Muhammad ibn Abd al-Malik ibn Quzman (Córdoba, hacia 1086–1160): El Cancionero hispanoárabe

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La forma poética del zéjel es una composición paralela a la muwaššaḥ porque ambas estructuras diferenciales fueron creadas y desarrolladas en la España musulmana por poetas conversos, árabes y cristianos cuya genealogía poética alcanza la poesía clásica árabe escrita en Bagdad.  La primera de estas formas es un poema estrófico con los dos primeros versos en estribillo cuya rima se repite en el último verso de cada una de sus estrofas y la segunda, de corte híbrido, es una composición escrita sobre la base oral de los cantos de las esclavas cristianas que se trasmitieron de generación en generación, la jarchas. Aunque el zéjel es una forma muy posterior a la muwaššaḥ, su lengua aljamiada bien puede ser considerada como la continuadora de una tradición hispana que estaba comenzando a consolidarse en al-Ándalus. Durante mucho tiempo se ha considerado, según los estudios y especialistas, que el zéjel tiene por base un tipo de lengua vulgar y coloquial, pero recientes investigaciones sugieren que la poesía beduina y la casida ha impregnado varios de los zéjeles incluidos en el Cancionero hispanoárabe.

 

Fernando Salazar Torres

 

 

 

 

 

Muhammad ibn Abd al-Malik ibn Quzman (Córdoba, hacia 1086–1160)

 

El Cancionero hispanoárabe

Zéjel

 

 

 

36

 

Boca pequenita y dulce saliva,

cielo garantizado para quien la besa.

 

¿Por qué el amado engreído me abandona,

por qué habla de quebrar mi corazón?

Humillado estoy, señores y ¡hasta qué punto

su boca y hermosos ojos me humillaron!

 

Humano es mi amigo, a quien yo quiero;

mas, al verIo, mi color cambia,

y logra sus fines en cuanto me pide:

si me pidiera los ojos, me los sacaría.

 

¡Oh aquél a quien viendo es gozo mi vida!

Abu Halawa  debieras llamarte;

la manera con que te cimbreas,

luna mía, no creo la tengan las ramas.

 

De mañanita mi amigo, ya he dicho cuál,

me dijo: «Muchacho, ¿qué criatura de mi te protege?»

Y dije: «Señor mío, por vida de Ibn Ubayy,

perdona a tu siervo y no lo mates»

 

Díjome: «Me has conjurado con glorioso nombre;

aunque me hubieras hecho un cahiz de faltas,

su menci6n me es más cara que oro acendrado,

y si enviara a por mi corazón, se lo enviaría.

 

Muchos se llaman así, ¿qué Ibn Ubayy es ése?»

Dije: «El hijo dei gran visir,

el del almohadón y el tapiz del emir.»

dijo: «Sí, ése es, no lo desconozco.»

 

El es clemente y respetable asaz,

y su mente, si pruebas, es cabal:

nunca cede a cualquier viento,

y esta por encima del alto as-Simak

 

Dijo de sus excelencias parte de lo debido;

medidas son, señores, estas palabras con oro;

dijo verdad, no mintió el muchacho

del principio de su loa a su final.