Diótima. Encuentro Nacional de Poesía: Poemas de María Vázquez Valdez
Presentamos la serie Diótima en la cual publicamos poemas de María Vázquez Valdez, invitada al Segundo Encuentro Nacional de Poesía Homenaje a Híkuri efectuado los días viernes 17, sábado 18 y domingo 19 de mayo en la Biblioteca General del H. Congreso de la Unión, en el Centro Cultural de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y en el Museo Nacional de las Culturas del mundo, respectivamente.
MARÍA VÁZQUEZ VALDEZ
EPIFANÍA
Crece la claridad
entre la bruma que se disipa,
como un gorrión entre tormentas
que se levanta,
vela en la marea,
semilla minúscula
que contiene al mundo,
en espera ardiente
y en silencio.
Un latido musita sobre los goznes
empolvados de tantos días,
hoguera esperando el fuego.
Un tambor anuncia el regreso,
y el cuerpo vuelve a la sintonía
para que la piel se abra
a la llama que ondea
como un corazón abierto.
Vuelve el sol al cuerpo,
fuego líquido que se esparce,
revelación
limpieza
curación
para dar forma al viento,
dar voz, dar las claves
de los universos escondidos
dentro
cerraduras hacia el vórtice
del que procede toda forma,
todo signo.
Vuelve el sol
para insertarse en su sitio,
magma con voluntad alta,
vuelo de claridad
entre la bruma que se disipa.
*Poema publicado en el libro: Kawsay. La llama de la selva, The Operating System, Nueva York, 2018, 114 pp.
CAMINO DEL INCA
Madre de piedra, espuma de los cóndores.
Alto arrecife de la aurora humana.
Pablo Neruda, Alturas de Machu Picchu
I
Soy ceniza en carne
………… movimiento húmedo aquí dentro
Soy silencio entre mis pasos
………… espiral sobre las rocas incas
……………………..uno tras otro
……………………………….. mis pasos
pequeños niños en tormenta
………… sobre las rocas incas
……………………………….. mis pasos
Hay una nube inalcanzable para mi sangre,
………… la silueta más baja para mis huellas
…………..(Mi corazón golpea contra sí mismo)
La nieve ya cubre esas alturas
………… y la marea entre mis huesos
abre una fugaz compuerta hacia la muerte
Soy de granos de azúcar,
receta sencilla en estos hornos luminosos
……………………..canto desmayado entre las piedras
………… (Mi corazón golpea contra sí mismo,
………… cazador solitario perdido en un pantano)
II
Termina la escalera alta con la tarde
………… caída en el seno de las montañas
Mi frágil cuerpo
……………………..mis pulmones
caen también
a la compuerta de las estrellas
Algo de este navío arribó trastornado,
el calor se dislocó
………… y mi aliento es un pájaro que cayó del nido
Cuando logro levantarme
……………………..mi rostro es el monitor desajustado
de un avión en pleno vuelo.
III
La nieve allá tan alto sorbida por las águilas
es una ciudad translúcida para la piedra
La nieve alcanzada
……………………..por la sierpe del camino
Subo en la ancestral escalera hasta ser inercia,
………… ya no soy
……………………..ya no estoy más que en el camino
La belleza desciende vestida de ocres
………… hasta ser laguna
montañas arropadas de nubes
………… águila y colibrí
Ya no soy más que este camino
………… altivo y escarpado,
templo de grandeza y de portento
……………………..ya no estoy.
*Poema publicado en la plaquette: Estancias, LunArena/Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2004, 21 páginas.
SAN FRANCISCO
Hay algo de pequeño
y de grande,
algo de escarpado
y de quietud
en esa montaña que es avenida,
en esa cumbre que mira altiva
al agua recostada
en un azul
caído del cielo.
Hay algo de antiguo
y de recién nacido,
umbral
y generosa mirada
hacia la tierra
que germina en coyunturas.
El firmamento
está surcado de edificios,
las calles se enjoyan
con los frutos onerosos
de la moda al mejor postor.
Pero tanto brillo
no disimula el hedor
de una mujer negra
vestida con harapos
que apenas cubren
cuarenta años
de soledad torturada,
adolorida.
Tantos significados
en una sola de las obras
de arte del MoMA
no confortan a ese hombre blanco
y a sus sesenta años
recargados en la pared
de una esquina transitada,
con el pie derecho destrozado
bajo los vendajes improvisados
de una pérdida,
sosteniendo la mirada
descarapelada
en la desesperanza
de un ayer marchito
en el mañana inmóvil.
Esas cumbres orgullosas
del hotel más caro de la ciudad
no alivian a esa anciana
carcomiendo flemas,
mendigando sobras,
ahuyentando sombras
sobre su regazo roto,
perdida en el viento frío
que corta como navaja
en todas las esquinas.
Ese edificio ostentoso
que se proclama
Museo del Helado
no endulza ni un instante
a la joven madre musulmana
en la estación del BART,
que suplica desesperada
por un mendrugo
junto a sus pequeños hijos,
para quienes un helado
es gloria inalcanzable.
Pero hay algunos destellos
que se mantienen firmes
frente al vendaval
de los rostros sumidos
en los celulares,
ausentes de sí mismos
y de los despeñaderos.
Ciertas esquinas afortunadas
mantienen encendida su luz
de faros en medio de la tormenta,
resquicios que hierven de potencia,
hogueras indelebles
de palabra
y de milagro.
San Francisco, California
Septiembre de 2018
DIEZ DÍAS
En un desnudo
cuarto de madera
está lo que ya no tengo
En medio de la selva amazónica
vine a encontrar lo que soy
y a dejar lo que nunca
he tenido
Esta orilla del mundo
no conoce la electricidad,
la luz aquí es real,
y un silencio exuberante
hierve de verdes,
envuelve una médula de carne
que es bañada por el río,
claro como un bocado
de nieve derretida,
cantando ondinas
de espuma
En esta selva
se alzan las ceibas
absortas en el misterio,
enredando lianas,
describiendo signos,
lanzando su bendecida soga
hacia los muertos
hacia mí
En este cuarto de madera
una vela humilde me ilumina,
una cama pequeña me arropa
y una hamaca mece al amanecer
Nada más y tanto,
tan sólo y suficiente
Aquí los apegos se desvanecen,
la frugalidad
—suculenta—
se pone al centro del cuerpo
que durante diez días
no comerá ni usará químicos,
no pronunciará palabras
Un himno
comienza a alzarse humilde
para pedir un destello,
y lo no ingerido
se suma a lo incorpóreo
y comienza a refulgir
La inmovilidad conjura lo real,
diluye la ilusión,
quiebra los turbios espejos
que esconden
lo que es
Silencio y ayuno llenan los vacíos,
huecos desbordados
de miseria inexistente
Gotas de luz
florecen
en un tibio aroma
de canto
y firmamento.
*Poema publicado en el libro:
Kawsay. La llama de la selva, The Operating System, Nueva York, 2018, 114 pp.
TOMBEAUX SAADIENS
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos como debemos
cualquiera sirve, cualquiera… menos un sepulturero.
León Felipe, Romero solo.
Nos paramos sobre tumbas
y no importa
no importan los muertos
destiñéndose en los últimos rastros
de belleza
donde sus alcobas brillan mortecinas
tras la caída de todos los siglos
en la nada.
Nos paramos sobre tumbas
como sobre cualquier mosaico,
cualquier rasgo de crudeza
se confunde con el suelo,
con un fragor oscuro que todo lo circunda
aunque sea tibio el resplandor de las tardes,
fugaz en ese fragor que se vierte
entre los huesos
para habitar las tumbas,
para que las pisemos luego
como si fueran sombras.
Tombeaux Saadiens, Marrakech
Noviembre de 2009
ANTÍPODA
Majestuosa,
la India tiene la altivez
de la Diosa entre los dioses,
viva como llama incandescente
danza en la perfección de sus templos,
en la profundidad de sus cantos
Un libro sagrado toda ella
pautado por masacres y profetas,
anhelo que aún duele
en escisiones violentas de la sangre
Rito al rojo vivo,
India fermentada,
dolor cauterizado
entre nubes de sándalo
en ferviente ofrenda
sobre un río iluminado
Antípoda de sí misma
la India me despide
con hálito agridulce
Mi corazón ha navegado
por altos palacios blancos,
hermosas cámaras funerarias
y ceremonias que erigen templos
evanescentes
fugaces templos de cuatro mil años
cada noche sobre el Ganges
Y este mismo corazón
también se ha sentido avergonzado
ante la miseria de barracas insondables
Un incomprensible sentido
de pérdida y ganancia
me remueve los cimientos,
como si allá en el fondo
hubiera presenciado la orilla
donde la majestad y la miseria
se eslabonan
Me llevo un silencio ensordecedor:
el encuentro de mausoleos sobrios
e impensables
con el ruido violento de calles
entre feroces dentelladas de pobreza
Pero sobre todo me llevo
el dulce abrazo que sentí
en los ojos de tanto desconocido,
la nobleza apenas perceptible
de un espíritu infantil constante,
un toque apenas de dulzura,
un soplo apenas,
un abrazo
Aquí me he caído hasta lo alto
y me he levantado hacia lo hondo
abrazando la sencillez de lo sagrado,
tocando de cerca
el dolor de heridas abiertas
Al despedirme arde el alma
con fuego sutil y violento,
agridulce fuego,
triste, enamorado fuego
de estos vientos,
tierno, agradecido
—tan agradecido— fuego.
Delhi, India
6 de enero de 2011
DANZA
Una llamarada ondulante
levanta los huesos,
urna del corazón
para acercarlo al cielo
Espigas se abren en las manos
y los pies danzan
sobre el amor,
alrededor de él,
tesoro inaudito
Todo surge en alabanza
hasta alcanzar los cálidos filamentos
de lo infinito.
*Poema publicado en el libro:
Kawsay. La llama de la selva, The Operating System, Nueva York, 2018, 114 pp.
María Vázquez Valdez. Poeta, editora, periodista y traductora mexicana nacida en Zacatecas. Es autora de diez libros publicados, entre ellos los poemarios Caldero (1999), Estancias (2004) y Kawsay. La llama de la selva (publicado en la Ciudad de México en 2016 y en Nueva York en 2018). También es autora de Voces desdobladas / Unfolded voices (libro bilingüe de entrevistas, 2004), Estaciones del albatros (ensayos, 2008), y de cinco libros de arte para niños y jóvenes.
Ha traducido del inglés al español cinco libros de la escritora estadounidense Margaret Randall: Dentro de otro tiempo: reflejos del Gran Cañón (2006), Testigo de Piedra (2011), La Llorona (2015), El Rizoma como un campo de huesos rotos (2017) y 12 Poetas. Antología de nuevos poetas de Estados Unidos (2017). También ha publicado la traducción de otros poemas de dicha autora en Estados Unidos, Cuba y Brasil.
Ha recibido becas y apoyos del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), del Fideicomiso para la Cultura México-Estados Unidos y de la Secretaría de Cultura de México. Se ha desempeñado en diversos medios y proyectos editoriales de México y otros países como fotógrafa, periodista y editora, y textos y poemas suyos se han incluido en libros y antologías de varios países. Ha sido parte del equipo editorial de la Academia Mexicana de la Lengua.
Estudió la licenciatura en periodismo y comunicación, la maestría en diseño y producción editorial y el doctorado en teoría crítica. Actualmente colabora en varios proyectos artísticos, académicos y culturales, desarrolla el proyecto independiente MarEs DeCierto Ediciones, y es directora de las bibliotecas Legislativa y General del Congreso de la Unión.