El Cantar de los Cantares (Fragmentos). Traducción de Fray Luis de León (España, 1527-1591)
Fotografía: María Calle Bajo
Tomada desde la antigua Universidad de Salamanca, España.
Publicado en Alforja. Revista de Poesía, número XXV, verano 2003, pp. 57-58.
El Cantar de los Cantares
(Fragmentos)
Traducción Fray Luis de León (España, 1527-1591)
Capítulo IV
Esposo
1.- ¡Ay, qué hermosa eres, amiga mía; ay, cuán hermosa! Tus ojos de paloma entre tus guedejas; tu cabello, como un rebaño de cabras que suben del monte Galaad.
2.- Tus dientes como rebaño de ovejas trasquiladas que salen de bañarse, todas ellas con sus crías; no hay machorra entre ellas.
3.- Como un hilo de carmesí tus labios, y el tu hablar pulido: como casco de granada tus sienes entre tus guedejas.
4.- Como torre de David es tu cuello, fundada en los collados; mil escudos cuelgan de ella, todos escudos de poderosos.
5.- Tus dos pechos como dos cabritos mellizos, que pacen entre azucenas.
6.- Hasta que sople el día, y las sombras huyan, voyme al monte de la mirra y al collado del incienso.
7.- Toda eres, amiga mía, hermosa, falta no hay en ti.
8.- Conmigo del Líbano, esposa, conmigo del Líbano te vendrás; y serás coronada desde la cumbre de Amaná, de la cumbre de Sanir y Hermón, de las cuevas de los leones y de los montes de las onzas.
9.- Robaste mi corazón, hermana mía, esposa; robaste mi corazón con uno de los tus ojos, en un sartal de tu cuello.
10.- ¡Cuán lindos son tus amores! Más que el vino; olor de tus amores sobre todas las cosas aromáticas.
11.- Panal que destila tus labios, esposa; miel y leche está en tu lengua, y el olor de tus arreos, como el olor del incienso.
12.- Huerto cercado, hermana mía, esposa; huerto cercado, fuente sellada.
13.- Tus plantas [son] como jardín de granadas con fruta de dulzuras; juncia de olor y nardo.
14.- Nardo y azafrán, canela, con los demás árboles del Líbano; mirra y sándalo, con los demás preciados olores.
15.- Fuente de huertos, pozo de aguas vivas y que corren del monte Líbano.
16.- ¡Sus!, vuela, cierzo, y ven tú, ábrego y orea el mi huerto; y espárzanse sus olores.
Capítulo IV
Esposa
1.- El mi amado descendió a los huertos suyos, a la tierra de los aromas, a apacentar entre los huertos y coger las flores.
2.- Yo al mi amado, y el mi amado a mí, que apacienta entre las flores.
Esposo
3.- Hermosa eres, amiga mía, como Thirsá; bella como Jerusalén, terrible como los escuadrones, sus banderas tendidas.
4.- Vuelve los ojos tuyos, que me hacen fuerza; el tu cabello como las manadas de cabras que se parecen en el Galaad.
5.- Tus dientes como hatajo de ovejas, que suben del lavadero, las cuales todas paren de dos en dos, y no hay estéril en ellas.
6.- Tus sienes, como un casco de granada entre tu cabello.
7.- Sesenta son las reinas, ochenta las concubinas, y las doncellas sin cuento.
8.- Una es la mi paloma, la mi perfecta, única es a su madre: es la escogida a la que la parió. Viéronla las hijas, y llamáronla bienaventurada, y las reinas y las concubinas la loaron.
Compañeras
9.- ¿Quién es esta que se descubre como el alba, hermosa como la luna, escogida como el sol, terrible como los escuadrones?
Esposo
10.- Al huerto del nogal descendí por ver los frutos de los valles, y ver si está en ciernes la vid, y si florecen los granados.
Esposa
11.- No sé; mi ánima me puso como carros de Aminadab.
Coro
12.- Torna, torna, Sunamita; torna y verte hemos.
13.- ¿Qué miráis en la Sunamita, como en los coros de los ejércitos?
Fray Luis nació en Belmonte, Cuenca, (1527-1591). Era hijo del abogado y consejero áulico Lope de León y de Inés Varela. Su familia se trasladó enseguida a Madrid, y cuando cumplió los catorce años se fue a estudiar a Salamanca, ciudad que constituyó el centro de su vida intelectual como profesor de su universidad. Allí ingresó en la orden de los agustinos y profesó el 29 de enero de 1544. En 1561 se graduó en teología. Las envidias y rencillas entre órdenes y las denuncias del catedrático de griego León de Castro entre otros profesores, le llevaron a las cárceles acusándolo de la defensa que Fray Luis hacía del texto hebreo del Antiguo Testamento frente a las versiones latinas de la "Vulgata", actitud que bastantes de sus enemigos relacionaron pronto con ciertos antecedentes judíos por parte materna, a lo que quisieron sacar partido. Por otro lado, se le acusó de haber efectuado la versión en castellano del "Cantar de los Cantares", pese a la prohibición del Concilio de Trento de traducir textos sagrados a un idioma vulgar. Pero, a juicio de no pocos historiadores, en el asunto latía un problema de fondo más importante: las enconadas disputas entre distintas órdenes religlosas, a lo que se unía el manifiesto celo inquisitorial de la época. Por ello fue encarcelado en Valladolid entre 1572 y 1576. Sus dos compañeros de encierro no pudieron resistir las duras condiciones de vida de la cárcel y murieron. En los muros de la cárcel el agustino había dejado grabada su famosa décima: “Aquí la envidia y mentira / me tuvieron encerrado”. Al salir de su reclusión y recuperar su cátedra empezó la primera clase de este modo: Dicebamus hesterna die... (es decir, ‘Decíamos ayer...’). En Salamanca se divulgaron pronto las obras poéticas que el agustino componía como distracción, y atrajeron las alabanzas de sus amigos, los humanistas Francisco Sánchez de las Brozas (el Brocense), y Benito Arias Montano, los poetas Juan de Almeida y Francisco de la Torre, y otros como Juan de Grial, Pedro Chacón o el músico ciego Francisco de Salinas, que formaron la llamada Escuela de salmantina.
Como poeta desarrolló la lira como estrofa, pero prefería el endecasílabo para las traducciones de poetas latinos y griegos, que por lo general realizaba en tercetos encadenados o en octava real. Sus obras tuvieron una amplia difusión manuscrita, pero permanecieron inéditas hasta 1631, año en que Quevedo las imprimió por primera vez junto a las de otro ingenio de la Escuela de Salamanca, Francisco de la Torre, como ataque contra el desmesurado Culteranismo estilístico de Góngora.
Fotografía: María Calle Bajo