Biblioteca

Madre Patria, una construcción histórica contra la leyenda negra. Por Fernando Salazar Torres

 

 

 

 

 

 

Madre Patria, una construcción histórica contra la leyenda negra

 

Fernando Salazar Torres

 

 

Marcelo Gullo Omodeo (Argentina) lleva varios años estudiando y debatiendo sobre la política, la economía y la historia global, como marco de referencia para comprender el futuro próximo, que marcará un hito inevitable, del cual es muy probable que muchos de nosotros seamos los testigos en su apertura. Por lo regular, en las academias, en las carreras universitarias y en los propios estudios, la historia y el uso de la razón, no pasan de ser un conjunto de hechos más o menos asimilados, añadiéndoles ciertas fechas supuestas como relevantes, sesgas ideologías y alguna interpretación influida por aquello que se lee y aprende, sin más interés que la doxografía. Una formación tintineante y, en consecuencia, por todos lados temible, porque la supuesta crítica y análisis se tornan en un juego de titiritero, en una simulación de marionetas. En esto radica la mayoría de los juicios, criterios y reflexiones en el medio intelectual: el aprendizaje de los intelectuales de salón. Entre otras formas del pensamiento humano, como los Estudios Culturales, la Historia de Occidente, en general, y la leyenda negra, en lo particular, la comprensión de sus fenómenos históricos es menos que parcial y exige una recontextualización de los hechos y un debate sobre las ideas que han forjado grandes equívocos. Y es precisamente la reciente obra Madre Patria (Espasa, 2021), de Gullo, la que pone en entredicho varios de estos señalamientos, advertencias que continúan repitiéndose.

Dicha obra expone la relación inmanente de dos tierras que se asimilaron, primero mediante la lengua y, a la postre, porque a ambas orillas del Atlántico el sol siempre alumbraba el primer Imperio globalizado de la Historia. España y Nueva España, por un lado, y el Imperio español y la América española por el otro. Conjuntado por 14 capítulos cuyo eje lógico es deductivo, premisas elaboradas con hechos y no mediante meras interpretaciones, criterios construidos dialécticamente. El recorrido de lo general a lo particular queda establecido porque señala una aporía por resolver históricamente, el abismo existente entre la verdad histórica y las obligadas interpretaciones que distintas figuras han elaborado a favor de sus nacionalismos. Existe una verdad histórica, separada de la serie de interpretaciones, mismas que pasan a ser la historia reconocida y oficial; sirven de formación en los colegios y son el material de los planes de estudio en muchos países. Un caso ejemplar a este respecto es justamente el complejo suceso de la Conquista de América. Los capítulos en cuestión son: 1.- Claves para comprender el tablero de ajedrez mundial; 2.- ¿Qué lleva a una unidad política a conquistar el mundo?; 3.- La gran batalla por el relato histórico; 4.- Las verdades políticamente incorrectas; 5.- Del cerco islámico al descubrimiento de América; 6.- España nunca consideró que América fuera un botín; 7.- La febril fundación de colegios y universidades; 8.- Los hospitales en América: el orgullo del Imperio español; 9.- Los “pueblos originarios” contra la Independencia; 10.- Los intelectuales hispanoamericanos contra la leyenda negra; 11.- Los políticos hispanoamericanos contra la leyenda negra; 12.- Un nuevo destino para todos los españoles; 13.- El separatismo catalán y la puñalada geopolítica; y, 14.- Para que España siga siendo España. Esta recapitulación sirve para que el lector comprenda cómo la fórmula deductiva estructurada por el autor no es mera historia, sino históricamente conjunta una geopolítica, economía e historia, para la elaboración del análisis crítico sobre los hechos hasta ahora supuestos como ciertos.

Los primeros capítulos, al menos el primero y el segundo, inclusive el tercero, integran retrospectivamente las transformaciones de España y sus relaciones políticas, económicas, sociales y culturales con otros países, que en algún momento de la historia también se constituyeron, no como imperios, tal es el caso español, sino como imperialismos, tal es el caso inglés. Esta diferencia sustancial entre imperio e imperialismo es valiosa para entender cómo la aculturación, la asimilación y el mestizaje, construyen y reproducen los mecanismos estructurales de la geopolítica española, caso contrario del pequeño imperialismo inglés. Un caso ejemplar es que a partir del siglo XVI España constituía una amplitud geográfica y económica, y la Nueva España era el centro y el puerto del mundo, desde cuyas orillas salían y llegaban las economías más importantes del orbe (Cfr. Las cuatro partes del mundo, Serge Gruzinski), pero existen otros casos contrastables, esos momentos en que España fue dividida, casos que el autor señala.

A este respecto, Fray Bartolomé de Las Casas fue el principal y primer promotor de la leyenda negra en Europa, con su obra Brevísima relación de la destrucción de las indias, obra que fue utilizada por los enemigos de la corona para contrarrestar peso político. A este respecto se construyó una desavenencia sobre cómo pudieron ser los tratos, después de la Conquista, entre españoles e indígenas, y a la postre, entre mestizos e indígenas. Un fenómeno bastante complejo que a mí parece no debe revisarse de manera unilateral, sino conjuntada, tanto en uno como en otro caso, debieron de haber justicias e injusticas, desagravios como merecimientos. En este sentido, el tercer capítulo es crucial porque esclarece cómo fue la verdadera lucha por la independencia de los americanos españoles; presenta datos, bibliografía, sucesos históricos para explicar que las intromisiones de Inglaterra y la futura nación de Estados Unidos, tenían un interés incluso previo a la declaratoria de independencia. Esto mismo forma parte de la leyenda negra y su expansión ideológica implica un previo implica un previo dispositivo político y cultural para su funcionamiento cabal.

En los siguientes capítulos, Gullo precisa que la relación de España con América no fue de sometimiento ni mucho menos como botín de conquista. Ante este caso, da una cantidad valiosa de contraejemplos para destituir el argumento de una colonización absoluta, sanguinaria y ciega, como la presentan ciertamente en los colegios, institutos, libros y universidades. Para el desarrollo de cada capítulo los particulares son tratados con esmero, proporcionando hechos verídicos, datos reales; por ejemplo, en el capítulo sexto, para desmitificar la supuesta destrucción de la cultura mexica, asocia las relaciones de familia que se efectuaron entre españoles y los indígenas, pero eso también queda resuelto para el caso de las demás culturas indígenas en las distintas geografías de América. La tesis central del libro, por tanto, comienza a estar explícita justamente en este apartado dedicado a la unidad hispánica y al crecimiento tanto de la lengua como de la población mestiza y a la expansión política del Imperio español, aunque la tesis queda más o menos dicha desde el prólogo y de manera tentativa en los varios capítulos y apartados.

Ante la historia no puede ser uno anacrónico ni prestar el juicio a tergiversaciones. Señalo esto porque el caso antropófago manifiesto en uno de los capítulos por el autor es reductivo. La complejidad de una cultura, civilización o población no puede reducirse a un aspecto de su modo de vida. El sacrificio y su consecuencia, la carne humana como consumo, al pie de la pirámide o templo de adoración, si bien formaba parte de su cosmovisión, no puede ser revisada bajo un criterio contemporáneo ni ajeno a su religión; la comprensión de esto no queda resuelto bajo la moral cristiana, ni bajo los parámetros de los siglos posteriores (Cfr. Diego Durán y José Fernando Ramírez, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme).

Contrasto este caso con uno que añadiría personalmente como un evento paradigmático para la futura nación de México en el siglo XVI. Con la obra literaria de Don Fernando Cortés, Marqués del Valle de Oaxaca, gobernador y capitán de la Nueva España, inicia la historia moderna de México, quizá el primer escritor hispanoamericano y sin duda, el primer mexicano, además él debería ser considerado padre de la patria. Cierto es que su figura es compleja y más revisándola bajo el proceso de conquista, pero existe un vacío total, como he dicho, entre la verdad histórica y la interpretación de esa verdad histórica. Cortés fue el primero en constituir una unidad nacional justamente cuando se dio el punto de reunión en Texcoco con los jefes militares de Cholula, Tlaxcala, Huejotzingo y demás pueblos indígenas, para entrar a la ciudad de Tenochtitlan. Algo que desde meses atrás se venía planeando tras la derrota de la 'Noche triste'. Al frente de los contingentes, que eran miles y miles de indígenas ("de nuestros amigos", decía Cortés), iban Xicoténcatl y Chichimecatecutli. El asedio sería lacustre y terrestre. El primero con 13 bergantines, y por tierra con Pedro de Alvarado y 25 000 tlaxcaltecas por Tacuba; Cristóbal de Olid con 25 000 amigos suyos por Coyoacán; y Sandoval con 30 000, más los contingentes de Chalco, Cholula y Huejotzingo, por Iztapalapa (Cfr. Hernán Cortés, Cartas de relación; y Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España). Sin duda sí creo que la lucha de indígenas contra indígenas liderada por Cortés y su gente y sus amigos, nos dieron la futura patria y la primera unidad nacional de la historia en la geografía de México. Un héroe nacional.

El caso de Cortés lo expongo como postura personal, no obstante así como hay varias figuras históricas que representan un momento culminante en las regiones de la América española, existen estructuras, como hospitales y universidades, fundadas por esas mismas figuras históricas, las cuales de igual manera operan como aspectos representativos de los cambios en las estructuras políticas, sociales y económicas. En los siguientes capítulos comienza el desplazamiento dialéctico del método deductivo implementado por el autor; son momentos particulares del pensamiento crítico y del cambio de paradigma histórico, que quedan registrados a partir del capítulo 10, en lo específico también en el 11 y 12, con los hechos de los intelectuales y políticos hispanoamericanos contra la leyenda negra o a favor de ella, en algunos otros casos como en Argentina, Cuba y México. Estos sucesos son varios, todos importantes, a partir del siglo XIX, pero especialmente el siglo XX fue el escenario político de la diatriba de la leyenda negra. El lector es el mejor juez para señalar cuál de todos los ejemplos explícitos en Madre Patria es de los más reveladores para comprender cómo el pensamiento hispánico se ha resistido al peso de la anglosfera. Pienso en Manuel Ugarte, José Vasconcelos, Evita Perón e Yrigoyen, aunque seriamente tengo mis reservas y dudas frente a la inclinación que el autor confiesa respecto a Fidel Castro y Simón Bolívar.

Finalmente, aunque esta nota más que una glosa o reseña, he intentado exponer los rasgos críticos y fondos temáticos del libro, mi invitación al lector no deja de ser parcial y limitada. La mejor manera de fundar un criterio es la lectura. La parte final del libro está dedicada al cerco que vive España en los últimos años, a los quiebres internos padecidos, como es el la relación existente con Cataluña, problema igualmente cimentado desde la leyenda negra. Queda abierto el futuro de las relaciones culturales y semánticas entre España y América, pero la cuestión quizá  no sea realmente hablar de esas supuestas asociaciones, sino cómo se realizarán, puesto que en el presente histórico los fundamentalismos indígenas, los nacionalismos, que se van construyendo en varios países de América, después del fracaso de sus democracias y de las izquierdas del siglo XX, crean un distanciamiento cada vez mayor.

Sin duda Madre Patria da un primer avance respecto a cómo efectuar una unidad desde la Hispanosfera, porque su obra aclara, señala y manifiesta los errores interpretativos y forzados de la Historia.

 

 

Juan Marcelo Gullo Omodeo (Argentina, 1963). Académico, analista y consultor en relaciones internacionales. Es regionalmente reconocido por ser el creador de la teoría de la insubordinación fundante. Es doctor en ciencia política por la Universidad del Salvador, magíster en Relaciones Internacionales por el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales de la Universidad de Ginebra, graduado en Estudios Internacionales por la Escuela Diplomática de Madrid y licenciado en ciencia política por la Universidad Nacional de Rosario. Fue discípulo del politólogo brasileño Helio Jaguaribe y del sociólogo y teólogo uruguayo Alberto Methol Ferré. Actualmente es asesor en materia de Relaciones Internacionales de la Federación Latinoamericana de Trabajadores de la Educación y la Cultura (FLATEC) y asesor de la vicepresidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de la Nación Argentina. También es profesor de la Universidad Nacional de Lanús y de la Escuela Superior de Guerra de Argentina en la Maestría en estrategia y geopolítica e investigador asociado del Instituto de Estudios Estratégicos de la Universidad Federal Fluminense. Ha publicado numerosos libros analizando las teorías de las relaciones internacionales y la construcción del poder de las naciones.

 

 

 

Fernando Salazar Torres (México). Poeta, crítico literario, ensayista y gestor cultural. Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAM-I). Maestría en Teoría Literaria (UAM-I). Estudia el Doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) con estancia de investigación en la Universidad de Salamanca (Usal). Docente en la Escuela de Escritores (Madrid). Ha publicado los poemarios Sueños de cadáver, Visiones de otro reino y el libro de artista Ghazhal en conjunto con el artista plástico y poeta Fernando Gallo. Su poesía y ensayos se han publicado en distintas gacetas y revistas literarias impresas y electrónicas. Su poesía ha sido traducida al inglés, italiano, catalán, bengalí, manipuri, griego, filipino, serbio, polaco, alemán, ruso y coreano, y publicada en varias antologías. Director de la revista literaria Taller Ígitur. Coordinador en Hispanoamérica del “Dylan Thomas Day”, de las mesas “Crítica y Pensamiento en México” y “Diótima: Encuentro Nacional de Poesía”. Dirige el Taller Literario “ígitur”. Colabora en la revista literaria “Letralia. Tierra de Letras” con la serie de poesía mexicana “Voces actuales de México” y “Poesía española contemporánea”. Forma parte del equipo de colaboradores de Caravansary. Revista Internacional de Poesía (Colombia). Es miembro del PEN Club de México.