Ana Caro Mallén de Soto, una mujer poeta en el siglo de oro. Por Roxana Elvridge-Thomas
ANA CARO MALLÉN DE SOTO,
UNA MUJER POETA EN EL SIGLO DE ORO
Roxana Elvridge-Thomas
Universidad del Claustro de Sor Juana
En el siglo XXI nos resulta cómodo y natural hablar de la actividad creativa e intelectual como inherente al género femenino, sin embargo, sabemos que no siempre ha sido así y que la escritura de poesía y dramaturgia, como muchas otras actividades a las que hoy nos podemos dedicar en nuestra cultura occidental, no siempre fue lo más natural y permitido para las mujeres.
Por esta razón, deseo escribir acerca de una mujer, que en un tiempo que combinó esplendor y oscuridad, dedicó su vida a la escritura poética y dramatúrgica con ardor, valentía y reconocimiento público. Me refiero a Ana Caro Mallén de Soto.
Es infrecuente encontrar textos escritos por mujeres durante los Siglos de Oro. Recordemos que en esa época la virtud femenina estaba relacionada con la actividad intramuros de la dama, con su discreción en el actuar y en la expresión, sea esta hablada o escrita.
Los textos que hablaban del buen comportamiento de las damas mencionaban que éstas debían dedicarse exclusivamente al matrimonio, ya fuere éste con un hombre terrenal o con Dios, por lo que el destino de las mujeres era el silencio.
Es por ello más sugestivo el papel que desempeñó esta mujer que valientemente defendió su pasión por las letras y supo demostrar su talento en un mundo regido literariamente por los varones.
Ana Caro Mallén de Soto nació probablemente en Sevilla alrededor de 1590 en el seno de una familia de alto rango social, ya que se sabe que su hermano don Juan Caro Mallén de Soto, fue caballerizo mayor de Doña Elvira Ponce de León, marquesa de Villanueva[1]. En su juventud, Ana asistió con asiduidad a la Academia Literaria mantenida por el Conde la Torre que tenía como presidente honorario a don Antonio Ortiz Melgarejo, donde asombró a los caballeros de esta academia con su versatilidad para la escritura del verso y su clara inteligencia.
A lo largo de su vida, sobresalió en los géneros literarios más competitivos e influyentes de la época: la poesía, específicamente la de relaciones, y el teatro. El género que le dio fama a un nivel inusitado, el de las relaciones, o crónicas poéticas -que eran por lo general textos por encargo-, consistía en informar al pueblo de las fiestas y sucesos que habían dado lugar a alguna conmemoración importante, fuera ésta civil o religiosa, y durante los Siglos de Oro gozó de gran difusión y popularidad. En el género dramático también se destacó enormemente, a pesar de ser éste muy disputado en ese entonces.
Como mencioné anteriormente, muchos de los textos escritos por Ana Caro fueron por encargo, hecho que nos arroja un dato muy importante: era una escritora profesional que vivía de su oficio, cobraba por sus escritos. Fue una mujer que en su época, hizo de la literatura su profesión.
Ana Caro Mallén de Soto recibe, tanto de autoridades civiles como eclesiásticas, cuantiosos encargos para escribir relaciones y es así como se publica en Sevilla su primera obra, la Relación poética de fiestas religiosas por los mártires del Japón, celebrada en el convento de San Francisco de Sevilla en 1628, a la que seguirán muchas más que la harán célebre en el ámbito local sevillano y andaluz.
Su fama trasciende los límites de esa zona, ya que más adelante, en 1637, es invitada a la corte de Madrid para realizar la relación poética de las fiestas del Buen Retiro por encargo del Concejo.
Durante su estancia en Madrid traba amistad con personalidades muy importantes que la marcarán en muchos sentidos, como los dramaturgos Luis Vélez de Guevara y Juan de Matos Fragoso, con quienes conversará de temas referentes a la construcción de personajes, diseño de las comedias y uso del polimetrismo en ellas – recordemos que entre los muchos seguidores de Lope de Vega destaca Vélez de Guevara por la intensidad de su lirismo y por la potencialidad trágica de algunos de sus dramas-. Es posible que también intercambiaran pareceres sobre su idea de libertad en los personajes femeninos, ya que tanto la protagonista de La serrana de la Vera de Vélez de Guevara, como la de Valor, agravio y mujer, de Ana Caro Mallén guardan similitudes en su manera de vengar el propio honor.
Pero sin lugar a dudas son las amistades femeninas las que dejarán más honda huella en su ser: intima con doña María Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes y marquesa de la Laguna, futura protectora de sor Juana Inés de la Cruz, quien la anima a continuar con su labor como poeta; y con quien será para Ana Caro maestra y amiga, María de Zayas, otra gran escritora madrileña.
De María de Zayas se cree que nació alrededor de 1590 y vivió su época de creación en Madrid de 1621 a 1639, donde fue una activa participante en los círculos literarios del lugar. Su fama proviene, en mayor medida, gracias al conjunto de novelas cortas que escribió, Novelas amorosas y ejemplares y Desengaños amorosos.
Es importante destacar que María de Zayas fue una de las primeras escritoras conocidas en hablar fuertemente sobre la condición de la mujer en su tiempo: “María de Zayas reclamaría, como otras mujeres del siglo su derecho a la cultura, defendiendo la igualdad de ‘entendimientos’ y de almas entre hombre y mujer, y acusando a los hombres de impedir el acceso de la mujer al conocimiento como medio para poder dominarla”[2]. El enfrentamiento entre ambos sexos se ve a lo largo de su obra, incluida su única comedia, cuando cita irónicamente a Tirso:
Marcia: Bien dijo quien decía
mal haya la mujer que en hombres fía[3]
Además, la narrativa de María de Zayas se mantuvo siempre en torno al conflicto generado entre el roce de los sexos. Declaraba abiertamente la capacidad intelectual de las mujeres y criticaba duramente a los hombres en sus escritos por negarles a éstas el acceso al conocimiento, así como censuraba acremente la violencia ejercida sobre las mujeres. En muchos de estos temas, será una influencia para Ana Caro Mallén de Soto.
Regresando a nuestra poeta, fue ampliamente reconocida en la corte madrileña, llegando a entrar en el círculo del conde-duque de Olivares, quien le realizó varios encargos poéticos y la tuvo en alta consideración.
Por otra parte, también el Cabildo Sevillano solicitó su trabajo y le encargó comedias y piezas breves para las fiestas del Corpus de 1641, 1642, 1643 y 1645, pagándole 300 reales por cada auto[4].
No solamente las autoridades reclamaban sus servicios. Sus colegas la celebraban largamente. Luis Vélez de Guevara, la menciona dentro de su obra El diablo cojuelo. Donde dice:
que leyó doña Ana Caro, décima musa sevillana, les pidió el presidente a los dos forasteros que por honrar aquella academia repitiesen algunos versos suyos que era imposible dejar de hacerlos muy buenos[5].
Por otra parte, Juan de Matos Fragoso menciona una obra escrita por Ana Caro Mallén de Soto, El conde Partinuplés dentro de su obra La corsaria catalana. Al mismo tiempo, existe una obra de Rodrigo Caro[6], Varones insignes en letras naturales de la Ilustrísima Ciudad de Sevilla, donde se describe la fama creada por Ana Caro Mallén:
Doña Ana Caro, insigne poeta, que ha hecho muchas comedias representadas en Sevilla, Madrid y otras partes con grandísimo aplauso, y ha hecho otras muchas y varias obras de poesía, entrando en muchas justas literarias, en las cuales, casi siempre, se le ha dado el primer premio[7].
Nuestra poeta gozó de gran éxito en su época y fue llamada, incluso, la musa sevillana. Fue además una gran trabajadora, una prolífica escritora; al menos se publicaron seis obras suyas durante el segundo cuarto del siglo XVII.
Vemos, pues, que Ana Caro ganó el justo aplauso de escritores y lectores por igual sobreponiéndose a las normas morales que dictaban a la mujer: encierro, recato y silencio.
Porque entramos aquí a otra singularidad en la vida de esta peculiar mujer: nunca se casó. Probablemente, al igual que Sor Juana, se rehusó al matrimonio debido a que las labores de esposa y madre no le hubieran permitido la libertad de dedicarse con ahínco a sus pasiones: el estudio y la escritura.
Escritura en la que alcanzó grandes vuelos, como veremos en el siguiente fragmento de su Relación poética de fiestas religiosas por los mártires del Japón, celebrada en el convento de San Francisco de Sevilla en 1628:
San Gonzalo García, y tambien Goa,
Que causando al infierno duro espanto,
Le embidia bien, que a su pesar le loa:
Dichoso mercader, que ganó tanto
En su viaje, que de popa a proa
Salvó felizemente su navío,
Sin turballo borrasca, ni baxío.
Luego le sigue el esquadrón más fuerte,
Que conquistó el infierno de soldados,
Y deponiendo el vil temor de muerte,
Triunfaron en la Cruz alanceados:
Todos se hallaron de una misma suerte
Contra Luzbel a un tiempo conspirados,
Y assí en premio felix desta vitoria,
A saco les dio Dios toda su gloria.
No se a visto tan alta maravilla,
En el mundo jamás, ni gente tanta,
A ocurrido a ver fiestas en Sevilla,
Aun quando más su fama se adelanta:
Passó esta gloriossísima quadrilla
Entre la voz de su alabança santa,
Con el mayor aplauso que se a visto,
Deste Polo al opuesto de Calixto[8].
Podemos observar en estas octavas la calidad de la poesía descriptiva de Ana Caro, su poderosa melodía y su gran manejo de los recursos retóricos.
Por otra parte, la gran obra dramática, de entre las que nos han llegado, de nuestra autora, es Valor, agravio y mujer, comedia de capa y espada que puede competir con cualquiera de las escritas en su época, en la cual resalta el papel de la mujer como forjadora de su propio destino y defensora de su honor.
La obra cuenta con algunos pasajes plenos de lirismo, otros más con pícara gracia y toda la comedia está envuelta en un dinamismo que mueve el interés del espectador hacia los empeños de Leonor, la protagonista.
Quiero resaltar un diálogo entre los dos graciosos: Ribete y Tomillo, que me parece esclarecedor respecto a lo que pensaba Ana Caro acerca de su labor como poeta y dramaturga:
RIBETE: (…) aun quieren poetizar
las mujeres, y se atreven
a hacer comedias ya.
TOMILLO: ¡Válgame Dios! Pues, ¿no fuera
mejor coser e hilar?
¡Mujeres poetas!
RIBETE: Sí;
mas no es nuevo, pues están
Argentaria, Safo, Areta,
Blesilla, y más de un millar
de modernas, que hoy a Italia
lustre soberano dan,
disculpando la osadía
de su nueva vanidad
Entre veras y bromas los dos graciosos dejan claro el papel de la mujer como creadora y su derecho a hacer de las letras su oficio y la opinión de la sociedad de su tiempo ante esta actividad, teñida de incomprensión y reproche.
Ana Caro Mallén se rebeló ante las normas de esa sociedad ejerciendo libremente su oficio de poeta, negándose a seguir las normas sociales que le exigían a una mujer los papeles de esposa y madre sumisa y silenciosa, dignificando en su obra la valentía, inteligencia y calidad artística de la mujer y promoviendo, con su propio ejemplo de creadora reconocida y remunerada por su trabajo, la actividad literaria de las mujeres de su época.
Se cree que Ana Caro Mallén de Soto murió alrededor de 1655, pero dejó una huella importante en las letras españolas, impronta que será seguida, casi de inmediato en la Nueva España, por Sor Juana Inés de la Cruz.
BIBLIOGRAFÍA
Caro Mallén de Soto, Ana, Valor, agravio y mujer, Lola G. Luna (ed.), Madrid: Castalia (Instituto de la mujer, Biblioteca de escritoras, 39), 1993.
De Guevara, Luís Vélez, El diablo cojuelo, Enrique Rodríguez Cepeda (ed.), México: REI (Letras Hispánicas, 204), 1990.
De Zayas, María, La traición en la amistad, Matthew D. Stroud (ed.), Trinity University Digitalizado en <<http://www.trinity.edu/mstroud/ comedia/traic3b.html>>, (23/02/2014).
Ferrer Valls, María Teresa, “La ruptura del silencio: mujeres dramáticas en el siglo XVII” en Mujeres: escrituras y lenguajes (en la cultura Latinoamericana y Española), Mattalía y M. Aleza (eds.), Valencia: Universitat de València (Departamento de Filología Española), 1995. Digitalizado en <<http://www.uv.es/entresiglos/teresa/pdfs/dramaturgas.PDF>>, (23/02/2014).
Riesco Suárez, Nerea, “Ana Caro de Mallén, la musa sevillana: una periodista feminista en el Siglo de Oro” en Revista Científica de Información y Comunicación, Sevilla: Editores Universidad de Sevilla (2005), no. 2, 2005. Digitalizado en <http://www.nereariesco.com/Articulo%20Ana%20Caro.htm>, (21/02/2014).
[1] Véase: Riesco Suárez, Nerea, “Ana Caro de Mallén, la musa sevillana: una periodista feminista en el Siglo de Oro” en Revista Científica de Información y Comunicación, Sevilla: Editores Universidad de Sevilla (2005), no. 2, 2005. Digitalizado en <http://www.nereariesco.com/Articulo%20Ana%20Caro.htm>, (21/02/2014).
[2] Ferrer Valls, María Teresa, “La ruptura del silencio: mujeres dramáticas en el siglo XVII” en Mujeres: escrituras y lenguajes (en la cultura Latinoamericana y Española), S. Mattalía y M. Aleza (eds.), Valencia: Universitat de València (Departamento de Filología Española), 1995, p. 6 Digitalizado en <<http://www.uv.es/entresiglos/teresa/pdfs/dramaturgas.PDF>>, (23/02/2014).
[3] de Zayas, María, La traición en la amistad, Matthew D. Stroud (ed.), Trinity University, vv. 2065-2066. Digitalizado en <<http://www.trinity.edu/mstroud/comedia/traic3b.html>>, (23/02/2014). María de Zayas retoma estos versos de El burlador de Sevilla de Tirso de Molina; mostrándonos así que conoce a sus contemporáneos y hace uso de sus trabajos para exaltar la opinión propia.
[4] Véase: Riesco Suárez, Nerea, Op. cit.
[5] Luís Vélez de Guevara, El diablo cojuelo, Enrique Rodríguez Cepeda (ed.), México: REI (Letras Hispánicas, 204), 1990, p. 158.
[6] Se ha establecido una relación familiar entre este autor con Ana Caro; sin embargo no se ha comprobado y siguen siendo conjeturas. Véase: “Introducción: Leer a una dramaturga barroca”, Lola G. Luna en Valor, agravio y mujer, Ana Caro Mallén de Soto, Lola G. Luna (ed.), Madrid: Castalia (Instituto de la mujer, Biblioteca de escritoras, 39), 1993, p. 13.
[7] Rodrigo Caro apud Riesco Suárez, op. cit.
[8] El fragmento de La relación que mostramos de Ana Caro Mallén, se halla recogida en un volumen facticio conservado en la Biblioteca Universitaria de Sevilla con la signatura: U., 86-A/85 (2).
ROXANA ELVRIDGE-THOMAS (Ciudad de México, 1964). Estudió la Licenciatura en Ciencias Humanas en la Universidad del Claustro de Sor Juana y la Maestría en Literatura Mexicana en la UNAM. En 1990 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven “Elías Nandino”; en 1993 el Premio Nacional de Periodismo Juvenil “Elena Poniatowska”, en el área de Entrevista; en 1998 el Premio Nacional de Ensayo “El Privilegio de la Palabra (Instituto de Cultura de Yucatán), en 1999 el Premio Nacional de Poesía “Enriqueta Ochoa” y en 2010 los Juegos Florales Nacionales “San Marcos Tuxtla 2010”, Premio de Poesía “Daniel Robles Sasso”. Ha obtenido las becas del Centro Eurolatinoamericano para la Juventud (CEULAJ), de España, en 1993 y la de Jóvenes Creadores, del FONCA, en el periodo 1997-1998, ambas en el área de poesía. Ha publicado “Memorias del aire”, dentro del libro colectivo Labrar en la tinta (UNAM, 1988, poesía), El segundo laberinto (UNAM, Colección El ala del tigre, 1991, poesía), La fontana (UAM, Colección Margen de poesía, 1995, poesía), Imágenes para una anunciación (Casa Juan Pablos, 2000, poesía), La turba silenciosa de las aguas (UAEM/La tinta del alcatraz, 2001, poesía), Fuego (Lunarena, Colección Poetasdeunasolapalabra, 2003, poesía), Xavier Villaurrutia …y mi voz que madura (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2003, ensayo), Gilberto Owen. Con una voz distinta en cada puerto (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2004, ensayo), Umbral a la indolencia (Orizaba, Letras de Pasto Verde, Colección El Celta Miserable, número 3, 2009, poesía) Imágenes para una anunciación/Images for an annunciation (New York, Foothills, 2012, traducción al inglés por Don Cellini en edición bilingüe) y Pequeño bestiario ígneo (Parentalia, editores, Colección Fervores, 2016, poesía). Poesía y ensayos suyos han sido recogidos en numerosas antologías en México, España, Canadá, Estados Unidos y Francia. Poemas, ensayos, artículos, y entrevistas suyos han sido publicados en revistas y suplementos culturales del país y del extranjero. Asimismo, ha dirigido numerosos espectáculos teatrales en diversos teatros y espacios culturales de la República Mexicana, ha realizado la dramaturgia de varias puestas en escena y llevado a cabo diversos montajes como actriz. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte de 2004 a 2007. Actualmente se desempeña como profesora-investigadora de Medio Tiempo tanto en la Universidad del Claustro de Sor Juana como en la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA.