Hispanidades

Prólogo a Divã de Hispânia | Fernando Salazar Torres. Por Maximiliano Cid del Prado

 

 

 

 

 

 

Presentamos el prólogo escrito por Maximiliano Cid del Prado al poemario Divã de Hispânia (Portugal, 2022), de Fernando Salazar Torres, traducido al portugués por el poeta Carlos Ramos. Esta obra obtuvo el XX Premio Literario Naji Naaman (Líbano), en el área de creación, misma que fue editada en Portugal. Traducción del poeta y editor Carlos Ramos (Portugal). De entre 3322 autores de 81 países en distintas lenguas y dialectos. Próximamente se editará una antología con los galardonados. El libro puede adquirirse con la Editorial Fantasma a través de su correo electrónico: fantasmaedicoes@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

PRÓLOGO

Maximiliano Cid del Prado

 

 

Miró el rayo oriental y amó el oriente

Ibn Arabi

 

 

Tras la derrota de Rodrigo, el último rey godo, la conquista musulmana de la península ibérica y la subsecuente integración de un al-Ándalus multirracial y multilingüe, le sucedió una revolución cultural que vería su esplendor en el periodo Omeya.

Hablamos pues de una renovación en todos los ámbitos intelectuales. Respecto a la poesía podemos apreciar el avance de la lírica clásica oriental hacia estructuras de mayor complejidad y laconismo: las estrofas polirítmicas y la polimetría versal son una muestra. Juego de espejos, la alteridad entre formas clásicas de tono culto y el uso de refranes o expresiones populares en árabe vulgar usados en el mismo poema demuestran la hibridez propia del califato. Llámese moaxaja (en árabe, "موشح", muwaššaḥ), casida (en árabe, "قصيدة", qaṣīda; en persa, "چكامه", chakâmé), jarcha (en árabe "خرجة", jarŷa ), divan (en persa, "دیوان"‎, divân, en árabe, "ديوان‎"dīwān ), gacela (en árabe/persa/urdu: "غزل", ghazel), o zéjel (en árabe, "زجل", zajal), las formas hebreo-arábigas representan los orígenes de la lírica hispánica. Con un "aire de familia", las estructuras líricas andalusíes quedaron enraizadas en el territorio poético de la península ibérica.

Recordemos las palabras de Dámaso Alonso para designar a las jarchas como la "primavera temprana de la lírica europea". Así podremos resaltar la correspondencia entre las jarchas y las "Cantigas de Amor" y de "Amigo" gallego-portuguesas en donde el tema dominante es la ausencia del amado o habib. "Amigo" es el término usado en la Edad Media para designar al amado, al enamorado.  Esta relación, hay que decirlo, ya había sido señalada por el propio descubridor de las jarchas, el hebraista Samuel Miklos Stern. Tanto las "Cantigas de Amor" como las de "Amigo" tienen como tema principal el amor; sin embargo, se ha establecido una distinción entre ellas por el modo particular que cada una emplea al tratarlo. En las de "Amor", el amado se dirige a la amada, en las de "Amigo" es la mujer quien habla de su amado. Menéndez Pidal dice que las "Cantigas de Amor" son “poemas dirigidos a la amada, en que los caballeros maldicen el dolor que los atormenta, bendiciendo a la señora que los causa". Es claro entonces que el tema de la ausencia es una constante en la lírica popular de la península; esto se aprecia con especial nitidez en las formas andalusíes y su respectivo eco en las "Cantigas de amor" y de "Amigo". El corazón del amante que se siente enajenado en poder de su amado es el eje temático de una cantiga.

Otro ejemplo, el zéjel, una composición estrófica, poéticamente derivada de la moaxaja, formada por un estribillo y un número variable de estrofas compuestas de tres versos monorrimos seguidos de otro verso de rima constante igual al del estribillo. El zéjel, a diferencia de la moaxaja, está escrito íntegramente en la lengua romance de al-Ándalus y es anterior a cualquier composición castellana, aunque los poetas de nuestra lengua copiaron su métrica y rima a la hora de componer, dando lugar a la llamada “estrofa zejelesca”. Existe constancia de que el zéjel estuvo vinculado al canto y la música y fue utilizado en numerosas cantigas galaico-portuguesas. También en la poesía provenzal se han encontrado estrofas con el mismo esquema métrico, todo lo cual hace pensar en que muy probablemente el zéjel estimuló la aparición de una lírica escrita ya en las distintas lenguas románicas.

A manera de paréntesis conviene señalar que las cantigas fueron composiciones poético-musicales. En pleno siglo XIII había en Portugal algo que no había en Castilla: una "escuela" de poesía lírica, poesía para cantar, ligada a la música, cuyos productos se llamaban por ello “cantigas”. Recordemos que la poesía primitiva no podía estar separada de la música: el poema era canción y la canción poema. Así pues, era común escuchar durante el Siglo de los Castillos, cantigas para el entretenimiento de la nobleza, la clerecía y el pueblo llano. El ejemplo más claro son Las Cantigas de Santa María, el gran proyecto del rey Alfonso X basado en más de 400 cantos a la Virgen María y a sus milagros. De corte folclórico, la influencia de la música popular que manifiestan las Cantigas es notable. El códice del texto mariano incluye miniaturas que reflejan a los músicos que las interpretaban, sus formas musicales y los instrumentos con los que se ejecutaba esa melodía. Dicho corpus constituye uno de los mayores legados de la música medieval española.

En las cantigas que nos ocupan, las de Fernando Salazar Torres, se respetan los conocidos cuatro campos semánticos propios de la cantiga de amor: la discreción o reserva de la identidad de la dama, la pena por el amor que no es correspondido, el elogio a la dama y, finalmente, el amor del poeta. Asimismo, los cuatro lugares donde Salazar fija lo poético, por medio de los locus communis habituales para este tipo de composición, son la dama, el servicio, la alabanza, el sufrimiento, la crueldad del otro y la súplica. Sin duda, el autor utilizó las formas líricas en las que se ha condensado la expresión poética de manera magistral en la tradición andalusí. El español, en este poemario, echa luces, a veces de manera filológica, otras de manera literaria, para ser considerado la lengua de la poesía. Las formas protorománicas son el vehículo.

Para afirmar lo dicho recordemos que la casida o qaṣīda (en arabe, ةديصق ), es una forma poética arabigomusulmana gestada en el siglo IV de nuestra era. Ubicada al norte de Arabia, a la orilla derecha del Eufrates, la casida fue la forma preferida para cantar al amor o al elogio por las tribus arabes de Mesopotamia. Hija de lo arabigo-persa y de lo islamico-israeli, la casida habia ya sido estudiada y normalizada por las Escuelas filologicas de Cufa y Basora que habían recogido la herencia literaria de la Arabia pre-islamica. Sin embargo, fue en el periodo Omeya (siglos VIII-IX), con la formacion del estado islamico de al-Andalus, donde alcanzó mayor esplendor gracias a la existencia de una sociedad multirracial y bilingue.

La ghazal, ghazel o gacela (en arabe, لزغ ) tiene su origen en la primera de las tres partes (nasib, en persa, tasblb) que conforman la casida clásica. Preludio amoroso donde el poeta recuerda los momentos vividos junto a su amada en el campamento, la ghazhal es un poema de hechura corta donde el amor y la nostalgia son sus temas principales. El escenario, imágenes y metáforas empleados corresponden al desierto: los amantes se comparan con animales, flores y relieve. En cuanto a lo formal, la ghazhal consta de 5 a 20 dísticos que riman consonantemente, a veces con la misma palabra, con grupos de ella o bien, carecen de rima en las líneas impares.

Es claro que Salazar Torres busca incorporarse a la escasa, pero significativa tradición lírica andalusí de la Hispanosfera mediante el restablecimiento y reformulación de las estructuras poéticas árabes y españolas. Sin embargo, no lo ha hecho solamente mediante la creacion literaria, sino que en su papel de poeta-crítico ha polemizado sobre la recuperación del pasado poético mediante propuestas conceptuales como la diáspora genérica y lírica. En Diván de Hispania, por lo tanto, el lector despierto se adentrará en el camino del poema andalusí en una suerte de andanza entre dos culturas: la árabe y la española. Al tiempo se convencerá que lo que tiene en sus manos es el resultado de un estudio crítico-creativo de literatura comparada en un genuino propósito de inaugurar una tradición poética híbrida.

 

 

 

 

Maximiliano Cid del Prado (Ciudad de México, 1994) Lic. en Lengua y Literaturas Hispánicas (UNAM). En 2016 fue becario del Festival Cultural Interfaz Issste-Cultura. En el 2016 y 2017 coordinó el Seminario de Creación Literaria “Roque Dalton” en la Facultad de Filosofía y Letras. Sus poemas y ensayos han sido publicados en revistas electrónicas e impresas como Opción; Letralia; Blanco Móvil; Punto en Línea; Buenos Aires Poetry, en periódicos como La Crónica, en antologías nacionales y extranjeras como la realizada por el concurso “Castello Di Duino” en Italia. En junio del 2019 fue ganador internacional de la IX edición de los Premios Deza de Poesía en Toledo, España. Actualmente es director de la Congregación Literaria de la Ciudad de México, editor de Revista Literaria Taller Ígitur, gestor de Crítica y Pensamiento en México, del Encuentro Nacional de Poesía: Diótima Versar Poéticas y miembro del PEN Club México.

 

 

 

 

Fernando Salazar Torres (México). Poeta, crítico literario, ensayista y gestor cultural. Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAM-I). Maestría en Teoría Literaria (UAM-I). Doctor en Literatura Hispanoamericana en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) con estancia de investigación en la Universidad de Salamanca (Usal). Docente en la Escuela de Escritores (Madrid) y Casa Lamm (México). Ha publicado los poemarios Sueños de cadáver (México, 2015), Visiones de otro reino (México, 2018), el libro de artista Ghazhal/Gacelas (Espolones, 2021) en conjunto con el artista plástico y poeta Fernando Gallo, y Divã da Hispânia/Diván de Hispania (Portugal, 2022) con el que obtuvo el XX Premio Literario Naji Naaman (Líbano) en el área de creación. Su poesía y ensayos se han publicado en revistas literarias impresas y electrónicas. Su poesía ha sido traducida al italiano, portugués, rumano, catalán, griego, árabe, bengalí, ruso, coreano e inglés, y publicada en varias antologías. Director de la revista literaria Taller Ígitur. Coordinador en Hispanoamérica del “Dylan Thomas Day”, colaborador organizativo en la Feira do Livro Maputo, Mozambique. Es miembro del PEN Club de México. Forma parte de la Cátedra Hispánica de Estudios Literarios.