Εntrevista al poeta mexicano Ulises Paniagua Olivares, por Athiná-Stilyaní Michou (Athenas)
Εntrevista al poeta mexicano Ulises Paniagua Olivares
Por Athiná-Stilyaní Michou (Athenas)
1.- ¿Cuál crees que es el la razón que hace que la poesía siga existiendo como género literario?
La capacidad de vuelo. La poesía permite al ser humano levitar por encima del mundo; sin esa capacidad de despegue no habría espacio para la imaginación, para la metaficción universal de los nombres y las cosas. La imaginación es necesaria para acceder a una dimensión paralela, material y metafísica que nos permite vivir y no solo sobrevivir: lo que se toca se vuelve luz, agua o noche cuando se toca.
Borges comenta que el libro es la mayor invención del hombre, porque lejos de ser una extensión de su brazo, como el arado; o de la vista, como el telescopio, el libro es una extension de la memoria y la imaginación. La poesía evoca los asuntos de la memoria; acude al sueño: se sueña dormido, se sueña despierto.
Luz, agua, noche o sueño, esos son los materiales que han existido desde el inicio de los tiempos y que permanecerán siempre, porque son una parte encarnada, indivisible, de nosotros ante el espejo del contexto socio-histórico que vivimos.
2.- Bajo tu perspectiva, ¿cuál es el momento de más intensidad en la poesía? ¿Es ese que da sustancia a la poesía?
Vicente Huidobro habla de la versión del poeta como un pararrayos. Juan Pablo Villa, un excelente cantautor y maestro, dice que la voz proviene de la tierra, y asciende por la planta de los pies, por las piernas, por el cuerpo hasta volverse canto. Esos instantes, esos llamados desde regiones remotas, inexploradas, del macro y microuniverso, desde las trampas de la mente del escritor, son los que permiten encontrar el punto álgido de la poesía.
Tales episodios, en los que te hundes en la mar del misterio para entregarte a un dulce naufragio, no son sin embargo constantes. Uno se siente poseído por lo divino y lo profano de distintas formas, bajo diferentes circunstancias y actividades.
A mí, voces invisibles, por decirlo así, me han dictado palabras al oído, palabras que representan el inicio de un poema o un cuento. Otras veces, en performances que realizo con otros artistas mezclando música, poesía y pintura, me he sentido un chamán, un poseído en trance al estilo de los orishas. Otras veces, he experimentado estas iluminaciones, cual las nombra Arthur Rimbaud, mientras escribo. Podríamos llamarlas epifanías, son los picos más altos de la tormenta creativa; te permiten despegarte por segundos o minutos de tu cuerpo, al menos de manera simbólica. Me refiero entonces a los instantes poéticos bajo su verdadero rostro: el de la epifanía.
3.- ¿Qué es el sonido y la musicalidad para tí en la poesía?
La música o la musicalidad de la palabra es un elemento indispensable de lo poético, incluso de la narrativa. Es imposible separar un buen poema del uso del ritmo: fondo y forma, como solía decir Óscar Wilde, van de la mano. Un poema sin ritmo, a menos que haya sido trabajado así de forma intencional, solo demuestra la torpeza de quien lo escribe.
La musicalidad puede ser también metáfora o símbolo. Habría que pensar en la manera en que Nicolás Guillén traslada el Caribe a cada uno de sus versos desde la brillante música que denotan. En el ultimo poemario que escribí intenté experimentar la repetición de un verso tres o cuatro veces, un ripio como letanía que simbolice la rutina, la repetición monótona de los días. Espero haberlo conseguido.
4.- Si la palabra fuera materia, ¿cuál sería el sabor, el tacto y el olor que darías a la poesía? ¿Y con qué color o colores la representarías?
La poesía posee todos los sabores, las sensaciones, olores y formas, incluso las que no ha inventado la naturaleza. No se trata de la imitación de la realidad, como lo pensaba Aristóteles, o de la representación de la misma, como la concebía Immanuel Kant, sino de la reinvención de lo posible y lo imposible sin importar que la realidad exista o no. Es difícil explicarlo.
El poeta es un relator de las mitologías que construye. Por otro lado, lo interesante en él es la capacidad sinestésica que emplea en sus recursos. En el Shir Hashirim, es decir, en el Cantar de los Cantares, los besos de la amada o el amado son dulces como miel con leche, o deliciosos como el vino. Vicente Alexaindre, poeta español ganador del Nobel, invierte la apreciación de los sentidos desde la lógica común, convirtiendo la percepción en algo más profundo. De este modo, se puede mirar con los dedos, tocar los sabores, o paladear una melodía.
Hay poemas que pueden leerse en rojo, como sucede en algunos textos de Federico García Lorca; otros pueden ser de un tono púrpura, por ejemplo en la obra de Leonard Cohen. Hay poemas que sufren degradaciones en sus colores; otros se leen o escuchan con un tono neutro. A cada uno de esto textos lo tocamos al leerlo. Como escribió Francisco de Quevedo: escuchamos con los ojos a los muertos.
5.- Bajo tu perspectiva, ¿qué es y qué produce la duda en la literatura?
La duda es necesaria, indispensable. La literatura no sirve para ofrecer respuestas, sino para abrir el campo a nuevas preguntas. Un buen escritor duda de lo establecido, del orden de la sociedad y la justicia. Sospecha de sí mismo, duda incluso de la calidad de su obra en busca de la mayor perfección que sus rescursos artísticos le perimitan.
El poeta es curioso, contempla, analiza con atención los objetos, los insectos, el cielo y las galaxias; es un investigador de fenomenologías que traduce al lenguaje de los versos. Un narrador, por su parte, debe ser un gran observador para reproducir en la memoria, al escribir, la atmósfera de sus escenarios, el comportamiento de sus personajes.
6.- ¿Cómo se percibe la realidad de la poesía en México?
Considero que, en general, igual que se concibe hoy en el mundo. Hay líneas experimentales, incluso linguísticas, académicas, que apelan a la fusión del poema con el ensayo, al estilo de Anne Carson, es decir, a lo híbrido. Otros poemas contemporámeos son conversacionales, directos, sin adjetivación; incluso se convierten en narrativos. Hay también, y esto es importante, una valoración de las lenguas originarias. Se han creado antologías y concursos para ellas.
7.- ¿Con cuál de los géneros literarios comenzaste a escribir?
Comencé escribiendo una novela. Creo que inicié mal. Una novela que trataba sobre un mundo submarino, la Atlántida. Yo tenía diez años. Fue mi primer rechazo editorial cuando lo presenté al Fondo de Cultura Económica de aquella época; por supuesto, con justa razón me devolvieron el manuscrito, era malísimo. A los doce años me dio por escribir fábulas, y alguno que otro cuento humorístico que mis compañeros de secundaria celebraban.
8.- ¿Cuándo escribiste tu primer poema? ¿Cuál era?
A los dieciocho años. Era un poema dedicado a una mujer ideal e idealizada. Comenzaba con un verso ridículo, cursi: “En el principio era el verso, y el verso eras tú”. Leía entonces a Gustavo Adolfo Bécquer. Fue mi etapa de romanticismo mal comprendido; pasé pronto a otro estilo de escritura. En esos años creía en la anacrónica visión de la musa, una entidad perfecta. Ahora pienso que las musas son una construcción cultural machista. Por supuesto, se puede dedicar un poema a una amiga, a tu novia o esposa, pero bajo una concepción distinta de la etérea figura de la musa. Las mujeres no tienen porque ser perfectas. Las mujeres son de carne y hueso.
9.- ¿Hay algunas circunstancias que te favorecen a la hora de escribir? Si es así, ¿cuáles son?
El silencio. Es complicado escribir con ruido, con distractores. Por ello, la mejor hora para escribir es la noche o la madrugada. Ahora que, si quiero acompañar el oficio de algún sonido, ese es el de la música. Soy un melómano. Me encanta utilizar el disco de Johann Sebastian Bach, en la guitarra de Andrés Segovia, para escribir. Mi favorito es el Réquiem de Mozart; aunque también me fascinan algunos álbumes de Pink Floyd o el jazz de Miles Davis o John Coltrane, incluso el blues de B.B. King. Los discos que utilizo para trabajar, me permiten entrar en un estado de trance creativo. He dicho alguna vez que mi única droga es la música.
10.- ¿Qué sientes cuando lees poesía griega contemporánea? ¿Qué sientes cuando lees poesía mía?
La poesía griega contemporánea me acerca a nuevas realidades. En muchos aspectos la considero personal, íntima. Con tu poesía experimento el vuelo, querida poeta. Es posible volar con lo que escribes, en el sentido de libertad que brinda la palabra. En tu poesía encuentro el viaje, los días de sol, el olor marino de un puerto. Tu poesía, en tu voz, es el arrullo de las olas del Mar Mediterráneo, me transfiere una sensación de paz, de tranquilidad.
11.- En tu poema titulado Sintagma y Molécula, escribes las palabras nada, vacío. La nada, el vacío, ¿qué significan para tí? ¿Son el silencio absoluto como un ojo negro que todo lo absorbe?
Sí. Borges recomendaba no usar mucho este tipo de palabras: vacío, nunca, siempre, todo, nada. Era prudente en su apreciación. Hay ocasiones, sin embargo, en que hay que recurrir a ciertos términos cuando se cita a lo abstracto. A la nada, más allá de un ojo negro, la veo como el líquido amniótico de una placenta, tiene un fondo blanco, es la suma de todos los colores y las sensaciones, por lo que es la anulación de la vida. El vacío sí es un hoyo negro que consume lo que aparece a su paso. Vicente Huidobro escribe en su poema Altazor: “cae al fondo de tí mismo, cae al fondo del abismo”. El vacío es para mí ese abismo, interior, o exterior, al que me remiten los versos de Huidobro.
12.- ¿Qué es lo que te ofrece cada uno de los géneros de literatura que escribes?
Multiplicidad. Sacian mi sed de curiosidad, mi eterna inquietud. Soy un navegante eterno, me gusta moverme a cada momento aunque permanezca estático. Pienso en el creador como un camaleón. Visitar los géneros me permite reinventarme, mirar el aleph de las artes desde distintas perspectivas. Cortázar confesó, en alguna entrevista, que cuando escribía poesía leía ensayo, y cuando escribía un cuento leía poesía. Lo interdisciplinario nos permite romper las formas anacrónicas, anquilosadas, del arte. De allí la hibridación fresca que se produce en el Siglo XXI. Yo muto para no morir, y si debo morir, para morir viajando, entendido esto desde el asunto de la creación.
13.- ¿Cuáles son los temas que tratas en tus escritos?
Los temas, me temo, son limitados en realidad, lo supe desde que escribí mi primer poemario. Son los temas que han inquietado a la humanidad desde sus orígenes, y que la seguirán inquietando hasta su extinción: la vida, la muerte, el amor o desamor, los libros y lo abstracto. Recurro a ellos con constancia; a la muerte, como una cábala; al amor como un exorcismo del alma; a los libros porque los amo; a lo abstracto porque disfruto la ciencia y la fenomenología de lo desconocido.
Ulises Paniagua (México, 1976). Narrador, poeta, videasta y dramaturgo. Ganador del Concurso Internacional de Cuento de la Fundación Gabriel García Márquez, en Colombia (2019). Posee dos posgrados en la especialidad de imaginarios literarios. Es autor de las novelas La ira del sapo (2016), y Ese lugar existe (2017); así como de siete libros de cuentos: Patibulario, cuentos al final del túnel, (2011), Nadie duerme esta noche (2012), Historias de la ruina (2013), Bitácora del eterno navegante (Abismos, 2015), Entre el día y la noche (UAM), Las tuercas en mi cabeza (2019) y El horror en cada puerta (2019). Su obra incluye cuatro poemarios: Del amor y otras miserias (2009), Guardián de las horas (2012), Nocturno imperio de los proscritos (2013), y Lo tan negro que respira el Universo (2015); así como los CDs sonoro-poéticos: Cuadriversiones (2013), Clandestinos y nocturnos (2014), y Mientras nos queden labios con qué cantar (2016). Ha sido divulgado en antologías, revistas y diarios nacionales e internacionales, incluyendo Nocturnario, El búho, Círculo de poesía, Nexos, Siempre!, El Sol de México, Ígitur, Letralia, Altazor y Jus. Columnista de la revista Horizontum. Es parte del catálogo de autores del INBA, y ha sido publicado en la Academia Uruguaya de Letras; así como en España, Italia, Perú, Cuba, Venezuela, Rusia y Costa Rica. Primer lugar en el Concurso Literario de Cuento “La caverna” (2016). Mención honorífica en el Concurso Nacional de Cuento Criaturas de la Noche (2007), y del Premio Endira de Cuento Corto (2016), fue antologado en: Poesía Latinoamericana Giulia Gonzaga (Italia, 2008), y en Poetas del siglo XXI (España, 2014). En el 2011, con su colaboración literaria con el grupo Kanga, obtuvo el primer lugar en el concurso nacional de España, Tú sí que vales. Locutor colaborador en el programa Jazz Arquitectónico, de Radio Anáhuac. Conductor del programa Todos los libros, el libro, en Radio SOGEM y del programa Emotrópolis, en Radio IPN. Ha sido tallerista en CONACULTA, en la UAM, en la Fundación René Avilés Fabila, con Secretaría de Cultura, así como becario de CONACYT (2014-2016; 2018-2021). Su obra ha sido traducida al inglés y al italiano. Correo electrónico: sesilu7@yahoo.com.mx.
Athiná Stylianí Michou (Atenas, 1981). Estudió Filología Hispańica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga. Ηizo el Máster Oficial de Estudios Superiores de Lengua Española: Investigación y aplicaciones, en la universidad de Málaga. Ha publicado los poemarios ‘’San fteró anemu’’(Como el ala del viento, Dodoni, Atenas 2000), Sinistoses orjistras’’(Componentes de orquestra, Kedros, Atenas 2014). Ha traducido del griego al español dos poemarios de la poetisa griega Tsoutsi Matsourani que se titulan ‘’Cafés kai tsigara’’(Café y cigarros, Fildisi, Atenas 2014), ‘’Ta 24 grámmata tis alfabitou’’(Las 24 letras del alfabeto griego,Fildisi, Atenas 2015). Entre las revistas españolas, poemas suyos se han editado en la revista literaria Robador de Europa, en la revista literaria de la editorial Mitad Doble, en la antología del beso editada por la editorial Mitad Doble, en la antología poética sobre el viaje, Ida y vuelta, editada por la editorial Fin de viaje. Entre las revistas griegas poemas suyos se han editado en las revistas literarias Poiein, Nisides, Vakxikon, Zraca. También ha traducido al griego poemas de los poetas: Miguel Ángel Contreras, de la poetisa Carmen Yañez y del poeta Vicente Valero, Begoña Callejón, Julio Cesar Galán, Juan Carlos Abril, Francisco Cumpián, María Salgado, Manuel Salinas. En octubre de 2019 se editó su traducción al español de poemas de cinco poetas griegos en la revista literaria de México ‘’Círculo de poesía’’ y su traducción al griego de cinco poetas españoles en la revista literaria Zraca.