Identidades. Poesía negra de América. Prólogo, introducción y selección de Mónica Mansour.
La presente reseña fue publicada originalmente en Humania del Sur. Revista de Estudios Latinoamericanos, Africanos y Asiáticos. Universidad de Los Andes, Mérida. Año 7, Nº 12. Enero-Junio, 2012. ISSN: 1856-7959, ISSN Elect.: 2244-8810 http://www.saber.ula.ve/handle/123456789/35896
Identidades. Poesía negra de América. Antología. Editorial Arte y Literatura. Prólogo, introducción y selección de Mónica Mansour. La Habana, Cuba, 2011, 730 pp.
José Gregorio Vásquez
Aquí en Jícara o taza bebe un sorbo de rico mestizaje americano leche azuleante de profusas venas y sangre anochecida, río africano, que al resplandor indígena del fuego sus almas olorosas han mezclado.
Emilio Ballagas
Balada en blanco y negro
Publicada inicialmente en México en 1976, Mónica Mansour ha logrado reunir en esta antología, a pesar de las grandes limitaciones que siempre se encuentran a la hora de recoger las voces que desentrañan el alma de nuestra América negra, un corpus considerable de poetas a lo largo de todo el continente que han escrito, siendo ellos o no afrodescendientes. El camino es el de la identidad; allí somos.
El canto poético ha vibrado en el alma de todos los poetas de América, desde los cantos de Martín Fierro de José Hernández, la voz de Borges en su Milonga a los morenos, en Cuba la voz de José Martí y su poema El esclavo muerto, o la singular poética de Nicolás Guillén, Carpentier, Ballagas, Barnet, Escobar, Herrera Zayas; en Chile Neruda; en Ecuador Carrera Andrade, Antonio Preciado; en Honduras, Claudio Barrera; en México desde Sor Juana Inés de la Cruz, Vanconcelos, José Juan Tablada, Alfonso Reyes, Villaurrutia, Efraín Huerta, o pasando a Nicaragua con Rubén Darío, Pablo Antonio Cuadra… entre otros países que han cantado desde su más íntimo clamor por la cultura negra que vive en sus pueblos. Desde la lengua portuguesa también escuchamos las voces de Antonio de Castro Alves, de Bandeira, Mario de Andrade, Jorge De Lima, Raúl Bopp, Augusto Meyer y Abelardo Rodrigues con su leilao. O escritores en lengua francesa de Guadalupe, la Guyana, de Haití, de Martinica; o poetas de lengua inglesa como los de Barbados, Belice, Estados Unidos, Jamaica, Granada, Monserrat, Santa Lucía, Trinidad y Tobago… Todos ellos, y muchos otros han desentrañado el alma de los pueblos y su encuentro con la cultura afrodescendiente. Sus cantos, sus voces, sus silencios se han tejido en el alma de América. También gritan el dolor, pero igualmente celebran con sus poemas la presencia de esta mágica cultura en el continente americano.
Es una antología selectiva y no exhaustiva que reúne a los principales poetas que presentan en su obra una preocupación directa por reivindicar y revalidar esta cultura. Después de los grandes movimientos de revaloración de la cultura negra en América, durante las décadas tercera y cuarta del siglo XX, en algunos países hay poetas negros de gran calidad que no se refi eren en su obra al tema de la conciencia y la reivindicación racial; un ejemplo notable es Haití, donde el solo hecho de escribir en creóle es una acto de resistencia, pero los textos no hablan explícitamente de esta resistencia.
Entre los temas tratados en la poesía, el más importante es la exaltación de lo instintivo y lo sensorial como cualidad humana. Desde América se siguen entonando cantos que acompañan a nuestras culturas, a nuestros dioses, a nuestras herencias. Desde la América india, la América negra, la mestiza, aún gritan en otras voces, desde otros tiempos, las voces de muchos que estuvieron marcadas por el dolor, el maltrato, la muerte. Los poetas convocados en esta antología por su canto de resistencia nos hacen escuchar viejos sonidos en los sonidos secretos de nuestras lenguas. Y es que el poeta teje el cada ahora, se mete por dentro de las culturas para cantar sus dolores, sus angustias, sus alegrías… A pesar de todo el saqueo del que fuimos víctimas en América, algo de nosotros aún batalla; aún grita y ese grito impera en legiones, en las letras de los pueblos que aún siembran, viven y miran con los ojos de nuestros albaceas… Estos poemas son la viva expresión que nace desde las entrañas y el corazón de esos pueblos que se levantan constantemente. Sus voces nos siguen cantando desde adentro. Son voces que nos siguen recordando de dónde venimos; voces que siguen iluminando lo que nos queda de camino; voces que escuchamos secretamente en la poesía, en los atardeceres siderales, en las tradiciones, en las arrugas protegidas por los años de las madres, de los ancianos, quienes aún cantan en otras lenguas más sagradas las oraciones íntimas que los protegen.
Dejemos que algo de ese brillo contenido en un gran canto de los poetas a nuestra América negra nos contagie, nos anime, nos multiplique y permita que seamos capaces de resonar su voz en otras voces, en otros tiempos. ¿Qué decimos cuando afi rmamos con el poeta que la poesía es una aventura hacia lo absoluto? Quizás decimos que la poesía al ser la expresión por el lenguaje humano conducida a su mundo esencial, del sentido misterioso de los aspectos de la existencia: dota de autenticidad nuestra permanencia y constituye la sola tarea espiritual. Así Mallarmé se refería a la poesía, a esa tarea inexplicable de muchos hombres, a esos que se vuelven escribanos a sueldo de la vida. La poesía, sabemos, es una experiencia. Es una especie de valor o de arrojo, consciente o inconscientemente, que nos lleva a encarar y a vivir un encuentro con el mundo. Así nos lo recuerda Derek Walcott desde Santa Lucía…
Nombres
I
Mi raza empezó como empezó el mar, sin sustantivos, y sin horizonte, con guijarros bajo mi lengua con una ubicación distinta de las estrellas.
Pero ahora mi raza está aquí
…
Mónica Mansour (Buenos Aires, Argentina, 1946). Poeta, narradora y ensayista. Radica en México desde 1954. Estudió Letras Hispánicas y la Maestría en Letras Iberoamericanas en la FFyL de la UNAM. Ha sido investigadora de Filología y profesora en la UNAM; promotora cultural en la SEP. Traductora de Tommasso di Ciaula, Roman Jakobson, Umberto Eco, Albert Béguin, Anthony Phelps, Mircea Eliade, Amos Segala, Nicole Brossard, Louise Lassonde, Émile Martel, René Daumal, Paul Bowles, Edouard Glissant, Alphonse Piché, Judith Butler, entre otros. Colaboradora de Casa de las Américas, Culturas, Diálogos, El Centavo, El Gallo Ilustrado, La Gaceta del FCE, La Palabra y El Hombre, Los Universitarios, Philología Romana, Plural, Punto de Partida, Revista de Bellas Artes, Revista de Literatura Hispanoamericana, Revista Universidad de México, Sábado, Texto Crítico y Unión. Ha realizado estudios sobre José Gorostiza, Juan Rulfo y Mariano Azuela en las ediciones correspondientes de la colección Archivos, del FCE.