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Kuroyanagi Shōha (Kioto, Japón, 1727-1772). Comentario de Aurelio Asiain

 

 

 

 

 

「憂きことを海月に語る海鼠かな」    召波

ukikoto wo kurage ni kataru namako kana

 

Ah, la holoturia:

le contará qué penas

a la medusa…

Shōha

 

Uki: pena, tristeza, pesadumbre, ansiedad; ukikoto: cosas sombrías. La holoturia y la medusa son animales nocturnos. Pero el homófono uki: flotante, inestable (sí, el uki de ukiyo-e) resuena sin duda al imaginar la medusa que flota en la superficie del mar y la holoturia que se desplaza trémula por el fondo. Dudé mucho si dar el verso medio en español (en japonés un haiku tiene una sola línea) como “le dirá qué inquietudes”, pero 語るes precisamente “contar”.

La combinación 海月 admite dos lecturas. Una es kaigetsu: la luna que se eleva sobre el mar, la luna  que se refleja en el mar. Aquí hay que leer kurage: medusa, aguaviva, aguamala, lágrima de mar. Prefiero la primera opción pues en la medusa resuenan, como en la luna, la blancura y la mirada reflexiva. Pero hay quien dice que en el nombre japonés está la imagen de la luna no ya en la altura ni en el reflejo sino en el agua. Medusa: luna de mar.

El nombre con que en México se conoce a la holoturia es “pepino de mar”, que es descriptivo pero equívoco, porque no se trata de una planta sino de un animal. Curiosamente, en China, donde es como en Japón una delicia gastronómica y sin duda saben de qué se trata, la escritura del nombre da ginseng de mar. En japonés está claro: 海鼠 significa literalmente “ratón de mar”.

A Makoto Ooka le parece que en el haiku, cruzado de patetismo y sentido del humor, “podría entenderse que la holoturia, que está en el fondo del mar pero es cazada para ser comida, le susurra sus penas a la medusa que, no siendo comestible, está a salvo en la superficie”. Es cierto que el ratón anda por el fondo y la luna flota en la altura, y que en la imagen hay una voz que llega de lo hondo a la luz, pero uno se pregunta por qué ese bicho sabría que va a morir. Un haiku de Shikô dice precisamente lo contrario:

 

死なんこと知らで静かな海鼠かな                       子皐

shinan koto shira de shizuka na namako kana

 

Como no sabe

de morir —qué apacible

ratón de mar.

 

La interpretación de Ooka se debe quizá a que es la mención de la holoturia y no la de la medusa lo que define la posición estacional del haiku (la sexagésimo segunda en el calendario, más o menos del 12 al 16 de diciembre), y la define porque es en esas fechas cuando el bicho aparece en las pescaderías y las cartas de los restaurantes. Pero como dice Minoru Ozawa, sus penas pueden ser para el lector penas de amor. No estorba, para esto, tener en cuenta otros nombres españoles: polla burro, carajo de mar.

Entre los miles de haiku sobre el namako que se han escrito, este es seguramente el más famoso, y por lo excepcional de su imaginería fantástica. En una poesía tan apegada a lo terrenal como la del haiku, una conversación submarina entre dos raros animales nocturnos es sin duda extraordinaria. Pero yo, que aprecio el sabor del namako, sospecho que Shôha concibió el haiku entre las pescaderías del mercado, viendo al trémulo bicho bajo la medusa.

Kuroyanagi Shōha (1727 - 1772) nació en Kioto, hijo de un comerciante acaudalado, pero se formó en Edo, bajo el ala del letrado confuciano Nankaku Hattori. Este notable poeta en chino, célebre traductor de poesía Tang, fue también un teórico influyente y, sobre todo, una figura ejemplar, que encarnó el ideal del bunjin: el esteta erudito que cultiva las artes y las letras con devoción y sin interés  material ni aspiración mundana. Entre los amigos de Hattori conoció Shōha a Yosa Buson, con quien volvió a Kioto, donde formaron el círculo de haikai Shankasha. Si Shōha fue discípulo de Buson, como es frecuente leer, fue también su maestro, pues lo llevó a su definición mejor. En el prólogo a la colección póstuma de los haiku de Shōha, Buson cuenta que durante una conversación con su amigo formuló dos de sus ideas centrales: que apartarse de lo ordinario es el zen del haiku y que la vía para alcanzar lo extraordinario está en la poesía china en la que ambos se habían formado. “El haiku emplea el lenguaje del mundo para apartarse del mundo. Trascender el mundo y al mismo tiempo participar en el mundo: no hay regla más difícil que la del desapego”.

 

 

 

 

 

Aurelio Asiain (Ciudad de México, 1960). Recibió en 1978, la «Beca Salvador Novo. En 1982, de la mano del escritor Gabriel Zaid, llegó a la prestigiosa revista Vuelta, fundada por Octavio Paz, pasó a formar parte del equipo editorial como corrector y más tarde fue nombrado Secretario de Redacción, puesto que desempeñó, con alguna interrupción, hasta el cierre de la revista en 1998. Su primer libro de poemas, República de Viento, obtuvo el III Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a la Joven Creación en 1990. Estuvo becado por el Sistema Nacional de Creadores de Arte administrado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de CONACULTA entre 1994 y 1996. Después de terminar sus labores en Vuelta fue el director fundador de la revista cultural Paréntesis en 1999 y se mantuvo en el cargo hasta 2001. Llegó a Japón como agregado cultural de la Embajada de México en marzo de 2002, puesto diplomático que desempeñó durante cinco años, para después dedicarse a la cátedra en la Universidad de Kansai Gaidai, en la ciudad de Hirakata. Es uno de los escritores que utiliza el ámbito de las redes sociales, particularmente el Twitter, como medio de expresión. En la poesía ha publicado los siguientes títulos: República de viento (1990), Edición de Autor (2004), ¿Has visto el viento? (2008), Estrofa (2010) Ensayo: Julio Ruelas (1987), Los pueblos de antes (1991), Legítima defensa de la exención autoral que hacen numerosos autores mexicanos con buenas razones y ejemplos desde los tiempos prehispánicos (1993), Caracteres de imprenta (1996), Vida y muerte en la obra de Juan Soriano (1997). Ha participado en las siguientes antologías: Gendai Mekishiko Shi-shu, Antología de la Poesía Mexicana contemporánea (2004).  Ha traducido los libros Veintitantos poemas japoneses (2005), Luna en la hierba. Medio centenar de poemas japoneses (2007), Ikkyu Sojun. Un puñado de poemas. (2010). Premio Loewe a la Creación Joven 1990.