Cuento de los hermanos Grimm: La bola de cristal. Traducción de Luciano Pérez
La edición titulada Cuentos auténticos de los Hermanos Grimm que publica la editorial Edelvives consiste en una selección de dieciséis de esas viejas historias, tal y como fueron redactadas, sin los arreglos y edulcoraciones que les fueron hechos después para mitigar los posibles detalles crueles y violentos que se consideraron inapropiados para los niños
LA BOLA DE CRISTAL
Había una vez una hechicera que tenía tres hijos, los cuales se querían mucho entre sí. Pero la madre no confiaba en ellos porque pensaba que querían robarle su poder. Entonces convirtió al hijo mayor en un águila, que debía vivir en lo alto de una montaña, y se le vería volar en el cielo en círculos, a veces subiendo y a veces bajando. Al segundo hijo lo transformó en ballena, y estaría en el fondo del mar, y de repente se le vería surcando con poderoso impulso sobre la superficie del agua. Pero el tercer hijo, que no quería verse convertido en lobo, o en oso, huyó rápidamente. Él había oído que en el palacio del Sol Dorado vivía una princesa que estaba hechizada, y se dispuso a buscarlo para ayudarla. Ello requería que arriesgase su vida, pero a sus 23 años de edad no le tenía miedo a la muerte, y siendo así no esperó más para iniciar la búsqueda del palacio.
Caminó durante largo tiempo sin hallar nada. Se metió a un profundo bosque, y aquí se encontró con dos gigantes, que lo saludaron de mano muy amistosamente y le dijeron: “Tenemos un sombrero que debe serle regalado a alguien, pues no podemos dárnoslo el uno al otro. Los humanos, por ser más pequeños, son más prudentes que nosotros, entonces queremos dártelo a ti”. El joven replicó: “¿Y quién va a querer tener un sombrero viejo? Yo no lo quiero”. Los gigantes insistieron: “Es que tú no sabes la cualidad que tiene. Es un sombrero que concede un deseo a quien se lo pone y lo solicita, y al instante se le otorga”. El joven dijo: “Denme pues el sombrero. De todos modos me puede servir para el camino, para protegerme de las inclemencias del clima”. Se puso el sombrero y se fue, e iba pensando en la princesa y se olvidó de los gigantes. Después de buscar en vano durante largo rato, quedó muy desanimado, y gritó: “¡Ah, si estuviese ya en el palacio del Sol Dorado!” Y apenas estas palabras acababan de ser dichas por él, cuando ya estaba en lo alto de una montaña ante la puerta del palacio largamente buscado.
Entró y recorrió todas las habitaciones en busca de la princesa, hasta que la halló. Pero se sorprendió mucho al verla, pues tenía ella el rostro de color gris ceniza y lleno de arrugas, los ojos bizcos y los cabellos rojos. Le preguntó él: “¿Eres tú la princesa cuya hermosura es famosa en todo el mundo?” Y ella respondió: “Esta no es mi verdadera figura, pero todos me ven así. Sin embargo, si te asomas en el espejo y me miras ahí, te darás cuenta de cómo soy realmente”. Ella le dio un espejo, y él vio en éste a la más bella muchacha que hubo jamás, y vio también las lágrimas de tristeza que corrían por las mejillas de ella. Entonces preguntó él: “¿Cómo te puedo liberar de esta situación? Yo no le temo al peligro”. Y ella le dijo: “Quien se apodere de la bola de cristal y se la entregue al mago, éste de inmediato acepta que yo recupere mi antigua figura. Ya otros han intentado lograrlo y murieron; tengo miedo por ti, pues eres tan joven y te verás metido en grandes peligros”. Él respondió: “A mí nada me asusta, tú dime lo que tengo que hacer”.
Al ver tanta decisión en el joven, la princesa no tuvo más remedio que expresar esto: “Te lo diré todo. En esta montaña donde el palacio se encuentra, hay una fuente; aquí verás a un buey salvaje, con el que tienes que pelear. Y si lo vences, si no te mató, verás salir de él un pájaro de fuego, el cual trae un huevo luminoso, y dentro del huevo está la bola de cristal. Pero no se dejará quitar el huevo fácilmente, lo soltará hasta que esté él mismo, el pájaro, abatido en tierra. Pero al caer en ésta incendiará todo por ser de fuego, y por lo tanto se quemará el huevo, y también la bola de cristal, y todos tus penosos esfuerzos habrán sido en vano”.
Se fue pues él a buscar la fuente, la halló, y ahí estaba el buey bebiendo agua. Pelearon, y el joven con una espada que le encajó en el cuerpo lo venció. De los ojos del animal muerto brotó un pájaro de fuego, y éste voló. Pero el águila en que se había convertido el hermano del joven, que atisbaba tras de las nubes, se lanzó sobre el pájaro y lo echó al mar. En este proceso tendría que soltar el huevo. Pero el pájaro no cayó al agua, sino que fue a dar a una choza de pescadores que estaba a la orilla del mar y la dejó envuelta en llamas y humo. Pero el otro hermano, el que se convirtió en ballena, estaba muy cerca y se lanzó en medio de la lumbre y rescató el huevo y se lo entregó a su hermano menor. El huevo se estaba abriendo por tanto movimiento, y quedó al descubierto su interior, con la bola de cristal.
El joven la tomó, y se fue a ver al mago, el cual le dijo: “Mi poder se ha roto, y tú eres ahora el rey del palacio del Sol Dorado. También tus hermanos recuperarán su forma humana”. El joven se casó con la princesa, la cual, una vez roto el hechizo, resplandecía con su verdadera belleza. Llenos de alegría, los esposos intercambiaron anillos.
Luciano Pérez. Es originario de la Ciudad de México, nacido en 1956. Egresó de los talleres literarios del INBA, donde fue discípulo de los escritores Agustín Monsreal y Sergio Mondragón. De 1986 a 2006 laboró en la Subdirección de Acción Cultural del ISSSTE, primero como promotor de talleres literarios, y de 1989 a 1998 en la revista cultural del instituto, memoranda, donde fue secretario y luego jefe de redacción. De 2007 a 2012 estuvo en Ediciones Eón, como redactor y corrector, y después como editor en jefe. Desde 2013 se ha dedicado a traducir del alemán al español, tanto para la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, como para Editorial San Pablo. Narrador, ensayista y poeta, ha publicado los siguientes libros: Cacería de hadas (1990), Cuentos fantásticos de la Ciudad de México (2002), y Antología de poetas de lengua alemana (2006). Actualmente es editor de la revista cultural en línea Ave Lamia, y aquí publica sus ensayos literarios, históricos y de cultura popular, además de cuentos de corte fantástico, así como también traducciones de autores alemanes.