Una voz de poeta del pueblo de Chilapa. Entrevista a Martín Tonalmeyotl
Una voz de poeta del pueblo. Entrevista a Martín Tonalmeyotl
Fernando Salazar Torres
¿Cómo es el lugar donde nació el poeta y de qué modo ha influido en tu modo de representarte la vida?
Nací en Atzacoaloya, un pueblo nahua ubicado a 6 km de Chilapa de Álvarez, Guerrero. Hace un poco más de 30 años era una pequeña mancha creada por casas con paredes de adobe y carrizo, sus techos cubiertos de teja y cartón bañados en petróleo, digámoslo así, eran las casas más comunes. Sus calles eran de tierra y algunas empedradas, lisas y coloridas. Alrededor del pueblo, dos lomas que eran vestidos de verdes árboles, El Calvario y Tlatecolokoros ‘El cerro de los tecolotes’ que no dejan hasta ahora crecer más casas bajo sus pies. Un poco más lejos tres cerros sagrados: El Teskistsin ‘El cerro del granizo’, Topiltepetl ‘El cerro guardián’ y Tlateketsaltsin ‘Cerro de pecho alzado’, todos cubiertos de árboles, animales y entre sus entrañas, hongos comestibles. Desde cualquiera de ellos se podía mirar al pueblo con borde de lomas y del lado contrario un río trazado con gigantes ahuehuetes, hasta ese entonces pocos se habían atrevido a vivir del otro lado del río porque en tiempos de lluvia crecía tanto y uno tenía que esperar a que bajara su furia para cruzar en un puente colgante o cruzarlo a pie. Las casas de entonces tenían jardines con sembradíos de flores, ajo y árboles frutales. A unos metros del pueblo comenzaban los terrenos fértiles para la milpa, frijoles, jícama. La gran mayoría de los caminos que guiaban a los campos eran cercados con huizaches, piñuelos y piedras llamados tecorrales. Por éstos caminos pasaban todos: hombres, mujeres, niños y animales. Por las noches, seres extraños como los chaneques, el demonio, los caballeros y los nahuales. Era así, lluvias, arcoíris, montañas, relámpagos, agua de río, pájaros, murciélagos, hormigas, flores, ondas, canicas y más. En el tiempo de secas, viento y polvo, remolinos, papalotes, nubes blancas, humos coloridos en los tlacololes, la brillantez del río y cerca de él, terrenos pintados de verde por las hojas de ajo, milpas, frijoleras y tomatales. Algunos terrenos pintaban de verde intenso, casi verdes azules por las hojas de las cebollas moradas. Esta vivencia de tierra, de sombras, de estrellas y pájaros me enseñó a ver la vida distinta, a respetar a la naturaleza, las costumbres del pueblo y los consejos de la abuela. Por otro lado conocí los juegos ya extintos como los coyotes, los conejos, trompos de palo, toros de cañuela, remolinos de barro y agua. Me acuerdo también de algunas danzas que miré en las fiestas patronales como: siautekotines, mojmolajtin “las mulas”, los culebreros, los vaqueros, los moros chinos, tenochtin, los reymoros, tlaminkej y más, todos extintos desde hace dos décadas. Pienso en ésta vivencia e imagino que es la representación de la vida que llevo ahora, pienso en la ciudad y en el pueblo, en español y en náhuatl, en la colectividad y en el individualismo, en las tierras despobladas, solitarias y en los campos llenos de sembradíos, en las noches atiborrados de luces y de estrellas que se movían de un lado a otro, en los buenos días de la gente del pueblo y en el vecino que te mira extraño y no te habla.
¿Cómo fue tu primer acercamiento a la poesía de modo tal que hayas percibido o decidido que dedicarías parte de tu tiempo a escribirla?
Sospecho que mi primer acercamiento a la palabra fue con mi padre quien me contaba historias y consejos que día a día fui aprendiendo hasta que me crucé con los libros y éstos comenzaron a alborotar mi cerebro porque comencé a conocer monstruos, hombres bondadosos, seres extraños, a soñar ciudades, personajes, cosas desconocidas que comparaba con lo que yo conocía. Tiempo después decidí escribir porque de estos aprendí que se podía contar historias y crear otras nuevas sin importar si tuviesen existencia o no. Mi convivencia con los textos literarios fue muy tardío, a los 20 años leí mis primeros libros, antes de ese tiempo mi convivencia solo transcurría con animales, con la tierra y herramientas agrícolas que usaba del diario. Sin embargo, mi obsesión de aprender el español seguía ahí. El cuento y la novela fueron mis primeros aliados para aprender hablar y escribir el español, tiempo después llegó a mis manos la poesía, el género más complejo según comentaban todos. En un principio no me gustaba porque no le entendía y ahora es mi género favorito.
Mi decisión por escribir fue porque en los libros, a pesar de que se contaban historias maravillosas, encontraba también grandes ausencias porque no estaban la gente que yo conozco, tampoco los personajes de las historias que me contaba mi padre, eso me generaba tristeza y coraje. Tristeza porque siempre éramos los ausentes en todo y coraje porque a la gente de estos pueblos no podían entrar en los libros. Siempre que leía tenía la esperanza de encontrar cosas del campo, de las danzas, los caballeros, los nahuales, los brujos, de cómo vestíamos y vivíamos en una comunidad en donde nuestra lengua no era el español sino el náhuatl. Por ello comencé a crear y a contar mis propias historias, historias aprendidas de mi lugar de origen, de mis padres, de los curanderos, de la gente común y corriente. Todo ello me encaminó a escribir.
La tradición de la lírica mexicana es una de las más sustanciosas y antiguas del mundo hispanohablante. Una de las caras de esa enorme tradición es, precisamente, la poesía escrita en lenguas indígenas, ¿se conoce bien la amplitud de esas culturas y la resonancia de su poesía en nuestro territorio literario?
En México la resonancia de la poesía en lenguas originarias apenas comienza a florecer, se puede decir que se conoce poco porque aún no hemos llegado a las librerías, a las bibliotecas ni a las escuelas. En realidad toda la tradición lírica mexicana está medida a partir de las obras escritas de forma monolingüe en español. Cuando se habla de literatura mexicana solo se contempla aquello que está escrito en español, muy pocas veces se considerada a la literatura escrita desde las otras lenguas mexicanas. Otro asunto es que a la tradición literaria de nuestros pueblos se les ve como algo del pasado y no del presente, no como culturas y pueblos vivos. Por eso pienso que son muy afortunadas las personas que leído este tipo de poesía porque a partir de su lectura, es cuando conocen que éstas lenguas no son del pasado glorioso sino del presente.
¿Es correcto hablar de poesía en lenguas originarias o es un desacierto conceptual y cultural?
Puede ser correcto o incorrecto, sea uno u otro quedan en segundo plano en importancia porque algunos escritores le llaman poesía en lenguas originarias, otros poesía indígena y seguramente más adelante propondrán otro nombre, e incluso hay escritores que se llaman a sí mismos poetas indígenas. En si el concepto que se le ponga no afecta a ésta tradición poética, lo que sí afecta es cuando existe el racismo hacia este tipo de literatura, cuando lo ven como diferente, como poesía indígena, de baja calidad o como algo distinto y no como poesía, a esto sí le podría llamar incorrecto.
¿Qué marcas diferenciales podrías registrar entre la poesía indígena y la poesía en lenguas originarias?
No creo que exista alguna diferencia, los conceptos no cambian la forma, el fondo ni el contenido. Mejor dicho, no se les debería de ver como poesía indígena o en lenguas originarias sino como poesía náhuatl, ñonmda, coomcac, tutunakú, etc, tal vez ahí habría diferencia en los temas que trata cada poeta, pero no en la forma de escribir, ni construir palabras.
¿Existe la poesía indígena en español?
En primera, no debería de existir la poesía indígena que engloba a las más de 60 tradiciones poéticas como uno mismo. En segundo término, si se hablase de la tradición poética de las lenguas mexicanas que actualmente se están escribiendo, diría que sí existe desde el español porque hasta hoy día, todo la poesía que se ha escrito desde las distintas lenguas mexicanas, tiene traducción al español.
¿Quiénes consideras son los poetas contemporáneos más importantes de esta tradición? ¿Por qué?
Pienso que todos los poetas son importantes por el solo hecho de atreverse a escribir porque para el trabajo poético se necesita de disciplina, desvelos, lectura, desgaste físico y mental. Sin embargo, los poetas con quienes comparto cierta ideología y a quienes me gusta leerlos son: Hubert Matiuwaa, Natalia Toledo, Irma Pineda, Mikeas Sánchez, Mardonio Carballo, Enriqueta Lunez, Juan Hernández Ramírez, Manuel Espinosa Sainos, entre otros.
En los últimos años has trabajado mucho en la compilación y antologación de poetas. Puedes hablar sobre el trabajo de curaduría.
En realidad he trabajado poco y falta por trabajar más. Cuando inicié a leer a los poetas de lenguas mexicanas distintas al español, me encontré con la dificultad de poder acceder a sus obras porque no se podían comprar en las librerías y aunque algunos de ellos tenían ya publicaciones en revistas impresas, también era difícil su acceso. Por ello, a partir de la invitación que me hizo el poeta Mario Bojórquez y Alí Calderón de Círculo de Poesía en iniciar una serie de poesía en estos idiomas, gustosamente acepté y comencé a concentrar en un solo archivo a todos los poetas en lenguas mexicanas con y sin trayectoria. De este proyecto y por invitación de la editorial, he hecho ya un libro que se titula Xochitlajtoli/ Poesía contemporánea en lenguas originarias de México (Círculo de Poesía, 2019) en donde reúno a 32 poetas en 16 lenguas distintas, éste libro se puede comprar en las librerías de México y la Serie Xochitlajtojli de Círculo de Poesía se puede consultar de manera gratuita en internet. Actualmente he publicado a cerca de 50 poetas en 27 lenguas distintas. Luego de este trabajo hice otro libro que se titula Flor de siete pétalos (Ediciones del Espejo Somos), donde compilé a siete poetas mujeres en siete lenguas distintas gracias a la invitación de esta editorial dirigida por Claudia Molinari y Dennis Caracol. Este año sale otra antología de poetas nahuas contemporáneos. La verdad estoy muy satisfecho de estar realizando este trabajo y que estos autores, que para muchos eran desconocidos, hoy se puedan leer de manera libre vía internet o desde los libros. Sé que en mi comunidad me falta hacer el servicio que me corresponde como integrante de ella porque he estado mucho tiempo en la escuela, pero tan pronto que termine lo haré con todo gusto, mientras, desde la literatura, hago este servicio cultural y literario, de manera gratuita, todo por acercar a más lectores a esta literatura mexicana para que sepan de su existencia. Y es que cuando trabajo en éstas antologías pienso un poco en la colectividad que muchos han o hemos perdido al llegar a la ciudad. Sigo pensando que para llegar al otro lado del río se necesita de la ayuda de todos porque caminar solo cuesta aún más.
¿Qué otras actividades realizas?
Aparte de escribir, estudio un poco, investigo acerca de los pueblos originarios contemporáneos, tengo un programa de radio, cuido a mi familia, corro de vez en cuando y en cada espacio libre que tengo, voy al pueblo y ayudo a mis padres en los labores del campo.
¿Qué investigación realizas en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla?
Trabajo en una propuesta de antología poética de mujeres nahuas, en donde analizo, reflexiono y cuento un poco sobre la historia literaria de los escritores nahuas y de mujeres poetas de México que escriben desde las comunidades o ciudades en donde radican actualmente. Conozca a muchas mujeres poetas que escriben desde sus lenguas con traducción al español, creo fielmente en el trabajo que realizan por eso me atreví a hacer una propuestas de este tipo.
Martín Tonalmeyotl, Atzacoaloya, Chilapa, Guerrero. Lic. en Literatura Hispanoamericana y mtro. en Lingüística Indoamericana. Campesino, narrador, poeta, traductor, locutor y articulista. Coordinador de la serie en lenguas originarias de México, Xochitlajtoli en la revista Círculo de Poesía. Autor de los libros: Tlalkatsajtsilistle ‘Ritual de los olvidados’ (Jaguar Ediciones, 2016), Nosentlalilxochitlajtol ‘Antología personal’ (Asociación de Escritores de México, 2017) e Istitsin ueyeatsintle ‘Uña mar’ (Cisnegro, 2019). Coordinador de las antologías poéticas: Xochitlajtoli/ Poesía contemporánea en lenguas originarias de México (Círculo e Poesía, 2019) y Flor de siete pétalos (Ediciones del espejo somos, 2019).