Diáspora africana: Nancy Banard (Costa Rica). Selección Yordan Arroyo

 

 

 

la Revista Literaria Taller Igitur realiza la curaduría “Diáspora africana”.  La UNESCO adoptó en 2019, el 24 de enero como el Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes, misma que celebra las numerosas y vibrantes culturas del continente africano y de las diásporas africanas en todo el mundo. Ante este suceso, hemos realizado, dentro de esta serie, una selección de ensayos y poetas.

 

 

 

 

Nancy Banard (Costa Rica)

 

 

 

 

CANCIÓN NEGRA PARA NIÑAS DE CUNA

 

Mami, ¿qué suena?, pregunta Sol,

mientras el recuento de sus miedos

hilvana un sótano de sinrazones,

con la urgencia demencial

por invocar cuervos

a los que ella misma teme.

Eleye ha llegado,

ha entrado por la ventana, hija.

La he invocado antes de soñarte.

He vertido con gentileza

el agua sobre la tierra

para aliviar el calor de sus pantanos.

He tejido cuchillos de caña brava,

puñales de bambú,

venados de manteca sin sal,

sauces de pantano y olivos.

He conjurado su nombre

durante los ojos de agua de Ará Onú,

ofrendado ovejas que ya han sido madres,

trenzado lirios empapados

en aceite de palma.

¡Ha llegado Majá, Pikni!

Esta es mi hija Yembó:

lleva en su Nilo tu estirpe,

destila coco, madreperlas y coral.

Yeye mowo,

Yeye mowo,

Maferefún Naná,

Señora de caracoles,

Naná Ajesún,

Desembocadura de río,

Naná Mahí,

Llovizna y lodo.

Arrulla a mi hija,

Señora de pájaros,

dale calor,

que cada noche

te encuentre,

Cuervo,

mi amada Jazmín,

Yeye mowo,

Yeye mowo.

 

 

 

 

LITORAL ADENTRO

 

Ahora que conjuras las presencias

que marcan el río de los cuerpos,

y que te has erigido dulce estirpe y deseo,

no condenes estas heridas

a la costumbre del ajenjo

de invocar el vórtice del silencio.

No me arrebates los incendios,

aquí donde he muerto tantas veces,

que la cicatriz del reloj

es siempre la misma

obturada huella del abandono,

presentida,

soñada,

temida.

 

 

6

 

He bajado de tantas orillas,

con todos los peces a cuestas,

pero las ciudades insisten

aun en las licencias,

en el protocolo de los cisnes,

que si el zaguán, el carnero o la cigüeña,

la metamorfosis de las cáscaras,

en la diminuta enredadera.

Yemaya Okuti,

cuenta las plumas de mi ofrenda

(en el mar y en el monte),

si pudiera reclamar todas tus salamandras,

en su laberinto de escamas,

si pudiera a dos machetes

ceñirme a tus caderas,

Ikondole,

entonces podrías habitarme

con tus manos enteras.

Ven, madre,

portera de Olokum,

con tus 21 herramientas,

los perros se han ido.

Baila alrededor del fuego,

con los brazos enroscados

a tus serpientes.

Ven madre, Okuadume,

esta noche sacrifico 2 gallos

en tu nombre,

en el añil ancestral

de tu templo de hielo.

Esta noche voy a reinventarme

con el rastro de tu sangre y mi memoria.

Aguanile Oggun:

trae madreperlas y corales,

amarra a mi bote tus cadenas,

una ofrenda en el mar,

una ofrenda en la manigua,

aquí te traigo un pato en palangana,

para que litoral adentro

me traigas el mar de mis hijas.

 

 

 

 

OLOKUN

 

 

15

 

Ha llegado el mar hasta aquí, Olokun,

bajo el eco de mis gemidos,

en esta cueva tan honda.

También la luna

es una libélula que alumbra

mis muslos de madera,

el cedro de tu espalda,

el arrecife de mis caderas.

Los peces sigilosos de mis pies

te han encontrado.

¿Qué haces ahí, Olokun,

escondiendo el caimán de tus brazos?

Quédate así quieto,

como si no lo supieras;

déjame fingir ser un carnero

en las recónditas criaturas

de tus enormes corales.

Así, justo así...

Olokun,

no te muevas.

Hunde despacio tus laberintos

en esta tierra;

empuja hasta alcanzar

las negras sirenas

que habitan los feroces acantilados

de mi pecho.

Aquí, justo aquí.

Olokun,

alcanzo a sentir,

casi todos tus ojos.

Déjame entibiar los pájaros

de tus manos,

con la espuma de mi vientre,

hasta dejarte sin una gota de savia,

sin una libélula de tus páramos intacta.

Dame todos los colibríes de tus labios,

dámelos todos, Olokun,

que la lumbre de tus manos

esta noche incendió mis caderas.

 

 

 

 

CHISPORROTEO DE ALGÚN TIZÓN

 

El suelo se había plegado bajo aquel caimán

mientras yo, selva adentro,

dejaba los quejumbrosos motivos de mi visita

desparramados por aquel trillo,

cada vez más húmedo,

más estrecho.

Me advirtieron de la hostil pesadumbre

de tus huesos, Ogùn,

de tu propensión de ablandar

el febril animal del acero.

Pero estoy tan cansada

de la drástica reducción del hierro,

en los mejores de mis intentos.

Prometo arrojarme en cuclillas,

junto al yunque,

frente al fuego,

girar el picaporte

y en el regazo de tu sombra

quedarme en silencio.

 

Aquel sol apenas iniciado se filtraba entre tus brazos,

cada vez que el martillo se estrellaba contra el yunque.

Algo que nunca más tomaría su lugar,

en mis entrañas,

se contrajo.

En lo más denso de tu selva soñé un olor a pantano,

volviste la mirada hacia la esquina de tu estancia,

mis huesos inmóviles reducidos a una sentencia

se estrujaron;

continuaste martillando

como si hubieras advertido un fantasma.

Continué arremetida contra el margen de la ventana.

Recuerdo el puñal ensangrentado

tirado con descuido sobre tu cama,

el miedo a tientas sentado al lado mío,

el cielo abierto domando al fuego.

 

Ogùn, amado herrero,

un taimado animal se esconde en mis entrañas

con la ferocidad de una daga desnuda,

una bestia tendida entre barrotes

fuera del tiempo,

ensimismada.

Se desgarra en susurros y conspiraciones

cuando las cosas regresan a ella.

Una vieja espada chorreando eucalipto

en el íntimo patio de mis moradas.

La oscuridad se quedaba ciega a ratos,

si no hubiera sido por una lámpara de querosén,

y la incandescente espada en tus manos

que se tambaleaba con cada golpe de mazo.

Aguanile, Ogún.

Amado herrero, traigo miel entre mis manos,

reclama esta criatura de soledad perfecta y hostil,

que retiene un destino despiadado.

Procura agotar todos sus ángulos,

sus fugitivas profecías y previsiones,

que no murmure nunca más

la impostergable jugada del abandono.

Amado herrero,

Aviva el fuego de tu forja,

funde esta criatura en la fragua de tus acantilados,

sin hacer conjeturas, sin titubear,

con la arrebatada vehemencia,

honda y oscura,

de la forja del asombro.

 

 

 

 

 

Nancy Banard. Escritora afrodescendiente costarricense. Psicoanalista,actriz y directora de psicodrama. Miembro de la Asociación Costarricense para la Investigación y Estudio del Psicoanálisis (ACIEP), y el Instituto Costarricense de Psicodrama (ICOPSI). Psicóloga del Instituto Dr.Jaim Weizman, tallerista  en Icopsi y Umbral de la montaña. Psicoterapeuta del Centro AIKÚ. Antologada en “Los gritos de Medea: Violencia de género en la poesía feminista costarricense” (2021)

 

 

 

 

 

Yordan Arroyo (San Ramón de Alajuela, Barrio Lisímaco Chavarría, 1995)Filólogo graduado de la Universidad de Costa Rica. Docente Universitario e investigador académico. Presidente y Director Literario Nacional de la Unión Hispanomundial de Escritores, Costa Rica. Cofundador del Recital Internacional de Poesía “Ponte un alma” y el Recital “Alas en verso” en conmemoración del Día Nacional de la Poesía en Costa Rica. Compilador de las antologías: “Voces en el aire” (en proceso); “Sin dolor en la garganta” (en proceso); “Primera Antología de Literatura Infantil Ramonense: Niños y Niñas Héroes en Tiempos de Pandemia” (2021) y Los Gritos de Medea: Violencia de Género en la Poesía Feminista Costarricense (2021), donde también realizó el estudio introductorio.

Realizó el prólogo y análisis literarios en la “Primera Antología Poética Puntarenense” (1990-2019). Forma parte del equipo editorial que trabaja actualmente en la próxima publicación de la “Segunda Antología de Poesía Puntarenense” (en proceso). Ha sido publicado en diferentes antologías, entre ellas: Antología de Poesía Joven. Nueva poesía Costarricense (2020); “Siempre un Girasol. Antología Colectiva” (2020) “Mitologías del río: Transformación” (2020) y “Sexta Antología de Escritores y Poetas Latinoamericanos de la Red Némesis en Perú” (2020). Además, posee distintas publicaciones en revistas académicas, literarias (Taller Igitur, Quimera, Cardenal, Atunys Poetry, Santa Rabia Magazine y Liberoamérica) y en periódicos tanto a nivel nacional como internacional.  Editor y jefe de revistas académicas y literarias en España, Perú y Costa Rica.

Ha sido jurado en concursos sobre poesía y cuento. Es integrante de Poetas del Mundo, Colectivo Faro Cultural, Puntarenas y Grupo Literario Poiesis. Ganador del premio Intercontinental de poesía Kairat Duisseno V Parman, 2020. Ganador del Premio Mundial a la Excelencia Cultural y Literaria “César Vallejo” (2020), Certificado de Oro del Ministerio de Educación Pública en Costa Rica por su excelencia académica en estudios de posgrado y distintos premios más por su aporte a la cultura costarricense.

Brinda talleres literarios a niños. Por último, desde el 2017 ha participado como investigador en 35 congresos, simposios y encuentros a nivel nacional e internacional, figuran invitaciones de la Universidad de Murcia; España, Universidad de la Plata; Argentina, Universidad de la Habana, Cuba y la Universidad Nacional Autónoma de México. Además, fue invitado de honor en la Pluma de Oro, Perú, 2020. Pronto a publicar su primer poemario e iniciar estudios de posgrado en España.

 

 

 

 

 

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