valores. Todo
Wall Street chió cuando Noris publicó El foso,
por e temor de que los dólares liberados
fueran vistos desde el balcón del
periódico El Observador,
los asustaron las carcajadas de los hermanos jóvenes.
Un muchacho en contra de la Compañía de Estaño, en
contra de la Vías de Comunicación, en contra
del detecttor con rayos infra-rojos que es
la Telepatía de Capitalismo construido
con el dinero que ha enloquecido a los científicos,
en contra de los millones de especialistas egresados
de las universidades y que miran a la familia
Wichita por la televisión.
Un rostro radiante enloquecido por un rifle
confrontando todas las redes eléctricas.
Noviembre de 1967, Venecia, Italia
Allen Ginsberg (Estados Unidos, 1926-1997) fue una de las figuras más emblemáticas de la cultura alternativa norteamericana. Alma de la Generación Beat, reunió a su alrededor a Jack Kerouac, Neal Cassady e incluso al escurridizo William S. Burroughs y luchó sin descanso por la redacción y publicación de sus obras. Fue figura prominente de la llamada «Revolución de las Flores» y el hippismo de los años sesenta, peleó contra la guerra y el racismo, difundió el rock, la alteración química y mística de los estados de conciencia como elemento cultural y se situó siempre en primera línea social y literaria, promoviendo las ideas libertarias y las nociones de espiritualidad y autenticidad, por lo que siempre estuvo en el punto de mira de las autoridades. En Anagrama han aparecido sus poemarios Aullido y Kaddish, los epistolarios Las cartas de la ayahuasca (con William S. Burroughs) y Cartas (con Jack Kerouac) y la amplia antología Ginsberg esencial.