Efraín Huerta (México): En la piel de una desconocida
Este poema aparece publicado en El corno emplumado, número 9, enero 1964, pp. 54-56.
Efraín Huerta (México, 1914-1982)
En la piel de una desconocida
1
Ayer nada menos hundí los ojos
mis ojos comidos por la tierra de nadie
en un total derrumbe de olas y piedad
Un limo penetraba la soledad ardorosa
y el sombrío helecho era mi muro
mi casa era la piel de las mutilaciones
donde una flor fervorosa nacía de nada
como gime y duele una palabra
digamos la más noble y secreta
de las palabras: la no dicha,
la no desdichada, la que alza
la voz cobriza a la mitad de la vida
cuando todo se hunde
y los ojos comidos y la boca de piedra
son a estas horas la pirámide demolida
la estatua del silencio
en un vaso valle de miseria.
2
Ayer parecía una voz pánica
hendidura para la sangre propicia
cuando tomas un libro dorado y lees
y la lengua te golpea y un sacrificio
es darle la espalda a esa desnuda verdad
ponzoñosa que nos degüella mil y una noches.
Pues bien, ven a esta orilla maldita
y hunde como yo los ojos en nadie y en nada
para que ardas te consumas en cruz
en el sagrado nombre de la libertad.
3
Por que ayer sin ir más lejos aquí y allá
alguien bebía vino de rosas y expiraba
dulcemente libre de todo peso todo pecado
por la sencilla razón de su pureza
su santidad su escalofriante desnudez
Eso fue ayer al filo impío de todas las horas
cuando un ángel pasó y no dijo nada
cuando las jaurías fueron azuzadas
y el hombre blanco fue el lobo del hombre negro
Sí, apenas ayer mismo en ciudades de azáleas
la ceniza fue sembrada en todos los surcos
y las sílabas de la palabra más noble y más secreta
fueron estrellas hundidas en los ojos del hombre.
EFRAÍN HUERTA (1914 - 1982). Hizo sus primeros estudios en León y Querétaro. En la ciudad de México cursó la preparatoria y los primeros años de la carrera de leyes. Fue periodista profesional desde 1936 y trabajó en los principales periódicos y revistas de la capital y en algunos de provincia. Fue también crítico cinematográfico. Perteneció a la generación de Taller ¡1938-1941), revista literaria que agrupó entre otros, a Octavio Paz, Rafael Solana y Neftalí Beltrán. Viajó por los Estados Unidos y Europa. El gobierno de Francia le otorgó en 1945 las Palmas Académicas. En 1952 visitó Polonia y la Unión Soviética. Dentro del grupo que integró la generación de Taller, Efraín Huerta se distinguió por su sana conciencia lírica, por su apasionado interés por la redención del hombre y el destino de las naciones que buscan en su organización nuevas normas de vida y de justicia. Sus primeros libros: Absoluto amor y Línea del alba están incluidos en Los hombres del alba, además de su obra publicada en revistas hasta 1944. El amor y la soledad, la vida y la muerte, la rebeldía contra la injusticia, su lucha contra la discriminación racial, la música de los negros, la política y la ciudad de México, son los temas más frecuentes de su poesía. Recibió el Premio Nacional de Poesía en 1976.
"Efraín Huerta es uno de los poetas más importantes del siglo veinte en América Latina. Su exquisito manejo del arte poética aunado a su vitalidad expresiva lo convierten en uno de los epígonos de su generación. Es un poeta de ruptura; inmerso en su transcurrir histórico no duda en utilizar las técnicas neo-vanguardistas en forma magistral, creando espacios que no habían sido descubiertos en la expresión poética. Inmerso en una "estética de la impureza" , contrapuesta a la "poesía pura". Efraín Huerta se consideraba "el orgullosamente marginado, el proscrito", comprometido, como todo artista auténtico, con su propia conciencia. El poeta de la rebeldía, cuya obra recupera cada vez más la fuerza expresiva al paso del tiempo, es también el poeta del amor.
Su poesía tiene muchas vertientes y nos ofrece innumerables lecturas, bebamos aquí de la vertiente luminosa de su amor, de la patria de su corazón y de su juventud que lo llevó a trascender su generación cronológica como uno más de los poetas nacidos décadas después. Es el suyo un caso extraño por su constante ruptura con los moldes y por eso falta la distancia para comprenderlo en su justa medida y trascendencia dentro de la historia literaria del siglo veinte". (Raquel Huerta-Nava, Chapultepec, enero de 1998).