Orgullo de la negritud en el poeta Langston Hughes. Por José Vicente Anaya

 

 

 

Orgullo de la negritud en el poeta Langston Hughes

(Fragmento inédito)

 

José Vicente Anaya

 

 

 

James Langston Hughes nació en Joplin, Missouri, el primero de febrero de 1902. Perteneció a una familia de negros que en muchas formas lucharon por sus derechos y tuvieron estudios. Su abuela materna, Mary, estuvo primero casada con el abolicionista Lewis Sheridan Leary, quien formó parte de la rebelión armada que encabezó el célebre John Brown en 1859 contra los esclavistas, y murió a raíz de la toma del transbordador Harpers (rebelión que está considerada como uno de los hechos que desencadenaron la Guerra Civil en los Estados Unidos); más tarde ella se volvió a casar con otro abolicionista, Charles Langston, conocido por su actividad política y militancia republicana en Kansas.

La madre del poeta, Carrie Mercer Langston, hizo estudios y escribió versos, además de que se dedicó un tiempo a la actuación teatral; y el padre, James Nathaniel Hughes, fue un abogado a quien por negro le negaron permiso para ejercer su profesión en Oklahoma, a partir de lo cual (coincidiendo con su divorcio) emigra a Cuba y después a México donde viviría hasta sus últimos días, sobre esa decisión de abandonar el país natal su hijo comentó: "Él odiaba las discriminaciones, y me decía que yo tenía que estar loco para vivir en los Estados Unidos."

Con toda esa carga de sucesos familiares ante el racismo, a lo que hay que sumar sus indagaciones sobre la historia de los negros, Langston Hughes formaría una sólida conciencia de protesta y recuperación del orgullo de su raza que tendría expresión en unos 38 libros de poesía, cuento, historia, memorias, teatro, ensayo, novela y obras de ópera con música de blues, jazz y gospel. Fue así uno de los más destacados poetas de la poesía de la negritud en inglés (junto con su compatriota Contee Cullen) en este siglo, género que en lengua española enarbolaría el cubano Nicolás Guillén; y en francesa, el martiniquense Aimé Cesaire.

La forja intelectual

La infancia de Hughes transcurrió en ciudades como Lawrence, Topeka (en el estado de Kansas), Lincoln (Illinois) y Cleveland (Ohio); dependiendo de la difícil situación de pobreza que obligó a la madre a trabajar en diferentes lugares y a que la abuela Mary se hiciera cargo del niño hasta que ésta murió en 1915. Muchas veces pasó sus vacaciones escolares con su padre en México, y al cumplir 18 años vivió una larga temporada con su progenitor en la ciudad de Toluca.

Desde sus primeros años escolares se distinguió como un estudiante de excelencia, participó en actividades culturales y fue nombrado "el poeta" de su generación tanto en secundaria como en preparatoria. A los 16 años de edad comenzó a publicar poemas y cuentos en revistas.

En 1921 ingresa a la Universidad de Columbia y sostiene sus estudios trabajando en las cosas más diversas como de mensajero o en la cosecha agrícola. En ese año publica su famoso poema "El negro habla de los ríos" en la revista (de circulación nacional) The Crisis que editaba W. E. B. Du Bois. Dos años más tarde haría un viaje de cinco meses por África visitando Senegal, Nigeria, El Congo y los países hoy llamados Angola y Ghana. En 1924 conoció Europa viajando como marinero, tuvo una larga estancia en París donde hizo amistad con jazzistas estadounidenses negros ahí radicados y trabajó de cocinero en Le Grand Duc.

De vuelta en los Estados Unidos siguió publicando en importantes revistas, trabajó como ayudante del historiador Carter G. Woodson y ganó un premio de poesía otorgado por Opportunity Magazine. En ese tiempo trató al poeta Vachel Lindsay. También continuó sus estudios y en 1929 se graduó en la Universidad Lincoln, año en que la quiebra de la Bolsa de Valores marcó la terrible crisis económica que se llamó la Gran Depresión estadounidense. Durante unos tres años había recibido apoyo económico de la mecenas Charlotte Mason.

 

 

Autorreconocimiento en la cultura negra del Caribe

 

Después de un disgusto con la señora Mason que puso fin al mecenasgo, en 1931, acompañado del pintor negro Zell Ingram, Hughes hace un viaje de mes y medio por Cuba y Haití, lo que para él significó un reencuentro con los valores de la africanidad americana.

Con anterioridad Hughes había estado en Cuba y, por intermediación de su amigo Miguel Covarrubias, había conocido al famoso erudito José Antonio Fernández de Castro (más tarde primer secretario de la embajada de Cuba en México) quien en este otro viaje le presentó a varios escritores, entre ellos a Nicolás Guillén.

El poeta disfrutó con sus amistades los detalles más mínimos en reuniones con baile y música. En Cuba escribió: "...conocí a los músicos negros de Marianao, esos fabulosos bongoceros que a mano limpia baten el ritmo, que golpean las claves y agitan las maracas, quienes han conservado —después de siglos de esclavitud y de miles de kilómetros que los separan de Guinea— el melodioso palpitar de África."

En Haití, Zell y Hughes hicieron un viaje lleno de vicisitudes (pero también con amables sorpresas) de Puerto Príncipe a la histórica fortificación llamada Ciudadela de Cabo Haitiano o Ciudadela de Laferrière, símbolo de la liberación negra en el continente americano, ya que fue mandada construir por el famoso rey negro Henri I (Christophe) como defensa ante una posible invasión francesa para recuperar la colonia que había perdido en la guerra haitiana de independencia de 1791. El poeta escribió: "Siempre había querido conocer la Ciudadela de Cabo Haitiano. Los autores Blair Niles y Vandercook, en sus excelentes libros sobre Haití, expresaron su admiración por este gran monumento del orgullo negro; ellos decían que esta fortaleza, construida en la cima de una montaña, era una de las ruinas más maravillosas del Nuevo Mundo. Yo había leído libros de historia sobre Toussaint L'Ouverture, Dessalines y el rey Christophe, nombres arrogantes de negros, símbolos de un sueño —la libertad— que construyó una ciudadela para custodiar la libertad."

La música, el baile y los ritos africanos de Haití serían también muy significativos para Hughes. Aunque de manera muy breve, aquí se encontraría con otro importante escritor de la negritud: Jacques Roumain.

En ese tiempo, Hughes estaba convencido de que su mala situación económica no sólo se debía a la crisis de su país, sino también en gran parte a la devaloración a que socialmente estaban sometidos los negros; durante ese viaje escribió: "Casi todos los escritores blancos jóvenes que yo había conocido en Nueva York, en la década de los veintes, habían obtenido buenos empleos en editoriales o revistas como resultado de su labor creadora. Mis amigos blancos de Manhattan, cuyas primeras novelas no merecieron elogios ni siquiera parecidos a los que recibieron las mías, habían sido llamados a Hollywood o estaban escribiendo guiones para la radio. Las revistas prestigiadas de Nueva York les ofrecían empleo a poetas cuyas obras apenas se vendían; pero ellos eran blancos. Yo era un negro. De modo que en Haití empecé a preguntarme cómo yo, un negro, podría ganarme la vida escribiendo en los Estados Unidos."

 

 

Fortalecida conciencia de la negritud

 

Después de su viaje de 1931 por el Caribe, Hughes regresa empobrecido a los Estados Unidos pero con una conciencia más vívida y fortalecida sobre sus raíces culturales de antecedente africano. Su libro de memorias I Wonder as I Wander (Me maravillo mientras vago) empieza con estas palabras: "Yo tenía 27 años cuando se produjo la crisis de la Bolsa de Valores; y 28, cuando viví mi crisis personal. Creo que entonces cobré conciencia. De tal modo que cuando lindaba los 30 empecé a ganarme la vida con mis escritos. Esta es la historia de un negro que quiso ganarse la vida con poemas y cuentos."

Para Hughes se abre una nueva época en la que, no sin dificultades, empieza a vivir de sus escritos literarios. En los Estados Unidos había muy pocos casos de escritores negros que vivieran de vender sus escritos, el ejemplo más remoto que se conoce es el de Paul Laurence Dunbar (1872-1906), quien escribió poemas y cuentos en "dialecto negro", y gozó de cierto reconocimiento nacional. Hughes vendría a ser uno de esos pocos negros que ejercería su vocación en términos de lo que hoy se llama "escritor profesional". Ya para entonces él había publicado los libros The Weary Blues (Los blues fatigados) —1926—, Fine Cloths to the Jew (Ropa elegante para el judío) —1927—, Not Without Laughter (No sin risa) —1930—, Dear Lovely Death (Querida amada muerte —1931— y The Negro Mother (La madre negra) —1931—.

Por recomendación de la famosa pedagoga negra Mary McLeod Bethune, quien admiraba la obra del joven escritor y no sólo veía una promesa literaria sino una prueba de la capacidad intelectual de los negros, Hughes hace una gira de meses por su país recorriendo (del este al oeste) todos los estados del sur, durante la cual lee sus poemas en escuelas de negros cobrando honorarios (aunque él variaba sus tarifas según fuera la circunstancia económica del lugar). Cuando tomó esa decisión, el poeta escribió: "En Nueva York la depresión estaba en su apogeo. Si me hubiera propuesto buscar un trabajo difícilmente lo habría encontrado; eran miles los desocupados y yo no tenía interés en convertirme en un empleado. Quería seguir  mi vocación de poeta, aunque algunas veces me preguntaba si no iba por el camino equivocado, y pensé que esto sólo podría saberlo leyendo mi poesía en público, leyendo mi poesía a mi gente. Después de todo yo escribía acerca de los negros y, principalmente, para los negros; ¿me aceptarían?, ¿me querrían? / Ellos necesitan poesía, me había dicho la señora Bethune... sus palabras me animaron..."

Aquel año fue el del sonado "caso de los muchachos Scottsboro". En la revista Contempo Hughes escribió un artículo polémico sobre ese asunto, el que le trajo hostigamientos durante su gira de lecturas: "Mi artículo era satírico y se titulaba Caballeros sureños, mujeres blancas y muchachos negros. El caso Scottsboro consistía en que nueve adolescentes negros habían sido acusados de violar a dos prostitutas blancas, en un carro de ferrocarril con carga de carbón a su paso por Alabama. Yo preguntaba en mi artículo por qué los galantes caballeros sureños permitían que sus damas viajaran en un furgón cargado con hulla, aunque se tratara de mujeres con dudosa reputación. Cuando llegué a la ciudad de Chapel Hill los periódicos ya habían citado mis párrafos 'inflamatorios', y declaraban que la ciudadanía blanca se sentía ofendida de muerte. Las autoridades expulsaron de su casa universitaria a los estudiantes blancos Buttita y Abernathy, cuando se enteraron de que éstos me iban a hospedar."

También durante su gira de lecturas Hughes tuvo un encuentro con aquellos jóvenes negros sentenciados a pena capital: "En aquel  invierno la sombra Scottsboro caía sobre Alabama... en la ciudad de Kilby ocho de los nueve adolescentes estaban en la antesala de la muerte, donde fui a visitarlos (el noveno, que apenas tenía 13 años, recibió una anulación de juicio y estaba en la cárcel de Birmingham). El capellán de los muchachos, un sacerdote negro de pueblo, me dijo que tal vez ellos podrían animarse un poco si yo les leía mis poemas. En la prisión de Kilby caminé por el largo pasillo que conduce a la sala de la muerte para leer mi poesía ante los muchachos Scottsboro. Algunos de ellos estaban sentados y otros acostados en sus camastros, indiferentes, entre las rejas de una celda cuadrada con puerta de acero que conducía a la silla eléctrica... no prestaron atención a nuestra llegada... sólo uno se acercó a las rejas y me estrechó la mano. / Decidí leerles mis poemas humorísticos, no les hablé nada sobre el sur y sus complicaciones porque no supe encontrar argumentos que les fueran útiles. Así pues, no abordé ningún tema serio a excepción de expresarles mis esperanzas de que sus apelaciones tuvieran éxito, para que pudieran pronto recuperar la libertad. Andy Wright, el más joven, sólo sonrió; los otros hicieron un leve movimiento de cabeza. Al final el sacerdote rezó sin que ninguno de los muchachos mostrara devoción, ellos seguían ubicados como al principio. Ninguna cabeza se agachó." Tiempo después Ruby Bates, una de las implicadas, confesó que la acusación de los muchachos Scottsboro había sido falsa pero ellos ya habían sido ejecutados.

Culminó Hughes aquella gira poética en California. En la ciudad de San Francisco el millonario mecenas Noël Sullivan le proporcionó alojamiento en su mansión de Russian Hill, donde con comodidades y sin preocupaciones financieras el poeta se dedicó a escribir. Ahí recibió una invitación para viajar a la URSS.

 

 

 

 

 

José Vicente Anaya (Villa Coronado, Chihuahua, México, 1947-2020). Poeta, ensayista, traductor y periodista cultural. Fundador del movimiento infrarrealista. Ha publicado más de 30 libros, entre ellos: Avándaro (1971), Los valles solitarios nemorosos (1976), Morgue (1981), Punto negro (1981), Largueza del cuento corto chino (7 ediciones), Híkuri (4 ediciones), Poetas en la noche del mundo (1977), Breve destello intenso. El haiku clásico del Japón (1992), Los poetas que cayeron del cielo. La generación beat comentada y en su propia voz (3 ediciones), Peregrino (2002 y 2007), Diótima. Diosa viva del amor (2020), Mater Amatisima/Pater Noster (2020) y Material de Lectura (poesía Moderna, UNAM, 2020), entre otros. Ha traducido libros (publicados) de Henry Miller, Allen Ginsberg, Marge Piercy, Gregory Corso, Carl Sandburg y Jim Morrison. Ha traducido a más de 30 poetas de los Estados Unidos. Ha recibido varios premios por su obra poética. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores CONACULTA-FONCA. Formó parte de la Sociedad de Escritores de México y Japón (SEMEJA). En 1977, funda alforja. REVISTA DE POESÍA. Desde 1995 ha impartido seminarios-talleres de poesía en diferentes ciudades de México. Ha asistido a encuentros internacionales de poesía y dado conferencias en varios países como Italia, Estados Unidos, Colombia y Costa Rica. Colaboró en la revista Proceso.