Narrativa

Alny Piñate (Caracas, Venezuela): La araña y el jazz

 

 

 

 

Alny Piñate (Caracas, Venezuela)

La araña y el jazz

 

 

“Yo soy el caos, la música, la libertad”

Dijo la araña

 

— Gracias por la invitación, pero…— ella titubeó, pensando si inventar una excusa o decir la verdad.

— ¿Pero?— Repitió, él estaba seguro de que tenía que haber una buena razón para que ya no quisiera salir. Habían pasado mucho tiempo coqueteando, intercambiando miradas y mensajes.

—La verdad es que no me gusta el jazz, pero si quieres vamos a otro lado,— propuso ella tratando de sonar encantadora, si quería salir con él, pero ¿jazz?

Con evidente desilusión él le preguntó —¿No te gusta?, hay muchos tipos de jazz, ¿no te gusta ninguno?

—Realmente no se nada del tema, a mí me suena a música de ascensor.— Se encogió de hombros.

Él riéndose, —¡Excelente! Ahora con más razón debes ir. Esta noche abriré tus oídos a un mundo nuevo, si tú quieres, claro.

Aun dudando, ella aceptó y quedaron a las ocho para ir al Café Central.

Ya cerca de la entrada ella le confiesa: —Yo he pasado muchas veces por aquí y me parecía un sitio interesante, pero nunca había entrado.

Al llegar fueron recibidos, maravillosamente, con una mesa cerca de la tarima.

Él le dijo: —Este lugar es muy especial, hace poco cumplió cuarenta años, ¿Te imaginas? — le arrimó la silla— mejor sentarnos bastante cerca uno del otro para irte explicando mientras suena la música.

A ella le encantó la idea. Y aprovechó la pared de espejos para verse disimuladamente.

El sonido los envolvía, el ambiente era como un vestido de satín, sensual, agradable.

Él, galante, le ofreció —Permíteme pedirte un whisky.— Brindando con ella le comentó: —¿Sabías que hay un Dios nativo norteamericano que llaman “Whiskey Jack “? ¡Salud!

—¡Salud!—chocando el vaso ella observa, —Vaya nombre. ¿Dios de la borrachera?— Se sentía relajada, a pesar de ser su primera cita. Le gustaba el sitio. Todo le estimulaba los sentidos, y, no lo admitiría todavía, pero lo mejor era escuchar a un hombre con un tema de conversación interesante.

—Dios tramposo de la música, entre otras cosas.— Continuo él.

—¡Ah como Loki! El que siempre andaba tramando algo.— Le comenta ella mientras apagaba el teléfono, evitando así la llamada de rescate de su hermana, luego le explicaría.

—Algo así. En realidad, en todas las mitologías hay dioses que hacen tremenduras y muchos se asocian con la música, el baile y el sexo.— Él también apagó el teléfono, mejor evitar interrupciones.

—Dioses creativos. Interesante, entonces simbolizan el movimiento del cuerpo y la mente.— Ella tomó un poco más, el ritmo de la batería no estaba mal, pensó.

—Precisamente. Uno de ellos llegó desde áfrica, Anansi, o la tía Nancy. Es una araña del tamaño de una persona.— Dijo él, tocándola suavemente con la punta de los dedos como si el insecto estuviese subiendo por su brazo.

Ella arrugó la cara, —odió las arañas— y se alejó un poco de él.

De repente, unos tambores con un ritmo más bien africano comenzaron a sonar. Él prosiguió y mientras lo hacía, los ritmos y los instrumentos le acompañaban con complicidad. —De áfrica, junto a los esclavos llegaron sus ritmos y también la araña.

Comenzó a sonar un bajo acompañando a destiempo la percusión. —Con la abolición de la esclavitud, la música evoluciona, se suman los ritmos africanos a los instrumentos de bandas marciales.— Comienza a sonar una trompeta.

Siguen la música y la explicación. —Y también se descubren nuevas maneras de tocar instrumentos clásicos como el contrabajo. —Se suma el contrabajo. —Por supuesto, el piano no puede faltar.

El piano comienza a tocar. Al principio ella creyó reconocer el “Claro de luna” de Debussy, pero como si fuese una ilusión, todo cambió a un ritmo totalmente diferente. Los dedos del pianista se deslizaban frenéticos cómo persiguiendo las teclas.

—También, saxofón, guitarra, tuba, trombón, clarinete. Mira.— Se ilumina la tarima, toda la orquesta comenzó a tocar.

—Por ejemplo, nace el nostálgico Blues y el festivo Ragtime. Será en New Orleans, por 1900, donde todo se mezcla y ¡Explota! Con la gran presencia de los metales y el caos del carnaval, del Mardi Gras. Se cuela en las orquestas, y de las Big Bands comienzan a escaparse músicos creativos, que van alterando las partituras, inventando recursos melódicos en el momento.

Él sonrió al ver que ella estaba entre fascinada, perdida y un poco aturdida por la experiencia.

—El jazz es un universo caótico qué viaja, converge, choca, evade y ataca. Te toma desprevenido y te seduce al mismo tiempo mientras intentas entenderlo más te pierdes, cuando te rindes te apoderas de el y el de ti.

—Como la araña.— Concluyó ella, silenciándolo con un beso.

Alny Piñate (Caracas, Venezuela). Reside en Panamá, país que ama, desde hace más de 15 años. Analista Político con más de 20 años de experiencia en el área electoral. Poeta desde los 12 años. Con más de ciento treinta Poemas escritos, y contando. Algunos se pueden encontrar en sus redes sociales como, Instagram, Twitter y TikTok. Y pronto viene un poemario erótico. Escritora de Cuentos, con un libro autopublicado: “Los Cuentos de la Bruja Verde” disponible en Amazon y el primero de una serie que comienza como cuentos psicológicos y filosóficos, evolucionando a un final de fantasía histórica. Ya pronto saldrán publicados. Su cuento corto de ciencia ficción “J-0044” fue publicado en la revista Weird Magazine. Premiada por la Junta Comunal Comunal de Rufina Alfaro por sus aporte cultura a la comunidad.