Poesía

Diáspora africana: Poesía anónima yorubá. Traducción Rogelio Martínez Furé (Matanzas, Cuba)

 

 

 

Fotografía: Forma parte de la obra pictórica de David Osagie (Abuja, Nigeria), misma que pueden revisar en el siguiente sitio web: https://www.behance.net/davidosagie

 

 

 

La presente selección forma parte del libro Poesía anónima africana (Fundación editorial el perro y la rana, Venezuela, 2007) cuya selección, traducción y notas corresponden a Rogelio Martínez Furé (Matanzas, Cuba). A partir de este trabajo, la Revista Literaria Taller Igitur realiza la curaduría “Diáspora africana”.  La UNESCO adoptó en 2019, el 24 de enero como el Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes, misma que celebra las numerosas y vibrantes culturas del continente africano y de las diásporas africanas en todo el mundo. Ante este suceso, hemos realizado, dentro de esta serie, una selección de ensayos y poetas.

 

 

 

 

 

 

Poesía africana anónima de la tradición yorubá

  

 

Selección, traducción y notas de

Rogelio Martínez Furé

 

 

 

Oríkì,

la poesía de los dioses y los hombres

 

 

 

ORÍKÌ DE ÈSHÙ

 

Cuando está enojado

             golpea una piedra hasta hacerla sangrar.

Cuando está enojado

             se sienta en la piel de una hormiga.

Cuando está enojado

             llora lágrimas de sangre.

 

Èshù, confundidor de hombres.

El dueño de veinte esclavos está sacrificando,

para que Èshù no pueda confundirlo.

El dueño de treinta ìwòfà[1] está sacrificando,

para que Èshù no pueda confundirlo.

Èshù trastornó a la esposa recién casada.

Cuando ella robó los cauríes

              del adoratorio sagrado de Oya,[2]

dijo que no se había dado cuenta

De que coger doscientos cauríes era robar.

Èshù trastornó la cabeza de la reina,

que empezó a salir desnuda.

Luego la golpeó para hacerla llorar.

¡Èshù, no me confundas!

¡Èshù, no confundas la carga sobre mi cabeza![3]

 

Èshù, amante de los perros.

Si una cabra se pierde en Ogbe,

no me pregunten.

¿Creen que soy ladrón de cabras?

Si una enorme oveja se pierde en Ogbe,

            no me pregunten.

¿Creen que soy ladrón de ovejas?

Si algún ave se pierde en Ogbe,

            no me pregunten.

¿Creen que soy ladrón de aves?

Pero si un perro negro se pierde en Ogbe,

            ¡pregúntenme!

¡Me encontrarán comiendo el sacrificio de Èshù

            en una bandeja de madera!

 

Èshù durmió en la casa,

pero la casa era demasiado pequeña para él.

Èshù durmió en la galería,

pero la galería era demasiado pequeña para él.

Èshù durmió en una nuez,

¡al fin pudo estirarse!

 

Èshù caminó a través del plantío de maní.

Su copete de pelo era apenas visible.

De no haber sido por su enorme tamaño,

no hubiera sido visible en absoluto.

 

Habiendo tirado una piedra ayer,

            mata un pájaro hoy.

Acostado, su cabeza da en el techo.

De pie, no puede mirar dentro de la cazuela.

Èshù cambia lo correcto en incorrecto,

y lo incorrecto en correcto.[4]

 

 

 

 

ORÍKÌ DE ÒGÚN

 

Ògún mata a su diestra y destruye a su diestra.

Ògún mata a su siniestra y destruye a su siniestra.

Ògún mata de repente en la casa y de repente

            en el campo.

Ògún mata al niño con el hierro con que juega.

Ògún mata en silencio.

Ògún mata al ladrón

            y al dueño de los bienes robados.

Ògún mata al dueño del esclavo,

            y el esclavo se escapa.

Ògún mata al dueño de treinta ìwòfà,

            y su dinero, opulencia e hijos desaparecen.

Ògún mata al dueño de la casa

            y pinta el hogar con su sangre.

Ògún es la muerte que persigue al niño

            hasta que corre a la selva.

Ògún es la aguja que pincha por ambos extremos.

Ògún tiene agua, pero se baña en sangre.

 

Ògún, no me combatas. Te pertenezco sólo a ti.

La esposa de Ògún es como un tìmtìm:[5]

No le gusta que dos personas descansen sobre ella.

 

Ògún tiene muchos trajes. Se los da a los mendigos.

Le da uno a la chocha, la chocha lo tiñe índigo.

Le da uno al cuco, el cuco lo tiñe de rojo.

Le da uno al airón, el airón lo deja blanco.

 

Ògún no es como el ñame machacado:

¿Crees que puedes amasarlo en tu mano

Y comer hasta hartarte?

Ògún no es como la harina de maíz:

 

¿Crees que puedes amasarlo en tu mano

Y comer hasta hartarte?

Ògún no es como algo que puedas echar en tu gorro:

¿Crees que puedes ponerte tu gorro y marcharte con él?

 

Ògún dispersa a sus enemigos.

Cuando las mariposas llegan

            donde excreta el leopardo,

se dispersan en todas direcciones.

 

La luz que brilla en el rostro de Ògún

            no es fácil de contemplar.

¡Ògún, no me dejes ver el rojo de tus ojos!

 

Ògún le sacrifica un elefante a su cabeza.[6]

Dueño del hierro, jefe de los guerreros,

Ògún, gran jefe de los ladrones.

Ògún lleva un gorro sangriento.

 

Ògún tiene cuatrocientas esposas

            y mil cuatrocientos hijos.

Ògún, el fuego que barre la selva.

No es broma su risa.

Ògún come doscientas lombrices de tierra

            y no vomita.

¡Ògún es un orisha loco que aún hace preguntas

            después de 780 años!

¡Si puedo responder o si no puedo,

Ògún, no me preguntes nada!

 

El león nunca deja jugar con su cachorro.

Ògún nunca permitirá el castigo de sus hijos.

¡Ògún, no me rechaces!

 

¿Acaso la mujer que hila rechaza un huso?

¿Acaso la mujer que tiñe rechaza un paño?

¿Acaso el ojo que ve rechaza una mirada?

¡Ògún, no me rechaces![7]

 

 

 

 

[1] Ìwòfà: Hombre que da su trabajo como crédito a quien le ha prestado dinero a él o a sus familiares. Deberá trabajar para su acreedor hasta que el dinero sea devuelto.

[2] Oya: Diosa del río Níger, esposa de Shàngó, se la considera orisha de las centellas, del cementerio y del viento.

[3] “La carga sobre mi cabeza” es una metáfora que se refiere a los familiares.

[4] Esta naturaleza voluble de Elegba o Èshù lo hace el dios más peligroso y temible. Las ceremonias de la Regla de Osha se inician siempre con ofrendas y cánticos rituales en su honor, para aplacarlo y atraerse su favor; también se le invoca para terminarlas.

[5] El tìmtìm es un cojín de cuero repujado.

[6] Todos le sacrifican a su cabeza o buena fortuna.

[7] Aunque Ògún es un dios temible necesita también adoradores. Ya que todo dios es producto de la imaginación humana, un dios sin adoradores desaparece. Su culto lo considera dueño del monte, de los metales y de la fragua. Es agricultor y guerrero.

 

 

 

 

 

Nuestro lector puede leer el siguiente ensayo aparece como Prólogo en la antología de poesía africana anónima.

 

 

Poesía africana anónima: Los yorubá. Por Rogelio Martínez Furé (Matanzas, Cuba)

 

 

 

 

 

 

 

Rogelio Martínez Furé (Matanzas, Cuba, 1937). Folklorista, etnólogo e investigador, fundador del Conjunto Folklórico Nacional. Doctor Honoris Causa del Instituto Superior de Arte en la Habana. Premio Nacional de Literatura 2015. Ha contribuido como miembro de esta agrupación a la preservación y difusión de las tradiciones musicales y danzarias de origen africano. Desde 1951 hasta 1956 cursó el Bachillerato en Letras en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. En el año 1956 ingresó en la Universidad de La Habana donde matriculó en Derecho Civil, Derecho Administrativo y Derecho Diplomático. Trabajó desde su creación en el Instituto de Etnología y Folklore de la Academia de Ciencias de Cuba, especializándose en el estudio y divulgación de las influencias culturales africanas en América. Su descendencia es rica y diversa, pues es descendiente de mandingas, franceses, lucumíes, españoles, chinos y, muy probable, de algún indio en lontananza. Aunque en su barrio vivían chinos, judíos, gallegos, catalanes, congos, arará, iyesá, abakuá, gangá..., mientras los guajiros venían desde el Valle de Yumurí cantando sus pregones o sus puntos guajiros. Se nutrió de una gran riqueza cultural en su natal Matanzas, tierra de danzones y rumba. En 1962 fundó el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba con el propósito de mantener una sostenida labor de recopilación, preservación y promoción de las más ricas tradiciones culturales -musicales y danzarias- de origen afrocubanas. Muy pronto la compañía realizó presentaciones en diversos países de EuropaÁfrica y América Latina, así como en la mayoría de las provincias de Cuba. Ocasionalmente ha actuado como intérprete vocal de música folklórica cubana, brasileña y antillana, así como de obras musicales de vanguardia. También es autor de piezas musicales como La mulata (habanera) y Como cambia la gente.

 

 

 

 

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