Hispanidades

Post-Scriptum: Octavio Paz

 

 

 

POST – SCRIPTUM

 

Octavio Paz

 

 

Estas páginas fueron el prólogo del libro Poesía en movimiento (selección y notas de Alí Chumacero, José Emilio Pacheco, Homero Aridjis y Octavio Paz), aparecido en 1966. Las publico no sin vencer ciertos escrúpulos. Aparte de sus lagunas e insuficiencias, fueron escritas hace veinte años y el paisaje poético de México ha cambiado mucho. La porción más vulnerable y perecedera de mi ensayo es la sección <<Juego>>. Ahora, al reelerla, siento rubor, irritación y mareo.

Fue una apuesta. Perdí en muchos casos; en otro, la muerte anuló la rotación de los signos: Becerra. Me consuela saber que ese infortunado muchacho nos dejó una obra. Por último, no será excesiva presunción decir que unas cuantas de modestas previsiones se han cumplido. Por ejemplo, aunque pocos se han dado cuenta, con la publicación de sus últimos libros de poemas y Poética y profética,  hemos asistido al <<tercer nacimiento>> de Tomás Segovia.

Un nombre — una obra — que ha cambiado nuestro paisaje poético: Eduardo Lizalde. Unos años antes de la publicación de Poesía en movimiento era conocido por un libro  inteligente y, al mismo tiempo, sensible: Cada cosa es Babel (1960). Diez años después, en 1970, público El tigre en la casa. Fue el año de su aparición, en el sentido fuerte de la palabra: la aparición de un poeta verdadero tiene algo de milagroso. Desde entonces Lizalde ha publicado varios libros de poemas; cada uno de ellos, cada vez con mayor precisión y limpieza no exenta de piadosa ironía, es una operación sobre el cuerpo de la realidad, Miranda – cuchillo de cirujano, mirado de moralista, mirado de enamorado.

 

10 de junio de 1986.