Narrativa

Osario: Orso Arreola (México)

 

 

 

Orso Arreola es el hijo de Juan José Arreola, escritor contemporáneo y amigo de Juan Rulfo. El 22 de febrero pasado es el primer aniversaio luctuosos, (1949-2021). Presentamos un cuento suyo y en el enlace siguiente un breve ensayo de Gilberto Moreno.

 

 

 

 

Réquiem: Gilberto Moreno (México)

 

 

 

 

 

Osario

 

Orso Arreola

 

No hay duda: la autopsia realizada por los médicos legistas revela que la mujer fue devorada de pies a cabeza por un oso. En la ciudad, todas las personas se encuentran sorprendidas por tan extraordinario acontecimiento. Nadie imaginó que pudiera ocurrir semejante crimen. Las autoridades optaron por guardar un silencio absoluto. El único que se vió obligado a declarar ante la presión de los periodistas fue el Director General de los Zoológicos Nacionales.

Entre la población ha cundido la voz de alarma y los familiares de la víctima se preguntan confundidos de dónde pudo escapar o salir el oso. Para consolarlos les dicen que probablemente escapó de un circo instalado en las afueras de la ciudad. Otros creen que el oso se escapó del nuevo Zoológico, que no cuenta con la protección necesaria para evitar la fuga de las bestias.

El caso es que nadie sabe de dónde salió y los ciudadanos tienen pánico y transitan nerviosos, sobre todo en las noches, cuando tienen que caminar por calles solitarias, atravesar parques, especialmente el bosque de los Colomos. Las mujeres se encuentran excitadas y alarmadas por las preferencias sexuales del oso: piensan que ellas serán las futuras víctimas. Se han reportado casos de mujeres desmayadas, otras han recurrido a los tranquilizantes y a los baños de agua fría… Se supo de una mujer que hace limpias allá por Tlaquepaque y diariamente atiende a numerosas pacientes que acuden a verla para que les dé friegas de alcohol mezclado con marihuana, las que les aplica en el ombligo hasta que quedan borrachas y relajadas. Por cierto que una curandera adora a un tal san Ours, un santo francés, que en idioma español sería san Oso.

Pero volviendo al espantoso y horrendo asesinato de la bellísima mujer, diremos que la policía, después de la obligada reconstrucción de los hechos, sugirió como una pista probable que el asesino pudo ser un hombre atlético disfrazado de oso, debido a que las huellas del plantígrado no quedaron bien marcadas en el lugar del crimen. Por otra parte, resulta sospechoso que hasta el día de hoy no se haya presentado ningún testigo a declarar, puesto que a la hora en que ocurrió el crimen suele haber algunas personas en el parque. Una llamada telefónica de carácter anónimo dejó atónitos a los agentes encargados de la investigación, pues por el auricular del teléfono una voz femenina comentó que había unas cinco personas cercanas al lugar de los hechos, pero que se limitaron a ver, cada una desde su sitio, el martirio de la misteriosa mujer, quien lejos de tratar de huir y pedir auxilio, se echó en los mortales brazos del oso y parecía gozar como si estuviera loca. La gente que observaba no hizo nada para salvar a la víctima, y lo que es peor, que parecían gozar con el macabro espectáculo.

Las averiguaciones previas arrojan cierta luz sobre un hecho que ha desconcertado a los más experimentados criminólogos, los que incluso han solicitado el apoyo de un psiquiatra para que colabore en algunos aspectos oscuros de la investigación, porque otras pistas que se tienen, hacen pensar que la víctima propició y en cierta manera facilitó a la fiera su trabajo mortal. Se conocen casos de zoofilia, pero nadie, en ningún lugar del mundo ha reportado un caso de una mujer seducida por un oso, ni tampoco el de una mujer haciendo el amor con un oso en un parque público, aunque claro, uno puede sospechar que en privado, más de alguna rica extravagante puede darse el lujo de tener un oso amaestrado en su casa...

De las investigaciones han surgido algunas hipótesis que llevan a pensar que el oso estaba amaestrado y pudo desarrollar aptitudes eróticas parecidas a las de un adolescente masculino. Todo este lío tiene a las gentes azoradas y confundidas. Los familiares de la víctima hacen esfuerzos, con la ayuda de la doctora Elba Juárez, reconocida psiquiatra del Hospital Civil, para tratar de interpretar un caso que por momentos pasa de lo trágico a lo surrealista, dando pie para que tirios y troyanos opinen en programas de radio y escriban en diarios de circulación nacional e internacional.

En una caricatura despiadada presentaron a la mujer completamente desnuda y acurrucada en el pecho de un hermoso ejemplar siberiano, Ursus horribilis, en la que el cachondo animal parece arrullarla, como si quisiera dormirla para siempre en sus brazos de astronauta.

Un perito en criminalística, enviado a Guadalajara por el FBI, declaró en conferencia de prensa que no tiene la menor duda en afirmar que el crimen lo cometió un oso, y para sustentar su dicho comentó a los periodistas lo siguiente: “Si en lugar de un oso la hubiera matado un león, éste, al devorar a la mujer con sus poderosas fauces, dejaría las huellas evidentes de sus colmillos en los huesos de la víctima, eso en el caso de no dejar los huesos convertidos en astillas", y agregó con voz de experto: “Estoy seguro de que el atacante fue un oso, por el extremo cuidado con que se cometió y se concluyó el crimen, al cual yo no calificaría de pasional, sino más bien un acto amoroso y en cierta manera artístico por las únicas evidencias que nos deja. No olvidemos que los osos también son vegetarianos, como revela su dentadura: ya que el cuarto premolar superior en lugar de ser una gran pieza cortadora, como en los carnívoros, presenta reducido tamaño y cúspides romas; por su parte, los dos molares superiores y los tres inferiores están provistos de coronas tuberculadas a propósito para triturar vegetales". Después de declarar y entregar su dictamen, el perito se marchó.

Los zoólogos saben que a diferencia de otros depredadores, el oso es un plantígrado elegante que se viste con su propia piel y que con su espléndido hocico alargado, puede roer silenciosamente cada extremidad y cada hueso de su presa, hasta dejarlo perfectamente pulido. Con infinito amor el

oso talla todo el esqueleto de sus víctimas, sin ningún movimiento que denote voracidad, precisamente en eso consisten tanto lo delicioso de comerse un manjar largamente apetecido, como lo exitoso de su tenacidad, que recuerda a los artistas chinos que tallan prodigiosamente los colmillos de los elefantes. En materia de huesos el oso es un artista lapidario, pero por su capacidad para pulir algunos objetos sólidos, también puede convertir un esqueleto humano en un sonoro laúd de maderas preciosas.

Noble artesano, el oso lame y pule con su hocico, sellando tiernamente cada porosidad del hueso hasta dejar una superficie perfecta de acabado piano, parecida a las lacas chinas de la dinastía Ming.

Oscilando como un péndulo entre Eros y Tánatos, el oso inicia la danza milenaria del amor, colocándose frente a la hermosa doncella, que lo mira con sus enormes ojos lascivos. Luego la rodea con sus brazos de bailarín ruso, y poco a poco, comenzando por el cuello virginal, con pequeños y suaves mordiscos va arrancando la tersa piel de su dama, que no ofrece resistencia alguna ni da muestras de dolor.

No sé si sea cierto, pero uno de los que estuvieron presentes cuando se cometió el crimen anda diciendo que la mujer provocó la embestida de la bestia, puesto que se desnudó frente a él, y que era hermoso ver cómo el animal le agradecía con movimientos pausados de cabeza, la invitación al festín amoroso. Para una mujer desnuda, el oso resulta irresistible, y se olvida de todo. Esto lo aprovecha el oso para saciar su hambre milenaria. Es como si se bebieran un panal de miel abandonado por las abejas en un claro del bosque.

Al final, el trabajo del oso es tan perfecto que el alma femenina pasa a formar parte de su belleza, mientras que el esqueleto resplandeciente puede ser utilizado de inmediato para ilustrar una clase de anatomía o para servir de modelo a los estudiantes de pintura de la Academia de las Bellas Artes.

 

 

 

 

 

 

El Maestro *Orso Arreola Sánchez*, celoso y minucioso guardián de la memoria de su padre, el eminente escritor jalisciense Juan José Arreola Zúñiga (1918–2001), nació el 15 de febrero de 1949 en Zapotlán El Grande, Jalisco.

El Maestro *Orso Arreola* escribió entre otros libros dedicados a Juan José Arreola, _«El último juglar»_(1998), _«Prosa dispersa»_(2002)  y _«Vida y obra»_(2003). Además de ser compilador e investigador de _«Perdido voy en busca de mí mismo. Poesías y acuarelas»_ (2018) y _«Juan José Arreola, Iconografía»_ (2018).

Fue subdirector de Educal, promotor de la FIL desde sus inicios, promotor cultural, articulista, educador, librero y director fundador de la _*Casa Taller Literario Juan José Arreola*_, inaugurada el 25 de febrero de 2008.

Falleció a los 72 años en su querido Zapotlán la madrugada del 22 de febrero de 2021.