Reseña: Carta al Emperador, de Motolinia., Introducción y notas de José Bravo Ugarte

 

 

 

 

 

 

Carta al Emperador, de MOTOLINIA. , Introducción y notas de José Bravo Ugarte, S. J.-México, Editorial Jus, S. A. 120 pp.

 

 

 

 

Tomada del tomo I de la "Colección de Documentos para la Historia de 'México", de don Joaquín García Icazbalceta, la Editorial Jus hace una nueva edición de la carta que en 1555 dirigió Fr. Toribio de Benavente al emperador, prologada y anotada por el P. don José Bravo Ugarte, y adornada con capitulares de Tomas Montero y fotografías de los retratos de Hernán Cortes, de Lis Casas y del propio Motolinia.

Varias veces publicada esta carta; insertada por dos veces en diversas ediciones de la Historia de las Indias, de Motolinia, una en la del P. Daniel Sánchez y otra en la del licenciado Chávez Hayhoe, se acepta, en esta ocasión, el texto de García Icazbalceta, con dos solas variantes: la primera en cuanto se refiere a la entrega que hizo Motolinia al virrey de los ejemplares del "confesonario de indios" que dejara el P. Las Casas, y la segunda para corregir el nombre de Tecamachalco, que en el original aparece llamado Itemachalco.

Las razones para esta nueva edición son dos: una, el que a pesar de sus varias publicaciones no es suficientemente conocida, y la otra, el hacer honor a Cortes aprovechando la apología que del conquistador traza el ilustre y santo franciscano.

Poco menos de medio siglo dur6 en tierras de América el apostolado de Fr. Toribio, desde México a Nicaragua, en donde custodia y funda monasterios, ayuda a la erecci6n de ciudades, predica sin cesar el Evangelio 1: aún se da tiempo para estudiar y averiguar de antigüedades mexicanas y escribir sobre la historia de los países sojuzgados. "Formidable caminante, evangelizador incansable, curiosa investigador y defensor del derecho conculcado", llámalo el P. Bravo Ugarte en su introducción, y en cada uno de estos aspectos nos lo muestra.

El punto capital ahora, y a propósito de la carta, es el último de los señalados, o sea, el de defensor del derecho conculcado, independientemente de que el titular de tal derecho, sea indio o español. A favor del indio se nos muestra ante la Primera Audiencia y los encomenderos que no supieron entender su misión, contra el soldado que lo vejara inhumanamente. A favor del conquistador, del encomendero cumplido y del colona, lo es ante el rey, y en contra del P. Las Casas, cuando este, en un exceso de celo, no se detiene para difamar.

Al tratar de tal aspecto de Motolinia como defensor del derecho, el P. Bravo, para mejor situar al lector, hace un breve relato de las disputas de teólogos y juristas sobre los títulos de la conquista. Particularmente de la doctrina de Vitoria y del pensamiento contrario de Fr. Bartolomé, el cual, en toda su extensión ha sido recientemente publicado, en esta ciudad al editar, su disputa con Sepúlveda.

Las ideas en Las Casas -transcribimos al P. Bravo- tenían un dinamismo temible. Le hicieron cruzar nueve veces el Atlántico, recorrer muchos países de América, desde las Antillas y Nueva España hasta el Perú; y no detenerse ante los mayores alborotos que provocaban. De los cuales el mayor y más grave tuvo lugar en Perú hasta provocar la muerte del, virrey, y que si aquí fueron sin mayor gravedad, se debió a la prudencia del virrey y, del arzobispo. Virtud esta de la prudencia totalmente ausente en el fogoso obispo de Chiapas.

Volviendo a Motolinia, este, por el mucho tiempo que radicó en las Indias; por su indiscutible celo apostólico, su conocimiento no tan solo de historia y antigüedades, sino de las almas; por su calidad de testigo presencial de los acontecimientos y de las condiciones de vida y necesidades del media, lo hacen ciertamente de gran valor en cuanto a su testimonio, sin que nos sea licito, por todas las circunstancias antes dichas y sobre todo por su amor inmedible a los naturales, suponer una parcialidad de su parte a favor de aquellos que atacó el P. Las Casas; que calumniaba, decía Motolinia. Causa esta precisamente que le obliga a tomar la pluma y escribir extensamente al, emperador en defensa de quienes de esta colonia hacía un reino.

Para establecer la verdad hist6rica y para deslindar responsabilidades es de primera necesidad e1conocimiento de la carta que se edita en la cual, además encontramos datos por demás interesantes para conocer la distribución de la población, las necesidades económicas, las militares y las espirituales de la Nueva España en 1555.