Poesía pre-islámica: Layla bint Lukayz (Norte de Arabia, m. hacia 483). Por Margarida Castells Criballés
Layla bint Lukayz, Norte de Arabia, m. hacia 483
Introducción y traducción de Margarida Castells Criballés
Layla bint Lukayz es una figura legendaria, heroína de una historia popular cuya elaboración literaria ha sembrado dudas sobre la existencia real de esta poeta y la autenticidad de los versos que se le atribuyen. No se trata de un caso particular, sin embargo, ya que prácticamente toda la producción de los vates preislámicos —inscrita en la nebulosa del mundo árabe antiguo y solo documentada a partir de la época abasí— ha sido, y es, objeto de las mismas sospechas.
Según la tradición clásica, Layla vivió en el siglo v, siglo al que se remontan los poemas más antiguos conservados de la literatura árabe y también muchos relatos de hazañas guerreras que tienen como tema central la lucha contra los persas del Imperio sasánida. La historia de Layla bint Lukayz y la composición poética más célebre de esta autora, como veremos, responden a un sentimiento de hostilidad hacia los persas, y extensible hacia los «no árabes» en general, que va mucho más allá de las circunstancias de un determinado momento histórico.
Mucho tiempo después, en el siglo xix y en un contexto histórico bien distinto —durante el renacer de las letras árabes del último período del Imperio turco otomano y el auge de la erudición orientalista—, historiadores e investigadores de la literatura árabe, como los libaneses Iskandar Abkarius (1826-1885) y Louis Cheikho (1859-1927), recuperaron los versos de Layla y los editaron en artículos y antologías. Cheikho, incluso, llegó a proponer el año 483 como fecha (aproximada) de muerte de la autora. Las fuentes clásicas, por otra parte, son precisas —aunque tal vez no se trate de datos reales— a la hora de detallar una genealogía que da cuenta y razón de un noble linaje, de pura cepa árabe. Su nombre lo deja claro: Layla bint Lukayz ibn Asad ibn Rabía ibn Nizar ibn Maad ibn Adnán. El último nombre de la serie, Adnán, remite al patriarca epónimo de varias tribus extendidas por el oeste, el centro y el norte de la península Arábiga. La rama de los Banu Rabía, a la que pertenecía Layla, se había establecido en el siglo v en la Arabia septentrional y el sur del actual Iraq, territorios fronterizos de los dos imperios que entonces se disputaban la hegemonía en la zona: el bizantino y el sasánida.
El relato tradicional recogido por las mismas fuentes, y que viene siendo reproducido a guisa de nota biográfica sobre la poeta, cuenta que Layla era una joven muy bella y que, al llegar a edad casadera, su padre empezó a recibir ofertas de matrimonio por parte de príncipes y monarcas, árabes y persas. El noble Lukayz, finalmente, decidió aceptar la proposición de un rey yemenita llamado Amr ibn Sahbán, pero Layla rehusó someterse al plan paterno puesto que estaba enamorada de un primo suyo, Barraq ibn Rawhan, que la correspondía y deseaba casarse con ella. Entre los pretendientes persas, hubo un príncipe que, despechado por el rechazo del que había sido objeto, decidió vengarse y secuestró a la joven con la ayuda de un oscuro personaje, un mestizo llamado Burd ibn Iyad. Durante el cautiverio que sufrió a manos del príncipe persa, Layla compuso la casida «Si los ojos de Barraq pudieran ver» («Layta lil-Barraq aynan fayara») en la que lamentaba su situación con imágenes muy descarnadas sobre el mal trato al que sus captores la estaban sometiendo, y en la que reclamaba la ayuda de su primo Barraq y la de sus hermanos para que acudieran a socorrerla. La narración del episodio concluye diciendo que Barraq fue quien tomó la iniciativa de organizar la expedición de rescate, consiguió liberarla y, realizada la proeza, obtuvo el consentimiento de Lukayz para casarse con su amada.
De entrada, esta poesía nos sitúa plenamente en el mundo de costumbres y valores de aquellas sociedades en las que el grupo familiar o tribal está obligado a responder ante cualquier afrenta contra uno de sus individuos. Asimismo, el poema alude a un contexto histórico y territorial concreto: los árabes instalados en territorios fronterizos con el Imperio sasánida debían optar entonces entre negociar con sus vecinos o declararles su hostilidad, y la casida de Layla no solo manifiesta una clara preferencia por la confrontación con los persas, sino una dura crítica a los árabes que establecían pactos y alianzas con ellos. Más allá de la queja por el cruel trato al que la somete su raptor, los versos de Layla se explayan en la crítica a los hombres de diversos clanes árabes por su dejadez en asumir las obligaciones que les corresponden según sus propios códigos de honor. La autora, por otro lado, actúa de acuerdo con lo que se espera de una mujer noble en tales circunstancias: a pesar de todo lo que padece, no muestra ningún signo de docilidad ante los que pretenden humillarla y mantiene su dignidad. Todo ello le otorga legitimidad para exigir un comportamiento igualmente honorable por parte de los hombres de su familia y, para lograrlo, apela a uno de los atributos más preciados por ellos, el ardor guerrero, prueba de virilidad, a la vez que, para terminar, menciona uno de los peores sentimientos que un hombre puede experimentar si no se atiene a esos valores: la vergüenza.
Por la actitud de firmeza que manifiesta en esta composición, la poeta mereció el apodo de al-Afifa —«la Honesta» o «la Casta»—, por lo que también es conocida como Layla al-Afifa en la historia de la literatura árabe. Algunos comentaristas han subrayado el perfil heroico de la autora, acentuando el atributo de la castidad, que sostienen que era modélico para las jóvenes árabes nacidas libres que debían mantener su virginidad a toda costa hasta el matrimonio —hasta casarse con Barraq, en el caso de Layla—, aunque esa es una lectura bastante sesgada de los primeros versos del poema. Como sea, en conjunto, esta antigua casida de Layla bint Lukayz ha demostrado una capacidad notable de adaptación a contextos distintos del tiempo y el espacio en los que, en principio, se inscribe. Obviando la anécdota concreta que explica su motivación, el texto fue reutilizado en el momento de la reclamación de independencia de los territorios árabes ocupados por el Imperio turco otomano. Más adelante, el nacionalismo árabe de los siglos XIX y XX lo incorporó también a su particular simbología de lucha contra el colonialismo europeo más reciente y, donde antaño se leyera «persa» —al interpretar el término ajami del original (en el sexto verso de la casida)— entonces se leyó, simplemente, «extranjero».
En el Egipto moderno, por ejemplo, y antes de la revolución encabezada por Gamal Abdel Násser contra el intervencionismo británico en la política del país, la casida vio remozada su popularidad. El músico cairota Mohamed el-Qasabgi (1892-1966) compuso una melodía para la letra del poema, una canción que, interpretada por la célebre cantante de origen sirio Asmahan (1912-1944), se estrenó en 1938 y obtuvo un gran éxito. Un año antes, la cineasta alejandrina Bahega Háfez (1901-1983) había realizado un biopic, titulado Layla bint al-sahara («Layla del desierto»), en el que dramatizaba la vida de la autora. Bahega Háfez fue productora, directora, guionista, autora de la banda musical y actriz protagonista de la película. La presentó en los festivales cinematográficos de Berlín y Venecia, donde fue bien recibida por el público y la crítica, aunque no tanto por los representantes oficiales iraníes en Alemania e Italia, que, sin entender de alegorías, presentaron quejas a la organización del festival de Venecia y a la embajada egipcia en Italia para que el filme fuera retirado. La cinematografía y el teatro árabes contemporáneos han seguido produciendo más versiones sobre la leyenda de Layla, en las que el poema «Si los ojos de Barraq pudieran ver» mantiene su vigor simbólico.
Además de este poema, cuyo contenido se adecua perfectamente a los convencionalismos del género tahrid —de incitación a la venganza—, muy cultivado por las poetas de la Jahilía, se conocen otras tres casidas atribuidas a Layla bint Lukayz: una oda a mayor gloria del caballero Barraq, una elegía fúnebre en memoria de Garsán, hermano del anterior, y un poema breve en el que alude al triste momento de la separación de un ser querido.
A continuación el lector puede seguir la lectura del poema revisado en el presente ensayo.
Margarida Castells Criballés. Dra. en Filología Semítica (especialidad: Estudios Árabes e Islámicos) por la Universidad de Barcelona (2011) y titulada como Especialista en Traducción Árabe-Español por la Escuela de Traductores de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha (2003). Título de la tesis doctoral: "La traducció llatina de l'Alcorà de Robert de Ketton (s. XII) en confrontació a l'original àrab: context, anàlisi i valoració". Ha sido profesora de lengua y literatura árabes, de historia del islam y de introducción a las lenguas semíticas en la Universidad de Barcelona (1990-2011). Actualmente es profesora en el máster "Construcció i Representació d'Identitats Culturals" de la Universidad de Barcelona. Ha realizado estancias de formación e investigación en diversas universidades, centros e instituciones: Facultad de Letras de la Universidad de Damasco (1985-87). Centro Cultural Español de Tetuán (1988). Facultad de Letras de la Universidad Jordana de Ammán (1989). Institut für Geschichte der Naturwissenschaten y Orientalisches Seminar en la Johann Wolfgang Goethe Universität de Frankfurt-am-Main (1991). Misión Arqueológica Española en Tell-Halula, Siria (Ministerio de Cultura - Universitat Autònoma de Barcelona - Dirección General de Antigüedades del Mnisterio de Cultura de Siria, 1992). Escuela de Traductores de Toledo (1999). Archevêché grec-catholique d'Alep - Archevêché maronite d'Alep - Fondation George et Mathilde Salem de Alepo, Siria (2000-2004). Centro Hispano de Traducción Literaria de Tarazona (2007). Antes de participar como investigadora en ISLAMOLATINA, colaboró en los proyectos de investigación siguientes: Judeolenguas marginales en Sefarad antes de 1492 (Dir. Dr. José Ramón Magdalena. D.G.I.C.T. Ref. PB87-0719). Astronomía teórica y tablas astronómicas en al-Andalus (Dir. Dr. Julio Samsó. D.G.I.C.T. Ref. PB91-0246). Estudio de la congruencia fonológica y semántica de los radicales semíticos. Dir. Dr. Gregorio del Olmo. D.G.I.C.T. Ref. PB94-0931).
Ha sido también investigadora del proyecto MANUMED de la Unión Europea: Inventariat et catalogage des manuscrits de la Méditerranée. Programme MEDA-HERITAGE. Mission à Alep, Syrie, 2000-2004. Coord. Dr. Stéphane Ipert (Centre du Livre d'Arles). Dir. de la Misión en Alepo: Dr. Gregorio del Olmo (Institut del Pròxim Orient Antic - UB). Ref. ME8/B7-4100/1B/97/0353-15.
En su actividad como traductora literaria, ha traducido del árabe: Les mil i una nits (3 vols. Ed. Proa, 1995. Premios "Serra d'or" i "Ciutat de Barcelona" 1996 a la mejor traducción del año); Las mil y una noches según el manuscrito más antiguo (Ed. Destino, 1998); La llagosta de ferro, novela de Salim Barakat (Ed. Límits, 2000); Las uvas agraces, relatos de Zakariya Támer (Escuela de Traductores de Toledo, 2003); Per què has deixat el cavall sol?, poemas de Mahmud Darwix (Ed. Andorra, 2004) y Els viatges d'Ibn Battuta, un relato de viajes del siglo XIV (Ed. Proa, 2005. Premio "Serra d'Or" 2006 a la mejor traducción del año).
Es coautora del libro Catalogue des manuscrits conservés dans la bibliothèque de l'archevêché grec-catholique d'Alep (Reichert Verlag, Wiesbaden, 2003) y autora del Diccionari Àrab-Català (Fundació Enciclopèdia Catalana, 2007).