Birago Diop (Senegal)

 

 

 

 

 

 

 

 

BIRAGO DIOP (Ouacam, 1906 - Dakar, 1990)

 

 

Díptico

 

El sol colgado de un hilo

en el fondo de la calabaza

teñida de índigo,

hace hervir la olla del día.

Asustada por la proximidad

de las Hijas del Fuego

la sombra se esconde

al pie de las estacas.

La sabana es clara y cruda,

todo es terso, formas y colores.

Pero en los silencios angustiosos

hechos rumores,

de ruidos ínfimos,

ni sordos ni agudos,

surge un misterio denso,

un misterio sordo y sin contornos

que nos rodea y nos asusta.

El taparrabo oscuro

claveteado con clavos de fuego

tendido sobre la tierra

cubre el lecho de la noche.

El perro aúlla, el caballo relincha,

el hombre se echa en el fondo de su choza.

La sabana es sombría,

todo es negro, formas y colores.

Pero en los silencios angustiosos

hechos rumores

los senderos intrincados del misterio

se aclaran lentamente

para los que se fueron

y para los que han vuelto.

 

 

 

 

El soplo de los ancestros

 

Escucha más a menudo

A las cosas que a los seres,

La voz del fuego se escucha,

Escucha la voz del agua,

Escucha en el viento

Al zarzal sollozando:

Es el soplo de los ancestros.

 

Aquéllos que han muerto no se han ido nunca

Están en la sombra que se alumbra

Y en la sombra que se espesa,

Los muertos no están bajo la tierra

Están en el árbol que se estremece,

Están en la madera que gime,

Están en el agua que corre,

Están en el agua que duerme,

Están en la cabaña, están en la multitud

Los muertos no están muertos.

El soplo de los ancestros muertos

Que no se han ido,

Que no están bajo la tierra,

Que no están muertos.

Aquéllos que han muerto no se han ido nunca,

Están en el seno de la mujer,

Están en el niño que llora,

Y en el tizón que se aviva,

Los muertos no están bajo la tierra,

Están en el fuego que se apaga,

Están en el peñasco que se queja

Están en las hierbas que lloran,

Están en el bosque, están en la morada,

Los muertos no están muertos.

 

Escucha más a menudo

A la cosas que a los seres,

La voz del fuego se escucha,

Escucha la voz del agua,

Escucha en el viento

Al zarzal sollozando:

Es el soplo de los ancestros.

 

El reitera cada día el pacto,

El gran pacto que une,

Que une a la ley nuestra suerte;

A los actos de los soplos más fuertes

La suerte de nuestros muertos que no están muertos;

El pesado pacto que nos une a la vida,

La pesada ley que nos une a los actos

De los soplos que se mueren.

 

En la cama y en las orillas del río,

Los soplos que se mueven

En el peñasco que se queja y en la hierba que llora.

Los soplos que moran

En la sombra que se alumbra o se espesa,

En el árbol que se estremece, en la madera que gime,

Y en el agua que corre y en el agua que duerme,

Los soplos más fuertes, que han tomado

El soplo de los muertos que no están muertos,

Los muertos que no se han ido,

Los muertos que no están más sobre la tierra.

 

Escucha más a menudo

A las cosas que a los seres...

 

 

 

 

 

 

Birago Diop (Ouacam, 1906 - Dakar, 1990) Cuentista y poeta senegalés en lengua francesa. Hizo el bachillerato en Senegal y luego viajó a Francia. Fue uno de los promotores del movimiento de la negritud. Sus primeros poemas fueron publicados en la Anthologie de la nouvelle poésie nègre et malgache, editada por Senghor, que constituyó un hito de la literatura africana. Se dedicó a realizar adaptaciones de cuentos tradicionales africanos que escuchó en su juventud: Les Contes d´Amadou Koumba (1947) y Les Nouveaux Contes d´Amadou Koumba (1957), así como Contes d´Awa (1977).