La universalidad de la Charyapada en la mirada de Octavio Paz. Por Razu Alauddin. Traducción de Juan Manuel Esquivel
(Este ensayo fue escrito originalmente en bengalí y traducido al inglés por Abdus Selim)
La universalidad de la Charyapada en la mirada de Octavio Paz
Razu Alauddin
Traducción: Juan Manuel Esquivel
Podemos notar el interés de Octavio Paz en la Charyapada, el más antiguo poema escrito en bengalí[1], en su libro de 1969 Conjunciones y disyunciones. También lo podemos ver en Versiones y diversiones, la colección de poemas que él mismo tradujo de distintas lenguas y que fue publicada en 1974, cuando Paz ya se había establecido en México tras su renuncia como embajador en la India. En la nota preliminar a la primera edición, escrito el 12 de marzo de 1973, dice:
Viví más de seis años en la India y estoy en relación con algunos especialistas en sánscrito y en pali: ¿por qué no intenté traducir con su ayuda algún texto kavya? Hice dos o tres pruebas pero desistí: la tradición kavya está tan lejos de nosotros como el arte helenístico. Me interesan más los poetas en lenguas vernáculas —Kabir, Tukarum, Chandidas, Vidyapati— y, sobre todo, los textos enigmáticos de poetas como Sáraha y Kanha. En la segunda vuelta de mi vida, si hay segunda vuelta, quizá me anime a traducir algo de ellos.[2]
Luego de cinco años, cuando escribió la nota a la segunda edición, se lee: «No me abandona, además, la idea de traducir algún día, con la ayuda de un especialista, a Sáraha y Kanha[3]». Pero el hecho es que volvió a visitar la India en 1984 como invitado oficial, y aunque no hay ningún rastro de mayor entusiasmo por traducir la obra de los poetas bengalíes antes mencionados, es interesante observar el especial interés que expresó por los dos poetas de la Charyapada junto a los dos de bengalí medieval, Chandidas y Vidyapati. En la nota a la segunda edición ya sólo mencionará a Sáraha y Kanha. Debe señalarse que una edición más de Versiones y diversiones fue publicada póstumamente en el 2000, la cual también contiene una nota firmada el 25 de febrero de 1995; ésta será final y en ella ya no se hará mención de ningún poeta de lengua bengalí: «Al correr de los años abandoné, no sin pena, los proyectos que mencionan las dos notas preliminares»[4].
Paz no pudo cumplir su promesa de traducir los poemas bengalíes, en especial los de Sáraha y Kanha; sin embargo, las pruebas que refiere en la nota a la primera edición podrían leerse si todos sus manuscritos y borradores fueran publicados en el futuro. Dada la obra publicada hasta ahora[5], es posible asumir que no se realizó una traducción completa de la Charyapada. De cualquier manera, hay algunas traducciones parciales, pues el mismo Paz las citó en uno de sus ensayos. Ahora, antes de pasar a dichas muestras, fijemos nuestra atención en algunas curiosidades (de nuestro interés) con respecto a él.
Es verdad que Paz sintió profundo interés por todo lo relativo a la India y a ello responden sus colecciones de poesía y ensayos, sus piezas traducidas y su extraordinaria creatividad y erudición. No entraremos en detalle al respecto, más bien nos enfocaremos en nuestro asunto central, en línea con el título de este ensayo.
La traducción parcial de la Charyapada y la mención de algunos de sus poetas en sus escritos surge a la luz de la discusión sobre el tantrismo de la India en el ya mencionado Conjunciones y Disyunciones. Libros de investigación de escritores indios y no indios, tanto en materia de filosofía india como tantrismo, fueron la fuente y el componente de su pensamiento; en esa lista el Dr. Muhammad Shahidullah, investigador y ensayista poliglota, ocupa un lugar destacado. Que Paz leyó atentamente Les chants mystique de Kānha et Sahāra, la gran investigación de Shahidullah —publicada en París en 1928 por Adrien Maesonneuve— es evidente en uno de los ensayos[6] que conforman Conjunciones y Disyunciones. Y Paz no sólo hizo una lectura profunda de este texto, sino que resultó muy influido por la interpretación de su autor acerca de las proclividades teológicas y filosóficas de los poetas de la Charyapada: mientras refiere y analiza los puntos de vista escolásticos y filosóficos de la práctica/meditación tántricos, Paz acepta mayormente la versión de Shahidullah acerca de la Charyapada, particularmente de los poetas Sáraha y Kanha, e hizo un uso adecuado de ello. Y aunque también aluda a otros poetas del antiguo poema bengalí los mantendrá anónimos. Lo que confirma mi convicción a este respecto es que sólo mencionara a Sáraha y Kanha, extraídos del título del libro de Shahidullah, en las notas a la primera y segunda edición de Versiones y diversiones, donde expresa su deseo por traducir la Charyapada, como ya lo vimos.
Estos ejemplos corroboran mi suposición de que Paz supo por primera vez la Charyapada gracias a Shahidullah. Desde luego, no me es desconocido que el poema se comenzó a traducir durante los años sesenta de las manos de Tarapada Mukherjee y Atindra Majumder. La traducción de este último se publicó en 1968 y la de Tarapada un poco después. Sospecho que Octavio Paz no las conoció, pues no fueron publicadas por editoriales internacionales. Incluso si las conoció fueron de poca importancia para él dado que no hace ninguna referencia a ellas, ni explícita o implícita, en su escritura. El otro ensayo potencial que pudo haber cruzado por su mirada es An Anthology of Buddhist Tantric Song publicado en 1977 y traducido por Per Kvaerne. Puesto que Paz publicó su libro en 1969 es poca la posibilidad de que se haya topado con estos textos. Lo es también porque preparó el manuscrito uno o dos años antes. Por lo tanto, Shahidullah es la fuente clave, si no la única para que Paz pudiera saber de la Charyapada. Tampoco es imposible que la leyera en la traducción de Prabodh Chandra Bagchi u otros durante su periodo como embajador en la India, pero nuevamente Paz no lo menciona en su ensayo, así que esto permanece como un supuesto. Por otra parte y naturalmente, para poder ofrecernos una interpretación religiosa, filosófica y epistemológica de la tradición tántrica, Paz se apoyó bastante en distintas obras, como: Histoire du buddhisme indies de Ettiene Lamotte; The Hevojra Tantra (1951), traducida y prologada por D.L. Snellgrove; Erotic Art of East (1960) de Philip Rawson; Civilisation tibetanne (1962) de R.A. Slein; Le yoga, inmortalité et liberté (1954) de Mircea Eliade; An Introduction to Tantric Buddhism (1954) de S.B. Dasgupta; Obscure Religious Cults (1962) y Buddhist Texts through Ages (1954) ambos traducidos y editados por Edward Conze, I.B. Horner, David Snellgrove y Arthur Waley. Paz refiere todos estos títulos en sus comentarios, notas y bibliografía.
Ahora podemos centrar nuestra atención en la actitud e interpretación de Paz hacia la Charyapada, la cual formó con la lectura de los libros mencionados y el trabajo de investigación de Shahidullah. No considero irrelevante señalar una cita hecha por Paz para entender el significado y la importancia del cuerpo y la sexualidad como idea central de la Charyapada: «Novalis dijo que la mujer es el alimento corporal más elevado: ¿no es eso lo que también dice, sólo que carnal y literalmente, el rito tántrico?»[7]. Más adelante, Paz nos dirá:
El tantrismo es ante todo un rito sexual. La ceremonia del matrimonio es pública pero la copulación entre los esposos es privada. La ceremonia tántrica consiste en la copulación en público, ya sea de varias parejas o de una sola ante el círculo de devotos. Además, no se practica con la esposa sino con una yogina, en general de baja casta. Entre los cristianos el acto se realiza en la alcoba, es decir, en un sitio profano; los Tantra prescriben formalmente que debe ser un templo o en un lugar consagrado, de preferencia en los sitios de cremación de los muertos. Copulación sobre las cenizas: anulación de la oposición vida y muerte, disolución de ambas en la vacuidad. [8]
La importancia de la mención recurrente de cuerpo, coito, vacuidad y disolución en la Charyapada se torna más marcada gracias al análisis comparativo sin precedente de Paz. Destacando la unión de elementos contrarios vía el coito nos dirá que «la cópula es verdadera, realmente, la unión de samsara y nirvana, la perfecta identidad entre la existencia y la vacuidad, el pensamiento y el no-pensamiento»[9]. Y mientras nos explica el nivel de placer que dos individuos alcanzan, llamado mahasukha en lenguaje tántrico, Paz nos revela que
Un comentario a los poemas de Sahara y Kanha dice: «en el momento del gran deleite, nace el pensamiento de la iluminación, esto es, se produce el semen». El gran deleite (mahasukha) es asimismo sahaja: el estado natural, la vuelta a lo innato.[10]
Hemos explorado cuan seriamente la Charyapada consideró el papel del lenguaje como una expresión de conocimiento, muy en sintonía con las ideas de Wittgenstein. Aunque el lenguaje de la Charyapada sea un lenguaje «crepuscular» o sandhabhasa, éste resulto ser una narración plena de símbolos condensados en uno solo representado a través de la alteración de luz y oscuridad. El cuerpo, en ocasiones, traerá la extensión del universo y en otras, el lenguaje mismo se convertirá en símbolo del cuerpo y del universo. La Charyapada está viva y es para nosotros un mar efervescente de corrientes multisimbólicas. Al ofrecernos un análisis y una interpretación profundos de la totalidad de expresiones lingüísticas multicolores, de las impresiones poéticas y de las implicaciones simbólicas de la Charyapada, entretanto, Octavio Paz explica que
A la fisiología mágica que he descrito sumariamente se yuxtapone una geografía religiosa: «Aquí, en el cuerpo, están los sagrados ríos Lamuna y Ganges, aquí están Prayaga y Benarés, el Sol y la Luna. En mis peregrinaciones he visitado muchos santuarios pero ninguno más santo que el de mi cuerpo» (poema de Sahara.) Si el cuerpo es tierra, y tierra santa, también es lenguaje —y lenguaje simbólico: en cada fonema y cada silaba late una semilla (bija) que, al actualizarse en sonido, emite una vibración sagrada y un sentido oculto. Rasana representa a las consonantes y lalana a las vocales. Las dos venas o canales del cuerpo son ahora el lado masculino y femenino del habla… El lenguaje ocupa un lugar central en el tantrismo, sistema de metáforas encarnadas. A lo largo de estas páginas he aludido al juego de ecos, correspondencias y equivalencias del lenguaje cifrado de los Tantra (sandhabhasa). Los antiguos comentaristas designaban a este hermetismo erótico-metafísico como «lenguaje crepuscular»; los modernos, siguiendo a Mircea Eliade, lo llaman «lenguaje intencional». Pero los especialistas no dicen, o lo dicen como quien camina sobre ascuas, que ese lenguaje es esencialmente poético y que obedece a las mismas leyes de la creación poética.[11]
Y continúa:
Las metáforas tántricas no solo están destinadas a ocultar al intruso el verdadero significado de los ritos, sino que son manifestaciones verbales de la analogía universal en que se funda la poesía. Estos textos están regidos por la misma necesidad psicológica y artística que llevó a nuestros poetas barrocos a construirse un idioma dentro del idioma español, la misma que inspira al lenguaje de Joyce y al de los surrealistas: la concepción de la escritura como el doble del cosmos. Si el cuerpo es cosmos para Sahara, su poema es un cuerpo —y ese cuerpo verbal es śunyata. El ejemplo más próximo e impresionante es el del trobar clus de los poetas provenzales. El hermetismo de la poesía provenzal es un velo verbal: opacidad para el ignorante y transparencia que deja ver la desnudez de la dama al que sabe contemplar. Hay que estar en el secreto. Digo: estar y no saber el secreto. Hay que participar: tejer el velo es un acto de amor y destejerlo es otro. Lo mismo sucede con el lenguaje hermético de los Tantra: para descifrarlo realmente no basta conocer la clave: debemos penetrar en el bosque de símbolos, ser símbolo entre los símbolos. La poesía y el tantrismo se parecen en ser prácticas, experiencias concretas.
No importa cuán oscuro e inaccesible parezca el lenguaje de la Charyapada, éste expone las capas invisibles de realidad que permanecen desconocidas a la realidad práctica de la superestructura. Dado que la poesía no se adecúa al lenguaje cotidiano, sino intenta trascenderlo y llegar al paraíso “indecible” de gestos e implicaciones, se convierte en el principal vehículo de los símbolos. Octavio Paz analiza este aspecto particular del lenguaje de los poetas y devotos tántricos, así:
[…] hay otro aspecto sobre el que, me parece, no han reparado bastante los especialistas: los mantras son signos indicativos, señales sonoras de identificación. Cada divinidad, cada gurú, cada discípulo, cada adepto, cada concepto y cada momento del rito tiene su mantra. EI poeta Kanha lo ha dicho mejor que esta enredada explicación mía: las silabas (bijas) se anudan en el tobillo desnudo de la yogini como ajorcas. Son atributos sonoros.[12]
Nuevamente, y por última vez, hacia el final de este excelente ensayo Paz hará mención de Kanha:
La pareja es una iniciada, casi siempre de casta baja o profesión impura: la candali o la dombi (lavandera). Kanha dice en uno de sus cantos a la vacuidad: «Tu eres la candali de la pasión. Oh dombi, nadie es más disoluta que tú». Candali significa aquí el «calor místico» de los tibetanos: la unión del sol y de la luna, el humor de la mujer y el esperma del hombre, el loto de la Perfecta Sabiduria y el rayo de la (com)Pasión fundidos y disueltos en una llamarada. La realidad fenomenal es idéntica a la realidad esencial: las dos son vacuidad. Samsara es nirvana*.[13]
Debe advertirse que el asterisco al final de esta cita indica una nota al pie en el texto original, la cual refiere a Shahidullah, en ella se lee: «Sobre los poemas de Kanha y Sahara véase: Les chants mystique de Kānha et Sahāra, ed. y trad. de M. Shabidullha[14], París, 1921»[15]. Esta nota esclarece el hecho de que Paz no sólo leyó la traducción del experto políglota, sino que tomó muy seriamente su análisis e interpretación. ¿Por qué lo digo?, porque Paz también expresa su desacuerdo con otros expertos, por ejemplo, con Ananda Coomaraswamy en el caso de la influencia persa y griega en la arquitectura y escultura india, esto es muy evidente en otra nota del libro. Si él hubiese estado en desacuerdo con cualquiera de las opiniones de Shahidullah lo habría expresado. De cualquier manera, no ha sido nuestro objetivo principal el señalar los acuerdos o desacuerdos de Paz en ciertos casos tanto como localizar los contornos de su comprensión de la Charyapada. Indudablemente es un asunto muy significativo para un poeta y crítico literario de renombre internacional tener interés en esta obra y conducirlo hacia un esfuerzo por interpretarla y analizarla. La principal razón subyacente es que no se dispone de documentos o textos que evalúen la singularidad lingüística y la excelencia poética de la Charyapada a manos de poetas o críticos del bengalí o de otras lenguas. A Paz le fue posible realizarlo porque era un gran conocedor de distintas ramas del conocimiento y adicionalmente un escritor multilingüe y creativo. Combinando y aplicando exitosamente creatividad y erudición en la crítica literaria, Paz desenterró un tesoro de significaciones y belleza. Como ya lo vimos, este valioso descubrimiento tuvo lugar en la década de los años sesenta, pero vino a la vista de los lectores hablantes del bengalí después de medio siglo. Estoy seguro de que la Charyapada seguirá recibiendo elogios de otros grandes como Paz en el futuro.
Para ampliar todavía más los intereses de Octavio Paz por las tradiciones poéticas de la India y el territorio de la lengua bengalí, nuestro lector puede acceder a la siguiente selección de poesía traducida por el propio Paz. Las notas a pie de página de este ensayo siguen después de este enlace.
[1] La Charyapada es una colección de poemas místicos de tradición budista tántrica escritos entre los siglos VIII y XII por distintos poetas en bengalí antiguo y otras lenguas indo-arias orientales. Destinados a ser cantados se considera que fueron compuestos espontáneamente durante la experiencia del practicante en estado de iluminación, eran un elemento ritual. Su redescubrimiento se atribuye a Haraprasad Shastri, erudito e historiador sánscrito del siglo XIX de literatura bengalí quien, durante una visita a Nepal en 1907, la encontró en la biblioteca real de los reyes nepaleses escritos en hojas de palma. N. del T.
[2] Paz Octavio, Versiones y diversiones en Obras completas, VII. Obra poética 2ª edición, México, FCE, 2014, p. 826
[3] Ibid. p. 828
[4] Ibid. p. 831
[5] Es decir, en ninguna edición suelta de Versiones y diversiones, así como en el tomo VII de las Obras completas de Octavio Paz, Obra poética, en donde se reúne la totalidad de sus traducciones. N. del T.
[6] Se refiere al capítulo llamado «Eva y Prajñaparamita». N. del T.
[7] Paz Octavio, Conjunciones y disyunciones en Obras completas, VI. Ideas y costumbres. La letra y el cetro. Usos y símbolos, 2ª edición, México, FCE, 2014, p. 612
[8] Ídem.
[9] Ídem.
[10] Ibid. p. 614.
[11] Ibid. p. 615
[12] Ibid. p. 617.
[13] Ibid. p. 618.
[14] Como podemos apreciar, Shahidullah fue escrito incorrectamente como Shabidullah. Asimismo, hay un error en la fecha de publicación: el libro no se publico en 1928, sino en 1921. Sin duda, un descuido ha sido la causa.
[15] Ibid. p. 618.
Razu Alauddin. Aunque ha publicado más de veinticinco libros de ensayos, traducción y poemas hasta el momento, solo tiene una antología de poemas en su haber, porque ha optado por la calidad en lugar de la cantidad tal como lo hicieron Baudelaire, Rimbaud y Whitman. Por lo tanto, esta antología ha resultado ser una bomba de profundidad capaz de explotar astillas de sutiles pensamientos y estética. En muchos de sus poemas de amor en esta colección, ha transformado la expresión mundana de un amante estereotipado en discursos blasfemos. Por otro lado, en sus poemas patrióticos se ha vuelto global y abrazado al violar deliberadamente las fronteras del parroquialismo. Con la ayuda de una única antología de poemas, ha podido tocar melodías multitudinarias. En el mundo contemporáneo de la poesía bengalí, es un ejemplo único de coexistencia de sutileza y protesta, como si se hubiera elaborado un mapeo secreto de la aspiración para el futuro.
Conocido como el padre de la poética nano, Razu Alauddin nació el 6 de mayo de 1965 en Shariatpur, Bangladesh. Su búsqueda académica y de crecimiento tuvo lugar en Dhaka. Razu comenzó su carrera como periodista, pero tomó una profesión diferente cuando vivió en México durante diez años. Él vive en Dhaka ahora. Ha traducido profusamente tanto del inglés como del español, y también ha escrito ensayos sobre literatura vernácula y extranjera. Hasta ahora ha traducido poemas seleccionados de George Trakl, C P Cafavy y Ted Hughes y editado cinco volúmenes de obras de Jorge Luis Borges en bengalí. Recientemente ha publicado un trabajo de investigación sobre Rabindranath Tagore en América Latina, cuyo segundo volumen saldrá pronto. Razu Alauddin se ha convertido en una personalidad aclamada por sus escritos sobre literatura extranjera, así como por su traducción del español original al bengalí.
Ha participado en numerosas conferencias organizadas por universidades y organizaciones literarias.
1.- Conferencia literaria sobre literatura latinoamericana organizada por la Universidad Jahangirnagar en 2009.
2.- Conferencia internacional sobre magia y literatura: 27-28 de mayo de 2016, ULAB
3.- Lectura de poemas de Razu Alauddin en español y bengalí, 8 de agosto de 2018, en Casa de poesía Silva, Bogota , Colombia.
4.- On Translation organizado por la Universidad BRAC.
5.- Perticipa en Festival Internacional de Poesía de Guayaquil Ileana Espinel Cedeño 2019, Ecuador.
Juan Manuel Esquivel (Ciudad de México, 1980) es licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Tecnológico de Monterrey. Ha participado en talleres y cursos literarios en la Casa del Lago y otros centros culturales. También escribe ensayo y es parte del comité editorial de la revista literaria Murmullo de Paloma. Actualmente prepara su primer libro de poesía.
Gracias por tan interesante y hondo artículo.