Palabras de clausura del Coloquio Internacional de Poesía y Filosofía: Ulises Paniagua
Palabras de inauguración de Ulises Paniagua en el I Primer Coloquio Internacional de Poesía y Filosofía realizado del 11 al 15 de enero del presente año 2021, coordinado por Ulises Paniagua Olivares y Fernando Salazar Torres en colaboración con las revistas Anestesia (https://revistaanestesia.com/ y https://www.facebook.com/revistaanestesia), Aleteo Poético (https://aleteopoetico.wordpress.com/ Y https://www.facebook.com/aleteo.poetico) y Taller Igitur. Aquí está la página de Facebook del Coloquio https://www.facebook.com/coloquiopyf Cabe destacar que se contó con el apoyo logístico del canal de You Tube del Fondo de Cultura Económica (https://www.youtube.com/c/FondodeCulturaEcon%C3%B3micaFCE/videos) donde pueden verse los vídeos de todas las mesas de las trasmisiones en vivo.
Palabras de clausura del Coloquio Internacional de Poesía y Filosofía
Ulises Paniagua
Queridas conferencistas, moderadoras; muy estimados ponentes; queridos todos que alimentan con la calidez de la curiosidad la tierna pero fiera hoguera del conocimiento. Buscadores de la luz en la lega caverna con la que amenaza en convertirse el mundo.
El Primer Coloquio Internacional de Poesía y Filosofía resultó para mí, para nosotros, un sueño plácido, lumínico. Si uno creyese en la gestión cultural como un acto de magia para despertar el asombro, entonces este truco logró impactar a los más escépticos. Alguien dijo, o fue una voz popular: hágase la poesía, y la filosofía se hizo. Porque la poesía, anota, G. Maestro, es filosofía en verso. Porque María Zambrano recuerda que filosófico es el preguntar, y poético el hallazgo.
A lo largo de cinco días magníficos hemos, con la proximidad del video, accedido a la profunda conversación con los difuntos, a escuchar con los ojos a los muertos, como recomienda Francisco de Quevedo desde su torre, en una celebración del logos y la sensibilidad, un convite del pensamiento individual y colectivo. A lo largo de una semana inolvidable decidimos que, para llegar a lo conocido, hay que avanzar por lo desconocido.
Me quedo con una satisfacción similar a la que experimentó Michelangelo Bounarotti al crear una escultura de Moisés a la que imaginó viva; con ese profundo “aleph” de lo conocido y lo misterioso, que lo es todo, y de manera líquida, es nada. Considero, tras este encuentro, que uno escribe para que el agua envenenada pueda beberse, como lo hizo saber la poeta Chantal Maillard. Retengo frases imborrables dentro de este encuentro que aún resuenan en mi sangre, que generan chispazos en la morfogenética sinapsis de las neuronas, los libros y aquellos que piensan y nos piensan:
El estilo es metafísico, dijo Iván Vázquez;
Jesús G. Maestró afirmó: Una cuestión de lenguaje, eso parece ser la vida. Para declarar: Los poetas que he leído han contribuido a que sea más feliz.
Luego resonaron muchas voces dentro del macro y micro universo de la realidad social, el delirio, la autoconfesión y la explosión colectiva:
La poesía en sí podría encontrarse donde no hay poesía en absoluto (Jean-Luc Nancy).
Mi carne puede tener miedo; yo no (Jorge Luis Borges).
La poesía es un arma de construcción masiva (Enrique Bernales Albites)
Cambiaría a Dickinson por todos los poetas (Émile Ciorán)
La poesia y la ciencia se sustentan en dos principios: la curiosidad y el asombro (Elisa Díaz Castelo).
Un verdadero poeta, cuando escribe, no se miente a sí mismo. Y esa es la mejor manera de no mentir a los otros (Luis García Montero).
Agradezco hondamente a quienes materializaron un suspiro que parecía humo en el viento: Taller Ïgitur, Revista Anestesia, Aleteo Poético, Fernando Salazar Torres, Daniel Leyte, Gabriela Santamaría, María Calle Bajo, Verónica Ortiz, Cleva Camila Villanueva, Abel Rubén Romero, Luis Alanís Téllez, Lucía Izquierdo, Yelenia Cuervo, José Antonio García Ayala, Noé Hernández, Jaime Martínez y Cristian Galicia, entre otras revistas e individualidades fundamentales.
Entrego una rosa blanca, en junio como en enero, a los conferencistas magistrales Héctor Carreto, Óscar de la Borbolla, Federico Díaz Granados, Manuel Ángel Vázquez Medel, Virginia Moratiel, María Ángeles Pérez López, y en especial a Luis García Montero, tremendo poeta, director del Instituto Cervantes, quien nos recordó que hay que aprender a pensar la poesía para sentir el mundo.
Muchas gracias, estimado Fondo de Cultura Económica por el apoyo, la difusión, la confianza. A todas y todos, no sólo gracias totales, sino supratotales, metafísicas, científicas, cinematográficas, urbanas, lingüísticas, pictóricas, filosóficas, gnósticas, epistemológicas y poéticas. Somos compañeros en el exilio de una realidad subjetivamente difícil, porque “quien escribe sabe que ya no tiene retorno”.
Lego a los que hicieron este anhelo posible el más sincero, entrañable abrazo. Y cierro leyendo los versos de Walth Whitman con los que abrí el encuentro, para acceder a la espiralidad de la numeración de Fibonacci de aquello que se oculta y revela cada día, en concordancia y a pesar del tiempo; un canto milenario que se resume en ciertos versos desde el principio, el fin, la perpetuidad del acercamiento al que fuimos convocados más por causalidades que por casualidades:
“I celebrate myself, and sing myself,
And what I assume you shall assume,
For every atom belonging to me as good belongs to you…”
“Yo me canto y me celebro
Y te celebro y te canto
Porque cada átomo que me pertenece te pertenece…”
Porque tú y yo somos la misma cosa. Porque tú y yo, nosotros, todos somos Poesía y Filosofía. No es un adiós, sino un nuevo inicio, un brote de locura racional entre la tradición y lo decolonial, por así decirlo. Seamos felices a pesar de los tiempos que representa el contagio de COVID 19. Estaremos bien, al menos eso confirma la Historia Universal. Saldremos fortalecidos, y ¿por qué no?, esperemos que un poco sabios.
Caminemos. Ya lo hizo saber alguna vez Friedrich Hölderlein: "Juntos están, los más amados, en las más separadas montañas". El recuento de este coloquio podría resumirse, entonces, en una frase de etérea corporalidad: la pandemia ha devuelto la voz a los poetas y los filósofos.
Ciudad México, 15 de enero de 2020.
Ulises Paniagua (Autor). México, 1976. Narrador, poeta y dramaturgo. Ganador del Concurso Internacional de Cuento de la Fundación Gabriel García Márquez, en Colombia (2019). Ha sido considerado en una antología, en Rusia, como uno de los más interesantes poetas contemporáneos de Latinoamérica. Posee dos posgrados en la especialidad de imaginarios literarios. Es autor de dos novelas, siete libros de cuentos y cuatro poemarios. Ha sido divulgado en antologías, revistas y diarios nacionales e internacionales, incluyendo Nocturnario, El búho, Círculo de poesía, Nexos, Siempre!, El Sol de México, Ígitur, Letralia, Altazor y Jus. Es parte del catálogo de autores del INBAL. Publicado en la Academia Uruguaya de Letras, en España, Italia, Perú y Venezuela, su obra ha sido traducida al inglés, ruso, checo e italiano. Correo electrónico: sesilu7@yahoo.com.mx.